En la víspera dejó de existir Ana María Vottero, una estimada vecina de esta ciudad, que por su especial don de gentes se había ganado la estima y respeto de sus convecinos.

La extinta, una reconocida médica que atendía pacientes no sólo de la ciudad, sino de toda la región, ejerciendo su profesión con especial dedicación.

Amante de los viajes, los que concretó con gran asiduidad, especialmente a Italia, las emociones y vicisitudes que estos despertaban en ella, las plasmaba en detalladas crónicas que fueron reflejadas, durante muchos años en las páginas de LA OPINION.

Años atrás había sufrido una dolencia que la había dejado postrada, y su deceso se produce pocos días después del fallecimiento de quien fuera su compañero de vida, Walter Saione.

Sus restos serán sepultados esta mañana a las 10 en el cementerio municipal, previo oficio religioso en la catedral San Rafael.