La popular ley de Murphy que conocemos todos dice que si algo puede salir mal, saldrá mal. Antes de las elecciones primarias, los partidos o alianzas opositoras insistían en sus cuestionamientos a la decisión del Gobierno nacional de modificar la forma en que se enviaban los telegramas desde los lugares de votación hacia el centro donde se cargan los resultados en el marco del escrutinio provisorio. Más allá de estas críticas y los cambios ordenados por la Justicia electoral en busca de una total transparencia y de reducir la posibilidad de que se cometan errores, finalmente se han verificado irregulares según el informe elevado por los veedores judiciales que se encargaron del control.
Bien podría afirmarse, entonces, que si algo podía salir mal en el recuento provisional de votos que estuvo a cargo de la polémica empresa Smartmatic, salió mal de acuerdo a las conclusiones presentadas por los auditores del sistema. El escrutinio funcionó de "forma totalmente defectuosa" evaluaron los peritos aunque todo quedó en segundo plano a partir del amplio triunfo de un candidato opositor en los comicios del 11 de agosto. Es decir, si la principal alianza electoral que sospechaba de una eventual falta de transparencia del conteo de los votos termina imponiéndose en las urnas por una diferencia de 15 puntos, el debate en torno a estas modificaciones es prácticamente inútil y una pérdida de tiempo aunque eso no quita que se busquen corregir lo que salió mal en términos de Murphy.
Según se desprende del informe que presentaron ante la jueza con competencia electoral María Romilda Servini de Cubría, quien dispuso la designación de veedores ante los reclamos que habían planteado desde el Frente de Todos con anterioridad a las primarias, el sistema no se pudo poner a funcionar en la sala destinada para ellos, y funcionó sólo un rato en las terminales de los fiscales donde tuvieron que bajar la aplicación de fiscales. Y a pesar de tener información suficiente a las 21.15, no pudo dar información hasta las 22.30, agregaron.
De todas formas, no todo está tan mal. En el documento presentado los veedores aaclararon que el sistema de transmisión de telegramas, que consistía en la novedad en este escrutinio y que había generado dudas, funcionó adecuadamente y en forma segura a tal punto que a las 21.15 se había superado la cantidad de telegramas exigidos por el juzgado.
Finalmente, los veedores recomendaron que para el próximo acto eleccionario sería necesario que la empresa Smartmatic mejore sustancialmente la aplicación de consulta y la Dirección Nacional Electoral (DINE) haga pruebas intensivas sobre la misma. En respuesta a estos planteos, el secretario de Asuntos Institucionales del Ministerio del Interior, Adrián Pérez, afirmó que las fallas que se registraron en las PASO del 11 de agosto en el sistema de recuento provisional de resultados, operado por la empresa SmartMatic, son "subsanables" y ya se está trabajando para solucionarlas, de cara a las elecciones del 27 de octubre.
Por el lado de la empresa Smartmatic, que tuvo a su cargo el escrutinio de las PASO el 11 de agosto, informó que priorizó el proceso de carga y cómputo de telegramas, en el escrutinio provisorio y desactivó el módulo de consulta, ante la posibilidad de que esa aplicación comprometiera el desempeño de la base de datos. Smartmatic aseguró que la recomendación de los veedores informáticos "no se refiere a ninguno de los dos procesos" en los que participó la empresa, -transmisión y procesamiento de datos-, sino que tiene que ver con el módulo de consulta que se habilita para que los fiscales partidarios puedan monitorear la elección. Además, precisó que para el módulo de consulta, recibió y cumplió con múltiples modificaciones requeridas, así como con la incorporación de nuevas configuraciones de telegramas y actualizaciones del padrón electoral, incluso durante el día de las elecciones.
Más allá de las sugerencias para mejorar el sistema del escrutinio provisorio, en un país donde la grieta asoma cada rato, lo ideal es dar garantías sobre la transparencia de las elecciones. No aportan nada las sospechas y las denuncias sobre posibles fraudes cuando no se han presentado ni el más mínimo indicio de una actitud de este tipo. Solo se pone en duda el resultado cuando se pierde una elección. Vaya paradoja después de las PASO, los que defendían el sistema pero perdieron categóricamente deslizaron la posibilidad de un fraude en medio de las dificultades para aceptar la dura derrota, mientras que quienes cuestionaban pero terminaron ganando por 15 puntos de diferencia se olvidaron de la falta de garantías del escrutinio provisorio.