Con la economía argentina pendiendo de un hilo y muy expuesta al humor de los mercados internacionales, desde este lunes el Gobierno nacional deberá maximizar sus esfuerzos para controlar las variables económicas comenzando con el dólar. Tras los resultados de las elecciones primarias, la discusión sobre la transparencia del escrutinio provisorio, cuestionado en los últimos días a partir de las modificaciones incorporadas en la transmisión de los telegramas desde los centros de votación, pasó a un plano secundario. Ahora la principal preocupación gira en torno a la gobernabilidad hasta el 10 de diciembre a raíz de la paliza electoral que sufrió el partido de gobierno, que quedó en una posición de extrema debilidad.
La reacción de los mercados es el gran interrogante aunque anoche ya se podía percibir en la cotización del dólar de las sociedades de bolsa que operan online, con una cotización de 48,50 pesos. ¿Cómo seguirá la gestión del Gobierno en este nuevo escenario de inestabilidad en el que ni los más optimistas pueden creer en que los resultados puedan darse vuelta en poco más de dos meses? Y la otra pregunta es si el dólar sube sustancialmente impactará sin remedio en la estructura de precios relativos, por lo que se recalentará la inflación, un mal endémico de la economía argentina que no ha podido ser solucionado ni por la actual administración nacional ni por la anterior.
Por tanto, no sólo quedará observar cada decisión del gobierno nacional sino también cada palabra y gesto que venga del Frente de Todos, cuyo candidato a presidente Alberto Fernández, también será monitoreado por los mercados de aquí y de allá. Con este panorama, la mesura será una buena consejera considerando que a nadie le conviene un empeoramiento de la crisis, ni a Macri que tiene dificultades en gestionarla, ni tampoco a Fernández, quien si bien se prueba el traje no debiera estar interesado en heredar un país peor del que está ahora.
Vale la pena una mirada al informe sobre el dólar que publicó ayer el Instituto para el Desarrollo Social Argentino (Idesa), en el que aborda la fragilidad cambiaria. A los problemas estructurales que persisten de larga data, se le agrega la intensificación de la incertidumbre política y un contexto internacional más convulsionado debido a la profundización del conflicto entre Estados Unidos y China, dice.
Sin minimizar la importancia de estos factores externos, resulta necesario evaluar las razones internas que determinan la relativa tranquilidad del dólar en los últimos meses y sus consecuencias. Para ello es útil apelar al balance cambiario del Banco Central que registra las compras y ventas de dólares en el mercado oficial. Tomando los principales factores de demanda y oferta de dólares, entre el primer semestre del 2018 y el mismo período del 2019 se observa que la oferta de dólares de los exportadores se mantuvo estable en unos U$S 26 mil millones. Además, que la demanda de dólares para atesoramiento se redujo en aproximadamente U$S 2,6 mil millones. Y que la demanda de dólares para importaciones cayó en U$S 8,8 mil millones. Estos datos muestran que en el corriente año hay una menor presión sobre el mercado de cambios. Pero esto no es producto, como se esperaba, de una mayor entrada de dólares por exportaciones, fundamentalmente del campo. El factor clave para la tranquilidad cambiaria es la menor demanda de dólares para atesoramiento y, fundamentalmente, por la brusca caída en las importaciones. En este proceso, las muy altas tasas de interés juegan un rol central desalentando el atesoramiento de dólares y, vía recesión, induciendo la caída en las importaciones.
En otras palabras, subraya Idesa, el dólar está calmo precisamente porque la economía está paralizada. Esta precaria condición sobre la que se sostiene la estabilidad del dólar es la que descalifica por inconsistentes muchas promesas hechas en la campaña electoral. Sin mayor oferta de dólares, el aumento en la demanda de dólares hará que la situación cambiaria vuelva a desestabilizarse. El camino para salir de esta encrucijada es aumentar la oferta de dólares. La vía genuina y sostenible de hacerlo es multiplicando las exportaciones en base a una mayor productividad. Condición ineludible para ello es un profundo reordenamiento del Estado. Entre otros temas, es necesario abordar con una estrategia acordada entre la Nación y las provincias un replanteo tributario para eliminar, simplificar y unificar impuestos, reformar el sistema previsional moderando el crecimiento del gasto donde es más inequitativo, eliminar organismos nacionales que se superponen con funciones provinciales y municipales e incorporar en la gestión nuevas tecnologías.
Lamentablemente, estos temas no fueron abordados ni elípticamente en la campaña electoral. No se asume que la inestabilidad cambiaria, la inflación, la recesión y el ajuste fiscal son las consecuencias del oportunismo y la falta de seriedad de las promesas hechas en las campañas del pasado, concluye Idesa. Con el resultado puesto de las elecciones, el dólar volverá a ser noticia desde hoy. Y parte de la gobernabilidad dependerá de la capacidad del Gobierno para controlar la situación, aunque con ayuda de quien se perfila para asumir en diciembre.