Es una misión imposible, por más esfuerzos que se realicen, tratar de comprender por qué en el mundo hay tantas personas dispuestas a matar e incluso inmolarse por asuntos religiosos. Desde el sentido común más elemental no hay formar de explicar motivos que den fundamento a una persona para abrigarse con un chaleco lleno de bombas y hacerlo explotar en una plaza en medio de cientos de personas por lo que cree una guerra santa o algo así. Sin embargo, es lo que sacude de tanto en tanto la paz, resquebraja la cultura del encuentro y peor aún, apaga vidas inocentes sin sentido y con eso cambia para siempre a las familias afectadas que sentirán dolor por ausencias sin razón.
A este clima enrarecido que no cambia a pesar del progreso tecnológico que día a día certifica la humanidad toda se refirió recientemente el Papa argentino Francisco al recibir en el Vaticano a más de 50 participantes de un encuentro promovido por el Instituto de Diálogo Interrreligioso de la Ciudad de Buenos Aires que encabezan el rabino Daniel Goldman, el sehik Omar Abboud y el presbítero Guillermo Marcó.
El Sumo Pontífice consideró que es "injusto" acusar a las religiones "de fomentar odio y ser causa de la violencia".
Durante su mensaje en el Palacio Apostólico vaticano, destacó el encuentro organizado días atrás por el IDI para reflexionar sobre el documento "Fraternidad humana por la paz mundial y la convivencia común", que Jorge Bergoglio firmó en febrero con el líder del mundo islámico suní, Ahmed Al-Tayeb.
Para Francisco, nuestras tradiciones religiosas son una fuente necesaria de inspiración para fomentar una cultura del encuentro, por tanto enfatizó que es fundamental la cooperación interreligiosa, basada en la promoción de un diálogo sincero y respetuoso. Además, indicó que el mundo constantemente nos observa a nosotros, los creyentes, para comprobar cuál es nuestra actitud ante la casa común y ante los derechos humanos. En ese marco, les recordó que la realidad nos pide que colaboremos entre nosotros y con los hombres y mujeres de buena voluntad, que no profesan ninguna religión, para que demos respuestas efectivas a tantas plagas de nuestro mundo, como la guerra y el hambre, la miseria que aflige a millones de personas, la crisis ambiental, la violencia, la corrupción y el degrado moral, la crisis de la familia, de la economía y, sobre todo, la falta de esperanza. La intención del Documento es adoptar la cultura del diálogo como vía, la colaboración común como conducta, el conocimiento recíproco como método y criterio, agregó.
Con firmeza, el Papa Francisco consideró que de ahora en adelante se puede afirmar que las religiones no son un sistema cerrado que no se puede cambiar, sino que están en camino, antes de sentenciar que la fraternidad es una realidad humana compleja, a la cual se debe prestar atención y tratarla con delicadeza. Después disparó una serie de interrogantes a modo de desafío. ¿Cómo cuidarnos recíprocamente en la única familia humana? ¿Cómo alimentar una fraternidad para que no sea teórica y se traduzca en auténtica fraternidad? ¿Cómo podemos hacer prevalecer la inclusión del otro sobre la exclusión en nombre de la propia pertenencia? ¿Qué podemos hacer para que las religiones sean canales de fraternidad en lugar de barreras de división?, se preguntó Bergoglio.
Por último, el jefe de la Iglesia católica afirmó que es importante demostrar que los creyentes somos un factor de paz para las sociedades humanas y así responderemos a quienes injustamente acusan a las religiones de fomentar odio y ser causa de la violencia a la vez que mostró su esperanza para que su mensaje sea recibido por la comunidad internacional, para el bien de toda la familia humana, que debe pasar de la simple tolerancia a la verdadera convivencia y coexistencia pacífica.
Al menos debería ser escuchado por los 1.313 millones 278 mil personas de católicos que hay en el mundo según datos de finales de 2017. La cifra significa un aumento de 14.219.000 fieles, ó 0,06% con respecto al año anterior, según datos publicados por la agencia católica Fides en octubre pasado un día antes de la celebración del Domingo Mundial de las Misiones. Después de tres años consecutivos de declive, el relevamiento que arroja datos al 31 de diciembre de 2017 mostró un crecimiento de católicos en Europa, un continente que registraba una disminución sistemática de bautismos, destacó la agencia ANSA. El aumento afectó a todos los continentes, además de Europa (+ 259 mil), aunque esa expansión fue más marcada en Africa (+5.605.000) y en América (+ 6.083.000); seguida de Asia (+2.080.000) y Oceanía (+191.000).
Otro dato a tener en cuenta surge de la recientemente presentada Segunda Encuesta Nacional sobre Creencias y Actitudes religiosas en Argentina, elaborada por investigadores del Conicet, que revela que creció del 11% en 2008 a 18% en 2019, el porcentaje de personas que considera no tener ninguna religión.