Editorial

El gran legado

El gran legado

Este miércoles 17 de agosto está muchísimo más allá del rojo de los feriados que pueda marcar el calendario, y de sus corrimientos -este año trasladado al próximo lunes 22-, pues la fecha marca un momento realmente histórico para nuestra nacionalidad, el fallecimiento del general José de San Martín, de lo cual en esta ocasión se cumplen 161 años. Y aún separados por tantísimo tiempo, su legado continúa sirviendo como incomparable ejemplo, el que todos deberíamos seguir para alcanzar objetivos que han sido tantas veces declamados, pero nunca alcanzados.

La determinación, el coraje, la disciplina y un profundo conocimiento y comprensión de la política y del poder, son los elementos que forman parte de ese legado al que aludimos, el cual debe iluminar a todos los argentinos, y muy especialmente, a aquellos que tienen la responsabilidad de dirigir, de gobernar, de enfilar nuestro destino hacia horizontes más promisorios. Es que la inspiración sanmartiniana, sigue siendo incomparable, constituyéndose en el espejo en que todos deberíamos mirarnos para encontrar algunos valores, esos que son indispensables para las grandes tareas, que nos permitan la perspectiva de una vida mejor, de una nación mucho mejor, consolidada en nuestros objetivos pero también en su proyección hacia el mundo.

La disciplina, ese valor decisivo en todos los logros, fue uno de los rasgos más destacados del Libertador. Es que la disciplina la impuso con rigidez a sus hombres, además de imponer premios y castigos para las buenas acciones y los hechos negativos, pero por sobre todas las cosas esa misma disciplina férrea e inalterable, se la impuso a si mismo, ya que siempre entendió, en todas las acciones que guiaron su vida, que sin disciplina absolutamente nada era posible, pues se trata del principal elemento que consolida los logros y conquistas. De tal modo lo entendió y así lo cumplió sin renunciamientos.

Pero claro, eso no fue todo, pues según lo sostiene el historiador Daniel Balmaceda en algunas de sus publicaciones, otro valor al cual San Martín le adjudicó esencial significado fue a la educación, ya que de acuerdo con su entender, un pueblo instruído era capaz de generar los anticuerpos necesarios para enfrentar cualquier tipo de contingencia. Y justamente en nuestro tiempo, es que la educación mantiene plena vigencia de ese pensamiento, ya que es mediante esa herramienta que se dispondrá de la posibilidad de recuperar muchos valores, como el trabajo y la dignidad por ejemplo, que se han ido deteriorando.

La determinación, siempre según el historiador mencionado, fue otro de los aspectos destacados en la personalidad del Libertador, ya que elaboraba un plan, fijaba los objetivos y trabajaba con el máximo de ingenio y esfuerzo para poder cumplirlo. La idea de cruzar los Andes para liberar a Chile y Perú del dominio de España, fue tomada como descabellada e irrealizable, pero San Martín la llevó adelante y la coronó con el consabido éxito. Fueron ocho años de trabajo, de muchos renunciamientos a la satisfacción personal, y de gran esfuerzo,  para poder llevar adelante una iniciativa que había surgido de la nada y que sólo anidaba en su imaginación, convirtiéndose en el Libertador de América.

Pero además, y por sobre los valores ya destacados, tuvo San Martín un profundo dominio del arte de la política, como así también del manejo del poder, una combinación que es muy difícil de combinar adecuadamente en una sola persona. Y el prócer lo tuvo, permitiéndole alcanzar objetivos que de otra forma no hubiesen sido posibles. Seguramente en este y en todos los tiempos, de tantas ambiciones de poder como de políticos que naufragaron en sus intentos por gobernar con eficiencia, el haber repaso prolijamente las reflexiones de San Martín, y por sobre todo las que dejó merced a su ejemplo, hubiesen mejorado notablemente las posibilidades de haberle dado a la Argentina un despegue que aún no fue alcanzado.

Cuando esta tarde suene el clarín en el exacto momento en que la vida de San Martín se apagaba en 1850, que todos pensemos en él y nos inspiremos en sus pensamientos y sus acciones, pues es la forma más directa y adecuada para que de una vez por todas aspiremos a metas y objetivos mejores.

¡Vaya nuestro recuerdo y homenaje al Libertador!

Autor: Redacción

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