Editorial

El deporte global

Aun cuando los grandes eventos del deporte mundial se van alejando de los lugares tradicionales y enfocándose hacia economías y países calificados emergentes, los Juegos Olímpicos volverán a desarrollarse a partir del próximo mes de julio en Londres, sede central del máximo acontecimiento del deporte amateur que se realiza cada 4 años. Se trata, sin dudas, de la muestra más acabada del deporte global, habiendo sido Londres sede en dos oportunidades anteriores, en 1908 y en 1948, con lo cual en un par de meses completará una trilogía realmente envidiable. Que en cierta medida se completará en 2017, cuando utilizando muchos de los escenarios adecuados en esta oportunidad, será sede del campeonato mundial de atletismo.

Un estudio recientemente divulgado respecto a estos grandes eventos del deporte mundial, focalizó la mayor trascendencia en las Olimpíadas de verano y de invierno, el campeonato mundial de fútbol masculino y los campeonatos mundiales de ciclismo y natación. Entre 1990 y 1999 esos cinco eventos se realizaron 16 veces, 14 de las cuales fueron sede de los mismos países de Occidente (interpretándose Europa, Australia y América del Norte), en tanto los dos restantes fueron en Japón. En tanto que en el lapso 2000 a 2009 las cifras fueron bastante parecidas, 12 de las veces en países occidentales y los otros 4 fueron dos en Japón, uno en China y el restante compartido entre Japón y Corea del Sur, siendo el campeonato mundial de fútbol de 2002.

En la presente década las cosas serán muy diferentes a las dos anteriores analizadas, ya que Occidente será escenario minoritario. Brasil, en un hecho sin precedentes será sede en dos ocasiones seguidas, en 2014 el mundial de fútbol y en 2016 las Olimpíadas, que por otra parte serán las primeras en toda la historia en América del Sur, en tanto que Rusia tendrá una verdadera seguidilla, iniciándose con los campeonatos mundiales de atletismo de 2013, las Olimpíadas de invierno de 2014, el campeonato mundial de natación en 2015 y el mundial de fútbol en 2018. China ya tuvo el campeonato mundial de natación en 2011 y tendrá el mundial de atletismo de 2015, en tanto que Corea del Sur fue sede del campeonato mundial de atletismo de 2011 y tendrá las Olimpíadas de invierno de 2018.

Existe un marcado paralelismo entre la marcha de la economía y del deporte, ya que justamente este último se moviliza al compás de la primera, que es la que genera recursos para sostener estos eventos, advirtiéndose con mucha más claridad en estos tiempos de afianzamiento global en todo sentido. Tanto como la economía ha ido desplazándose hacia Oriente, también hacia allí han ido los eventos deportivos de mayor envergadura, tal como queda bien en claro con el detalle ofrecido sobre lo que ha comenzado a ocurrir en esta década que va desde 2011 hasta 2019.

Es que además de estos eventos tradicionales, también puede advertirse como otras manifestaciones han tomado a Medio Oriente y Asia como escenario, casos concretos de la fórmula 1 de automovilismo, el tenis y el golf.

Queda claro que el deporte, y en este caso de grandes eventos ecuménicos, pueden definir la imagen de un país en forma muy rápida, muchísimo más que cualquier otra actividad o disciplina. Un caso muy preciso que se menciona es el de China, donde el impacto de las Olimpíadas tuvo una repercusión muy grande en todo el resto de actividades, provocando en muchos casos la apertura de nuevos horizontes.

El caso que se avecina en Brasil es otro que se refiere como ejemplo, en modo especial sostenido por el crecimiento de su economía, que en los dos últimos años pasó a ocupar el quinto lugar del mundo. Allí, tanto el mundial de fútbol de 2014 como las Olimpíadas de 2016, prácticamente seguidos, lo cual permitirá el aprovechamiento integral de la infraestructura levantada con motivo del primero de los eventos. 

Es que en cierta medida, los gastos de los países organizadores de tales acontecimientos deportivos en no todos los casos tuvieron superávit financiero, recordándose por ejemplo los casos de Canadá en 1976, y más recientemente de Grecia en 2004, cuyas sedes quedaron prácticamente en estado de abandono luego de las Olimpíadas. Algo que ahora se trata de prevenir con una cobertura de costos de mayor planificación, y además, del posterior aprovechamiento de lo construido.

Autor: Redacción

Estás navegando la versión AMP

Leé la nota completa en la web