Editorial

El Día Mundial del ACV

Se conmemora hoy el Día Mundial del Accidente Cerebrovascular (ACV), una patología que constituye la segunda causa de muerte y la primera de discapacidad entre los adultos a nivel global, según la Organización Mundial de la Salud (OMS). El reciente fallecimiento del reconocido músico argentino, Gustavo Cerati, como consecuencia de un ACV que sufrió hace cuatro años cuando finalizaba un recital en Venezuela, instaló nuevamente el ataque cerebral en la agenda pública y sobre la necesidad de tomar precauciones para evitarlo. 

"Según datos estadísticos del registro Renacer, realizado por la Sociedad Neurológica Argentina, la incidencia del ACV en nuestro país es aproximadamente de 270 casos por cada 100.000 habitantes. En Argentina, cada cuatro minutos una persona sufre un ataque cerebral, es decir entre 130.000 y 140.000 personas por año", indicó la especialista Alejandra Amengual, neuróloga del Servicio de Neurología Cognitiva del FLENI de Buenos Aires. 

La profesional alertó que el riesgo de sufrir un ACV se incrementa con la edad, pero también puede afectar a personas jóvenes con factores de riesgo. "No hay una tendencia concreta a que esté aumentando la incidencia en pacientes jóvenes, pero sí es cierto que últimamente hubo muchos casos que revistieron notoriedad y alertaron respecto a este hecho", sostuvo. 

¿Cuáles son estas señales de alarma? La más frecuente es la falta de sensibilidad, debilidad o parálisis repentinas en la cara, el brazo o la pierna, especialmente en un lado del cuerpo; confusión súbita, problemas repentinos para hablar o entender; problemas repentinos para ver con uno o los dos ojos; dificultades para caminar, mareo, vértigo, pérdida del equilibrio o falta de coordinación; dolor de cabeza súbito y de máxima intensidad.

Los especialistas aseguran que los factores de riesgo para el ACV se dividen en controlables o no controlables. En este sentido, reconocen que la hipertensión arterial es el factor de riesgo controlable más frecuente ya que está presente en el 80% de las personas que desarrollan esta patología. "La estadística dada por estudios clínicos asegura que uno de cada tres hipertensos de grado severo puede tener un ACV en los próximos cinco años si no es tratado adecuadamente", subraya Amengual. 

Asimismo, en Argentina el 22% de las personas que sufren un ACV son diabéticos, por lo cual el control de esta enfermedad resulta indispensable. Además, el colesterol elevado es peligroso porque puede obstruir las arterias que irrigan al cerebro mientras que otros factores de riesgo que pueden conducir a un ataque cerebral es el abuso de alcohol, tabaco y drogas ilícitas. 

Pero no son los únicos, ya que la obesidad y la falta de actividad física representan factores que aumentan el riesgo aunque también es cierto que se colocan en la columna de los controlables. 

Del otro lado, entre los factores no controlables, se encuentran según enumera Amengual la edad, ya que a partir de los 55 años aumenta el peligro; el género, dado que los hombres son más propensos a tener un ACV; la herencia, ya que se detecta una tendencia familiar; los antecedentes personales, pues las personas que ya tuvieron un ACV presentan un peligro elevado de desarrollar otro ACV; y algunas arritmias y cardiopatías. 

Como prevenir es mejor que curar, los expertos aconsejan, para evitar o al menos reducir la probabilidad de sufrir un accidente cerebrovascular, efectuarse controles médicos regulares, un estricto control de la presión arterial, de la diabetes y de las enfermedades del corazón y dejar de fumar. También poner bajo supervisión médica una dieta y un plan de ejercicios físicos. 

Por su parte, el Centro de Estudios Especializado en Trastornos de Ansiedad (CEETA) advierte sobre la relación que tiene el ACV con los trastornos de ansiedad y asegura que es de suma importancia la prevención para disminuir los riesgos. A través de un tratamiento especializado, las personas que padecen algún tipo de trastorno de ansiedad, pueden disminuir en forma determinante la posibilidad de desencadenar una patología biológica como lo son un ACV o una cardiopatía.

Cuando una persona tiene un alto grado de ansiedad hay una gran posibilidad que este trastorno provoque patologías de tipo vasculares, ya sea un ACV o, en otros casos, accidentes cardiovasculares como podría ser un infarto. La directora del CEETA, Gabriela Martínez Castro expresó que estas dos patologías tienen una estrecha relación siempre y cuando la persona tiende a sufrir trastornos de ansiedad y, a su vez, padece algún tipo de problemática, como por ejemplo presión arterial muy alta. "Cabe destacar que estamos hablando siempre de personas que tienen una alta predisposición biológica o están padeciendo una patología vascular grave, conocida o no por el paciente, para que un trastorno de ansiedad pueda se desencadenar en un ACV", aclaró.

En este Día dedicado a la concientización y a la prevención la sugerencia para quienes tengan más factores de riesgo es efectuar la consulta con el médico. 

Autor: REDACCION

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