Este fin de semana último, en Pebble Beach, entre Carmel y Monterrey (California, EE. UU.) se han celebrado las más famosas jornadas de subastas de coches clásicos del mundo.
Casi dos centenares de coches han desfilado por la pasarela en busca de un nuevo propietario que lo recibirá con, en muchos casos, más satisfacción que el que los vende. Aunque lo cierto es que los coches clásicos se han convertido durante los años de la crisis en la inversión de refugio más rentable.
En la última década, la apreciación del valor de los coches clásicos ha superado con facilidad la del arte, las monedas, las joyas e incluso el oro. Sin embargo, los expertos advierten de que quienes ven estos coches sólo como una buena inversión podrían quedarse decepcionados.
En primer lugar, aconsejan que nunca se los contemple como un componente central de su cartera de inversiones. El dinero que se destina a ellos debe venir sólo de fondos excedentes. Esto no significa que una caída generalizada de los precios sea inminente pero sí que conviene proceder con cautela. En otras palabras, no perder de vista la diversión que producen los coches clásicos y recordar en todo momento que se están comprando como hobby, no como inversión.
FONDOS DE
INVERSIÓN
Como consecuencia del interés de los coches clásicos han aparecido fondos de inversión dedicados a ellos.
Enfatizan las ganancias enormes de estos coches en comparación con otras clases de activos pero suelen soslayar los gastos de mantenimiento que generan hasta que se quieran volver a subastar. Normalmente se sitúan entre el 2% y el 4% al año con respecto al precio del coche; a lo que habría que sumar en torno a un 20% de los beneficios que produzcan.
Pero eso no es todo, ya que estos fondos de coches clásicos limitan el divertimento que estos producen dejando que los inversores apenas puedan ver el coche que han comprado o cobrándoles una tarifa si se empeñan en conducirlos.
La fascinación por los coches históricos se disparó a finales de 1980, en parte debido a la demanda de Japón cuando la economía de aquel país se disparó. Después, el fácil acceso al crédito y la desconfianza de los inversores por la Bolsa después del colapso bursátil de 1987 en Europa contribuyeron al frenesí que adquirió el aspecto de una burbuja.
Por ejemplo, los valores de los modelos de Ferrari se elevaron ante la idea de que los precios seguirían en alza tras la muerte en 1988 del legendario fundador de la compañía, Enzo Ferrari. Sin embargo, el mercado cambió de rumbo en 1990. Y lo pagaron no sólo los precios de los coches clásicos sino los de algunos superdeportivos, como el Jaguar XJ220 o el Bugatti EB 110, producidos dentro del boom de la apetencia de coches con pedigrí que crearon los clásicos.
Los precios bajaron durante los siguientes siete años y no volvieron a subir hasta el siglo XXI. El principio la recuperación fue moderada; por un momento volvió a bajar al comienzo de la crisis para luego subir como la espuma hasta el día de hoy, cuando las recomendaciones de prudencia vuelven a ser oportunas. En Pebble Beach se marcó un récord en 2014 al totalizar los 400 millones de dólares (340 millones de euros al cambio actual) todos los coches subastados. En 2017, fueron 247 millones pese a que se adjudicó un Ferrari California Competizione por 18,15 millones de dólares.
RECORD BRITANICO
Este año uno de los atractivos ha sido el Porsche 917 K de 1970 que, además de haber participado en diversas pruebas, fue utilizado por Steve McQueen durante el rodaje de la película 24 Horas de Le Mans. Se ha subastado por 14,08 millones de dólares.
Pero esta edición el récord lo ostentan los 22,55 millones de dólares que se han pagado por el Aston Martin DBR1. Es el primer chasis de este deportivo de competición de 1956 y, según la casa de subastas Sotheby's, se convierte en el coche británico más caro vendido en una subasta pública. Supera al Jaguar D-Type de 1955 que hace un año se vendió por 21,8 millones de dólares. Bonhams ha subastado un McLaren F1 de 1995, con motor de 12 cilindros desarrollado por BMW, por 15,62 millones de dólares.
Ferrari cuenta con el mayor número de modelos en los lotes que ha sido subastado. Destaca, por su singular diseño el espectacular 166 MM 212 Fontana de 1950 denominado Uovo (huevo), del que todavía no se ha hecho público su precio, estimado en hasta siete millones.
Analistas seguidores de este tipo de subastas señalan a Ferrari como el valor más seguro bajo este punto de vista. (Fuente: El Mundo Motor) .