Suplemento Economía

El desafío de crear un producto

Siempre hablamos de ofrecer el mejor producto para el mejor mercado, lo que implica que sus cualidades y beneficios se adapten perfectamente al consumidor para satisfacer sus necesidades. Como broche resaltamos, continuamente, la importancia de la estrategia en todo esto.

Pero nunca hablamos de dónde surge el producto, es decir la cocina del mismo. Aquí nos encontramos con profesionales que tratan de interpretar todas las cosas que el departamento de marketing les transmite. De allí la importancia del trabajo en equipo entre producción y el sector comercial. Los primeros saben hacer el producto, los segundos saben diferenciarlo en el mercado (y venderlo).

El equipo de trabajo para la creación de un producto puede estar conformado por ingenieros relacionados con el rubro, diseñadores industriales (o por ejemplo, en caso del sector textil, un diseñador de indumentaria) y por supuesto alguien de marketing que colabore con el estudio del mercado. Todas las miradas son necesarias en esta instancia para avanzar en una propuesta que no descuide detalle alguno.

La investigación y desarrollo para la creación de un nuevo producto son esenciales para impulsarlo con éxito en el mercado. Las empresas deben estar atentas tanto de la manera de llegar al consumidor como de no perder el constante avance tecnológico, de diseño o innovación.

La novedad siempre es un impulsor de ventas, hace que los productos tengan una vuelta de renovación y si bien mantienen sus características logran dar ese plus de diferencia para los consumidores (desde hace un tiempo se utiliza el término restyling para denominar la actualización de un determinado producto). Grandes empresas han lanzado y relanzado sus productos como para remontar en el mercado, continuar con los consumidores actuales y seducir a los nuevos.

Todos los productos o servicios poseen un ciclo de vida el cual dura más o menos tiempo, dependiendo del establecimiento y mantenimiento en el mercado. Muchas son las circunstancias que hacen posible el paso de una etapa a otra: la aparición de competencia, nuevos productos, cansancio del mercado, no adaptación a los consumidores, cambios de tendencias y modas, entre otras. Las etapas a las que nos referimos son introducción, crecimiento, madurez y declive.

Las dos primeras se dan en el inicio del producto. Por lo general la introducción funciona como el momento de presentación del nuevo artículo, es un período corto ya que enseguida aparece el crecimiento que sería algo así como la aceptación del mismo. Se trata de un momento en el que el ciclo se mueve rápidamente y en progreso. Para luego apagar esa intensidad con la madurez, esta debería ser la etapa más larga. Después, y si la empresa no realiza acciones contrarias para volver a captar mercado llega el declive, que generalmente es definitivo.

Si la organización desea pasar la etapa de madurez y no entrar en el declive total debe realizar cambios en su producto que hagan posible la atracción de nuevo mercado y por lo tanto nuevas ventas. Esto hará posible el comienzo de un nuevo ciclo con la diferencia que el mercado ya es conocido. Las técnicas se basan justamente en esos cambios que hagan la diferencia, la actualización de los productos, la implementación de nueva tecnología y la búsqueda de interés de los consumidores.

Actualmente hay una publicidad de papas Lays donde invitan a los consumidores a crear un nuevo producto, y para agregar un estímulo se decidió que la propuesta más aceptada será la ganadora. Esta táctica avanza en la incorporación del consumidor al proceso de creación de un producto (o cambio del actual). De esta manera se va consolidando una participación, una tendencia que crece cada día en el mercado donde el consumidor reafirma su protagonismo. Es decir, antes se impulsaban los estudios/investigación de mercado para saber cuál era la demanda para posteriormente diseñar y lanzar un producto “a medida”. Pero ahora el consumidor reinventa su papel participando activamente en el proceso de creación del producto que espera encontrar en una góndola.

De esta manera la empresa no sólo conocerá las tendencias de mercado, en este caso cuáles son las preferencias de la gente, sino que además creará un producto perfectamente adaptado a él. El desafío entonces es integrar al consumidor a la hora de realizar cambios en los productos, invitarlo a la cocina y aceptar sus sugerencias. Si los recursos para este tipo de investigaciones no son suficientes, se debe escuchar a la fuerza de ventas, al servicio postventa y a logística. Porque todos los miembros del proceso nos pueden aportar datos que harán que la modificación o creación del producto sea un éxito.

Autor: Evelin Olivero

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