Editorial

El EI y la guerra de Siria

Desde marzo de 2011, la guerra de Siria ha registrado más de 360.000 muertos a la vez que ha forzado el desplazamiento de millones de personas en este país fragmentado por un conflicto complejo. El fin de semana, las Fuerzas Democráticas Sirias (FDS), una coalición kurdoárabe apoyada por Estados Unidos, proclamaron la derrota total del Estado Islámico (EI) en Siria, un hito importante en una guerra que el 15 de marzo cumplió ocho años. Ese día de 2011, en el marco de la Primavera Arabe estalló un movimiento de protesta en Siria, gobernada con mano de hierro durante los últimos 40 años por la familia Al Asad (Bashar sucedió en 2000 a su padre, Hafez).

En junio de 2014, el grupo yihadista Estado Islámico (EI) proclamó un "califato" en los territorios conquistados en Siria, donde Raqa (norte) se convierte en su principal bastión, y en el vecino Irak. Y en septiembre, una coalición internacional dirigida por Estados Unidos lanzó los primeros bombardeos aéreos contra el EI en Siria.

En Raqa, el grupo EI liderado por Abu Bakr Al Bagdadi llevó a cabo numerosas decapitaciones, ejecuciones masivas, violaciones, raptos, limpieza étnica. El grupo lapidaba a las mujeres sospechosas de adulterio e infligía atroces asesinatos a los homosexuales. Algunas atrocidades se grabaron en videos, que se convirtieron en una herramienta de propaganda de los yihadistas. En Irak, el grupo, que se adueñó de la tierra histórica de los yazidíes, en los montes Sinjar (norte), transformó en niños soldado a los más jóvenes, y condenó a miles de mujeres a trabajos forzados y esclavitud sexual.

Con el apoyo aéreo y de la artillería de la coalición internacional integrada entre otros por Estados Unidos y Rusia, las FDS lanzaron el 9 de febrero de este 2019 el asalto final contra Baghuz, el último reducto del EI. Desde el inicio del asalto final, más de 67.000 personas, entre ellas 5.000 yihadistas con sus familias, salieron de esa ciudad.

El 23 de marzo, tras conquistar Baghuz, las FDS proclamaron la "total eliminación del supuesto califato". Sin embargo, los expertos consideran que combatientes del EI se dispersaron en las regiones desérticas de Siria. De esta manera, la eliminación del "califato" territorial del grupo yihadista cierra un largo y trágico capítulo del conflicto sirio pero la guerra que destruye Siria desde hace más de ocho años está lejos de su fin.

La victoria tras casi cinco años de combates no pone punto y final a la lucha contra la organización yihadista más temida de la historia moderna, porque los yihadistas están en el desierto que va del centro de Siria hasta la frontera con Irak así como células "durmientes" listas para volver a la acción, incluso en los territorios controlados por los kurdos. Algunas de esas células ya reivindicaron atentados. Y otro temor es que pueda suceder en Europa, donde de tanto en tanto aparecen los denominados lobos solitarios que a través de distintos recursos golpean el corazón de las democracias europeas. "En el futuro inmediato, el EI se concentrará totalmente en las tácticas de guerrilla y en los ataques puntuales y no en los esfuerzos de reconquista de los territorios" en Siria, dice Tore Hamming, un experto de los movimientos yihadistas del Instituto Universitario Europeo (Italie). "Para el grupo es importante continuar mostrando su fuerza", añade.

Abu Bakr Al Bagdadi, considerado en la actualidad el hombre más buscado del mundo, perdió su "califato", antaño tan grande como Inglaterra, y se halla escondido en la actualidad en el desierto sirio, mientras que su EI no es más que un puñado de células clandestinas. Quien un día presidiera los destinos de siete millones de habitantes, en grandes extensiones de Siria y en casi un tercio de Irak, solo dirige hoy a tropas dispersas que ni siquiera pueden localizarle.   Estados Unidos ofrece 25 millones de dólares por la captura del jefe yihadista de 47 años, cuya muerte se ha anunciado varias veces, sin confirmarla nunca.  

El iraquí, que padece diabetes, resultó herido al menos una vez. Tras haber sobrevivido a varios ataques aéreos, hace honor a su apodo ahora más que nunca, "el fantasma". Especialistas dicen que está rodeado por su hermano, su chofer y guardaespaldas y un mensajero y que se encuentran en la región de la Badia, una zona desértica que se extiende desde el centro de Siria hasta la frontera iraquí. Fue allí donde su hijo Hudayfah Al Badri fue abatido el pasado julio, alcanzado en la cueva donde se escondía por tres misiles rusos teledirigidos, recuerda el investigador.

A partir de sus éxitos militares y su cuidada propaganda, el EI terminó atrayendo a miles de seguidores de todo el planeta, incluso de países del primer mundo. El grupo ultrarradical se ha reivindicado, de forma más o menos oportuna, en ataques cometidos en todo el mundo. Y ahora a pesar de haber sido vencido en el territorio, aún insta a sus simpatizantes a continuar la "yihad". Así, el miedo al terrorismo obliga a mantener la guarda alta. 







Autor: REDACCION

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