Suplemento Economía

El dólar complica la campaña oficialista

FOTO ARCHIVO NA COTIZACION. El dólar perforó la barrera de los 18 pesos y genera intranquilidad.

Por

encima de los 18 pesos el dólar adquirió un protagonismo indeseado

en la campaña electoral, para preocupación de los arquitectos

políticos de Cambiemos, que ya tenían bastante con el regreso de

una Cristina Fernández ´aggiornada´ para tratar de captar a la

clase media.

El presidente del Banco Central, Federico Sturzenegger,

acostumbrado a la prolijidad de los power points y las hojas de

cálculo, se le podrían quemar los papeles si los mercados

consolidan su decisión de compensar el retraso cambiario antes de

las elecciones primarias.

Los nubarrones se dibujan en el horizonte del oficialismo, que

pareció subestimar la capacidad de daño que Cristina mantiene para

los mercados.

La mayor pesadilla del establishment parece ser el retorno de

la ex presidenta al gobierno, convencidos de que su tercer mandato

podría envolver a la Argentina en forma definitiva en escenas de

"chavismo explícito" y llevar al país a una economía cerrada.


El mercado no olvida que asesores de Cristina la habían

convencido de que el país podía realmente "Vivir con lo nuestro",

reduciendo al máximo las importaciones y peleándose con el resto

del mundo.

Para ello hicieron falta el cepo cambiario, las limitaciones

para operar en el mercado de divisas y el filtro de las compras al

exterior a través de las Declaraciones Juradas de Importación, las

temibles DJAIS, que no hicieron más que llevar a niveles

estratosféricos los nichos de corrupción en la Aduana.


En el oficialismo hay molestia con Sturzenegger: consideran

que se le escapó la tortuga en el peor momento con el manejo del

dólar, y que ingenuamente creyó que se podía dejar librado a la

oferta y la demanda la cotización de la divisa ante la proximidad

de las elecciones.

"Esto es Argentina, con el dólar no se jode en las elecciones",

dijo un macrista de paladar negro que se siente lejos de "Sturze".


Algo parecido había afirmado el fallecido ex presidente Néstor

Kirchner, quien tenía un olfato especial sobre los fundamentos que

movían el amperímetro de los argentinos.

Los arquitectos de la campaña electoral oficialista se

preguntan qué sentido tiene no salir a cortar de raíz los intentos

de devaluación si se tienen las reservas más que suficientes en el

Banco Central.

Sturzenegger no dio respuesta a eso todavía, y su explicación

de que deja actuar a las fuerzas del mercado en libertad es

temeraria para una Argentina acostumbrada a fluctuaciones bruscas

del mercado y disparadas inflacionarias de distintos calibre.

No es el único reproche que llega desde la Casa Rosada al BCRA:

aunque traten de disimularlo, es evidente que la suba del dólar ya

pegó en los precios, y no sólo en la canasta básica.


Electrodomésticos y autos no pueden escapar a la presión que

ejerce la cotización de la divisa norteamericana, y eso ya se nota

en la calle. ¿Lo reflejará el relevamiento de un INDEC que busca

mejorar su credibilidad?

Las principales espadas políticas de Cambiemos ya advirtieron

que la escalada del dólar es inflacionaria y puede terminar de

sepultar las chances de ganarle a Cristina en la estratégica

provincia de Buenos Aires.


Como el "costo país" en su momento, la disparada del dólar

afecta a los oficialismos y tiene capacidad demoledora ante

cualquier intento de mostrar noticias positivas.

El problema para el gobierno es que mientras no puede

capitalizar el incipiente crecimiento, la devaluación le puede

volar por el aire los planes de exhibir una economía en

recuperación.

Cuesta creerlo, pero décadas de devaluaciones periódicas

parecen no haberle hecho aprender a la clase política que era

cierto nomás, con el dólar no se jode. 


 

Autor: José Calero

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