La desclasificación del informe de la comisión investigadora por analizar las causas de la derrota en Malvinas, más conocido como informe Rattenbach, es una noticia saludable para la vida democrática del país, reparando una deuda con un pueblo que fue engañado por sus representantes y conducido hasta los límites más crueles.

El trabajo había sido encargado por la Junta Militar al general Benjamín Rattenbach para tratar de limpiar el rostro de la dictadura ante la vergonzosa retirada de las islas. Tal vez, aunque sólo se trató de una comisión de “análisis y evaluación”, fue la decisión más honrosa tras un conflicto donde sus combatientes, poco a poco fueron pasados al olvido.

Rattenbach, con una trayectoria impecable dentro de las fuerzas, llegó a conclusiones que pusieron al descubierto no sólo lo desacertado que fue la guerra desde el punto de vista político, a esta altura ya por todos conocidos, sino también las falencias que hubo desde el punto de vista militar y la inoperancia de las máximas autoridades de nuestro ejército.

El informe señala que “...las capacidades del enemigo han sido consideradas en forma poco profunda, al igual que el análisis de la probable reacción británica, no existiendo certeza acerca de qué documentos o funcionarios fueron consultados”. Y “el escasísimo aviso previo que se dio a las unidades propias para cumplir misiones de guerra provocó que se enviasen a Malvinas tropas sin adiestramiento ni equipamiento adecuado”.

Además, se expresan que hubo “fallas de coordinación entre comandos”, “falta de preparación del personal y material” y “falta de información del enemigo”. Por otra parte, “no existía un plan de defensa de las islas en caso de que Gran Bretaña decidiera recuperarlas por la fuerza”.

En cuanto a la preparación militar, el informe denuncia la irresponsabilidad de iniciar una guerra cuando “la clase 1963 no había completado su instrucción básica ni se había completado la instrucción elemental de tiro y combate”. “No se previeron las necesidades de orden logístico” que “fue causa de serios problemas de desnutrición” de los soldados. Además de la “falta de capacidad integral de la flota”. El 60 por ciento de las bombas argentinas sobre buques británicos “no explotaron porque no tenían su tren de fuego preparado para blancos navales”.

Con respecto al comandante militar de Malvinas, general Menéndez, “observamos un escaso empleo de lo que nuestra doctrina señala como un arbitrio esencial para la conducción: la presencia del comandante”. En cuanto al general Parada, el informe sostiene: “Existió en la Brigada Infantería III una profunda ignorancia sobre el estado de las Fuerzas, lo que tuvo su origen... en la ausencia del comandante, quien instaló su puesto de comando en una casa donde vivía con gran parte de su Estado Mayor y personal de seguridad.”.

Finalmente se encuadra en lo penal a Galtieri, Anaya, Mabragaña y Reposi en delitos que merecen la pena de muerte o reclusión por tiempo indeterminado y otras penas para altos jefes. Y se llega así también a Astiz “por haberse rendido sin oponer resistencia”.

Se trata de un documento que debe empezar a formar parte de toda biblioteca popular y escolar, que debe estar en manos de cuanta secretaría de Cultura haya en el país, y con la posibilidad también de poder acceder a él en forma gratuita a través de internet. Como lo es el Nunca Más. Un texto para conocer desde adentro la desafortunada aventura bélica de nuestros generales, que costó la vida de tantos jóvenes inocentes.

Bien lo definió Osvaldo Bayer en una columna publicada recientemente en Página/12, de donde se obtuvieron algunos de los pasajes mencionados del informe. Malvinas: “la única guerra del mundo donde murieron los soldados y se rindieron todos los generales, almirantes, brigadieres, coroneles, vicealmirantes, contraalmirantes, mayores, capitanes, sargentos, cabos primeros. Y todos esos generales, almirantes y brigadieres van muriendo en la cama, poco a poco, con pensión completa”.