Editorial

El distinguido

Hay muchísimos rafaelinos que hicieron honor a su lugar de origen. Oreste Santiago Berta es uno de ellos, quien fue recientemente distinguido en el Senado de la Nación con la mención de honor "Domingo Faustino Sarmiento", por iniciativa de la legisladora macrista cordobesa Laura Rodríguez Machado, concretando de tal manera un justo reconocimiento a quien fue un destacado artesano de la mecánica motriz deportiva, llegando a brillar no sólo en el país, sino también en el exterior, desde donde fue elogiada su tarea al punto de convertirse en un participante de la preparación de motores en los Estados Unidos y también reconocido en Europa.

Su historia, a lo largo de sus 77 años, desborda de logros, conquistas e innovaciones que están reservadas sólo hacia aquellos que son en realidad la excepción de la norma. Nació aquí en Rafaela, parte de una conocida familia, y ya desde los 10 años sus juguetes eran herramientas y una muy fuerte inclinación por la mecánica. Su vida cambió definitivamente a los 15 años, cuando por primera vez tuvo en su poder un motor a explosión de 48cc. el cual montó en un cucciolo, recordándose aún de parte de rafaelinos memoriosos de aquellos tiempos, cuando la ciudad era de siestas y días tranquilos, viéndose alterado el silencio con el atronador ruido de las motitos de Oreste cuando probaba los motores en los que experimentaba.

Berta fue una verdadera y auténtica versión de los hombres que se hicieron a si mismo -self-made men tal dicen los ingleses-, ya que cuando inició sus estudios superiores optó por ser un autodidacta, ya que, según dijo en un reportaje "estudiando por mis propios medios aprendía más que siguiendo el programa de los profesores". De todos modos cursó uno años en la Facultad pues su sueño de niño había sido ser ingeniero mecánico, pero mientras se estaba preparando para rendir libre tuvo un diferencia con un profesor por discutir una teoría. Cómo habrá sido su fama, incluso en sus comienzos, que aún siendo "ingeniero sin título" fue becado desde los Estados Unidos para preparar motores.

Ya casado con una rafaelina, Liliana Dentesano -hija del odontólogo Homero Dentesano, quien había sido profesor de Oreste en la secundaria-, padres de Cheryl y Brian, agregándose luego Orestito, al regresar de los Estados Unidos y luego de una radicación en San Francisco -donde vivía su abuelo-, la familia se instaló definitivamente en la localidad cordobesa serrana Alta Gracia, frente al Golf Club, surgiendo de ahí el mote de "el Mago", tras sus exitosas intervenciones en la preparación de motores, que eran requeridos no sólo por fábricas argentinas -así surgió una estrecha relación con Kaiser-, sino también desde el extranjero.

Ahí mismo, en Alta Gracia, levantó "la Fortaleza", tal como fue conocido el lugar donde Berta desarrolló su intensa labor de creatividad en la mecánica automotriz de competición, donde se tejieron las historias de tantos logros que trascendieron al mundo entero. Preparó motores, construyó automóviles de carrera de casi todas las categorías y con el Berta-LR llegó a competir a nivel internacional, construyendo también un motor para la F-1 internacional aunque nunca llegó a concretarse su participación. Pero sin dudas, una de sus conquistas más resonantes fue con los Torino en las 84 Horas de Nurburgring, donde tres coches participaron de la "misión argentina" en 1969, compartiendo Oreste la conducción del equipo nada menos que con Juan Manuel Fangio. Uno de los coches argentinos llegó primero, pero fue penalizado y quedó en el cuarto lugar. Toda una hazaña que quedó en la historia, en aquél tiempo, sorprendiendo al mundo. El rafaelino fue el principal responsable, nada menos que de los motores que debieron enfrentarse a las más cotizadas marcas del mundo.

Se trata el presente, de un somero repaso de la intensa vida de Oreste Berta, un rafaelino que trascendió las fronteras, sostenida en su enorme capacidad innovadora combinada con la pasión y el esfuerzo. Seguramente la cronología de los hechos y la mención de algunos de ellos no tenga la precisión de una nota con pretensiones biográficas -como en alguna ocasión anterior se publicó en este mismo Diario-, pero si el intento de ubicar en tiempo y espacio de quien se trata. Un coterráneo famoso.






 

Autor: REDACCION

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