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"El despertar de lo humano" ante el drama actual del coronavirus

NOTA II


La presentación del libro “El despertar de lo humano”, de Julián Carrón, se concretó a mediados de mayo pasado bajo la modalidad de diálogo abierto a través de un encuentro virtual organizado por la comunidad de Rafaela y en el que participaron Obispo de la Diócesis local, monseñor Luis Alberto Fernández, y el amigo Alejandro Bonet. A continuación la segunda parte de las reflexiones que surgieron en el marco de este conversatorio que buscó respuestas ante la pregunta  "¿cómo nos puede ayudar el libro de Julián Carrón?".


Alejandro Bonet -Entonces me permito llegar a lo central; el título del libro: Cuando se empieza a despertar lo humano… Julián Carrón dice: “pero sucumbir al miedo no es el único camino, en momentos como este queda al descubierto el camino de la maduración que cada uno ha hecho, personalmente y junto a otros…” Luego vienen dos afirmaciones que me parecieron centrales; “la fuerza de sujeto que radica en la intensidad de su autoconciencia” es decir, “de la percepción de los valores que tiene su personalidad, y de la disponibilidad para aceptar la llamada que viene de la realidad. No tenemos otro lugar en el qué jugarnos la vida, como significado o destino; no tenemos otro modo de caminar hacia nuestro cumplimiento, fuera de las circunstancias en las que nos encontramos. La única condición para ser verdaderamente siempre religiosos es vivir intensamente la realidad”.

Mons. Luis Fernández -Como lo expresa Carrón, ¡es tan importante cómo podemos transformar la cuarentena en un desafío!, sobre todo, cuando entramos en esta interioridad y el hombre llega a lo más profundo, que es su conciencia, pero también, en el diálogo que se tiene que ir dando con la realidad, para que nunca deje de asombrarnos, de causarnos estupor. Sobre todo, para encontrarnos y darnos cuenta de que podemos ayudarnos en transformar esos miedos en desafíos. Esto también lo dice Julián, citando a Francisco – en la barca estamos todos, no es que esto le ocurre a uno, o a otros; sino que en ese sentirse comunidad, pueblo, y humanidad, vamos con esta razón al diálogo con la realidad, que puede transformar ese miedo en desafío, desde una espiritualidad donde nadie queda afuera. Porque en esta barca estamos todos, todos, para bien o para mal. Y el bien que queremos es este desafío, para que, saliendo de los miedos, podamos ir en el proceso en que el estamos, tratando de que la humanidad entera también pueda salir de esto.


Alejandro Bonet -Carrón plantea además qué es lo que puede sostenernos en este vértigo, ante la provocación de la realidad. Y responde; “lo que puede sostenernos es una compañía humana, no extrínseca, no yuxtapuesta a la vida… que no anestesia las preguntas que urgen dentro de nosotros, que nos sostiene para mirarlas a la cara y no huir…” Pregunta: ¿qué vence el miedo en un niño? La presencia de su madre. Una presencia, este método vale para todos.... Luego dice algo que es conmovedor; “Dios no ha podido responder el sufrimiento, la soledad de la vida, con una explicación, sino con una presencia”

Mons. Luis Fernández -Antes de entrar en estas últimas frases de Carrón que son tan profundas, qué importante es cuando la realidad es aquella que despierta en uno, la vocación. Porque esta realidad llama a esa auto conciencia, despierta ese llamado para que cada uno pueda responder, realmente, desde ese único lugar en el mundo, y darle cauce. Ahora sí, con respecto a lo que acaba de mencionar no podemos encontrar una respuesta sin mirar la Encarnación del Verbo. Lo explica muy bien Carrón, Jesús no vino a enseñar, fundamentalmente ¡vino El! Es la presencia de Dios en medio de nosotros. Por eso lo explica con tanta fuerza y claridad; el Verbo no son enseñanzas, no son conceptos. Lo que más asombra de esta realidad es que Él vino a ponerse en nuestro lugar, en nuestra situación. Es una presencia fundamental, que viene a salvarnos no sólo de nuestros miedos o fragilidades, sino de algo mucho más profundo, que es la muerte y la existencia.


Alejandro Bonet -Los últimos puntos señalan cómo puede el hombre delante de lo que sucede reconocer la verdad de estas afirmaciones, que “solo se vuelven creíbles, si vemos aquí y ahora personas en las que se documente la victoria del Cristo sobre el miedo y sobre la muerte, una presencia real y contemporánea…” “Más que cualquier discurso tranquilizador o receta moral, lo que necesitamos es toparnos con personas en las que podamos ver la experiencia de una victoria, de un abrazo que permite estar ante la herida del sufrimiento y del dolor en la que se transmite una experiencia de significado proporcional a los desafíos de la vida...” ¿No siente la experiencia de esa presencia?

Mons. Luis Fernández -Pienso que allá en Europa, Julián Carrón ha encontrado testimonios mucho más fuertes que nosotros. Si solamente el Papa habla de 150 sacerdotes que murieron también testimoniando. Pero, quisiera agregar que el Papa habla de compañeros de viaje, por eso la identidad de Julián Carrón con Francisco. Ese Francisco que llama a tomar este tiempo de prueba “como un momento de elección. No es el momento de tu juicio, sino de nuestro juicio. El tiempo para elegir entre lo que cuenta verdaderamente pasa, para separar lo que es necesario de lo que no lo es. Es el tiempo de restablecer el rumbo de la vida hacia ti Señor y hacia los demás, y podemos mirar a tantos compañeros de viaje que son ejemplares, pues ante el miedo han reaccionado dando la propia vida. Es la fuerza operante y plasmada en generosas entregas… sin lugar a dudas están escribiendo los acontecimientos decisivos de nuestra historia; médicos enfermeros y enfermeras, encargados de reponer los productos en los supermercados, limpiadoras y cuidadoras, transportistas, voluntarios sacerdotes y religiosas, y tantos otros que comprendieron donde se mide el desarrollo de nuestros pueblos es que vemos y experimentamos a Jesús... “.


Alejandro Bonet -Muchos nos estamos preguntando ¿quién está confinado en las paredes de su casa, está llamado a la misma experiencia que el que está en primera línea? El corazón de la experiencia no cambia, dice Julián. “Se trata de responder a la realidad que nos llama, a su misteriosa profundidad. Se trata de dar, a través de las circunstancias un paso hacia nuestro destino, hacia nuestro cumplimiento, descubriendo qué y quien nos ayuda a mantenernos en esta tensión…”. Este último punto me hace pensar en la figura que propone sobre el final del libro: la historia de Vhan Thuan, que de trece años que vivió en prisión, nueve estuvo incomunicado, y, cómo tras haber vivido intensamente su realidad, logró un fruto extraordinario convirtiendo a los guardias que tenía alrededor. Cuando preparábamos el encuentro, decíamos que tenemos muchas personas que dan testimonio de vivir la fe en la oscuridad, donde nadie los ve.

Mons. Luis Fernández -Julián también nos da otro ejemplo, aquella nieta que le preguntaba a Dios ¿por qué no puedo estar en este momento al lado de mi abuelo? ya que él había contraído la enfermedad del coronavirus. Aquí Carrón alude a otra palabra, el misterio: en nuestra vida no es algo trágico que no podemos dominar, sino que - para los creyentes - el misterio es donde se acaban las palabras y los gestos; solo queda ese abismo, que concluye en las manos del amor, de la confianza. Quisiera concluir que quien más nos enseñó de esto, es el mismo Jesús en la cruz. Cuando ya no hay milagros, no hay poderes, no hay nada, está haciendo la obra más grande, que es entregarse en la cruz. Para el que no pasa por este misterio es muy difícil llegar a una plenitud desde lo humano. Sobre todo, cuando uno se da cuenta que el hombre es mucho más grande que tener, o dominar. El hombre está llamado a una existencia para siempre, para el infinito, y ahí sí, hay que lanzarse con confianza.


Alejandro Bonet -El último punto monseñor ¿Cuándo pase la emergencia qué quedará de lo que estamos viviendo? Carrón escribe: “Saldremos cambiados si cambiamos ahora, si nos damos cuenta de qué es lo que está pasando, si estamos presentes en el presente y aprendemos ahora a juzgar lo que estamos viendo…”

Mons. Luis Fernández -No hay que desaprovechar esta circunstancia que nos toca vivir, esta nueva relación con la realidad. No la avasallemos, tampoco estemos como que da lo mismo una cosa que la otra, sino realmente estar presente. En la razón y el discernimiento viene el diálogo para poder iluminar y entrar profundamente en la realidad, mirando las circunstancias. Es una conversión todo esto. Es algo de todos los días, que puede ir convirtiendo nuestro corazón con ese estar presente. Es mirar y discernir con mayor claridad a los que están al lado nuestro, que, a lo mejor, ni comparten nuestra fe, pero, sin embargo, son santos de la puerta de al lado. Ese mirar las guerras y lo que humilla al hombre, pero tratando de que no haya más guerra. Y todas esas migraciones donde hay multitudes que tienen que salir de sus tierras como esclavos, mientras que en otros lugares les ponen más trabas para entrar. Es una humanidad que tiene que cambiar con sentido de conversión, un planeta que estamos destrozando, donde las futuras generaciones no van a poder vivir por lo que está sucediendo. Dios quiera que todo esto nos ayude a empezar algo totalmente nuevo. A convertir el corazón con lo sencillo y simple que tenemos cada uno para hacer el bien. Para ser honestos, y buscar, la reconciliación, la alegría, la paz.






Autor: REDACCION

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