Enorme dilema tiene la Argentina por estos días en los que se recalentó el debate en torno a qué hacer con el endeudamiento, también gigantesco, mientras la economía no puede hallar la salida al laberinto de la crisis. Según la definición básica del término "dilema", se refiere a una situación difícil o comprometida en que hay varias posibilidades de actuación y no se sabe cuál de ellas escoger porque ambas son igualmente buenas o malas. Los objetivos del futuro gobierno será mejorar los salarios como punto de partida para reactivar el consumo y la actividad en las fábricas y en los comercios. Pero, la cuestión es como inyectar más recursos en los flacos bolsillos de los argentinos cuando no hay plata en el Estado ni en la mayor parte de las empresas.
La discusión se reavivó en los últimos días cuando el propio presidente electo, Alberto Fernández, reconoció que la deuda no se puede pagar tal como está la economía, un enfoque con el que coincidió un economista con peso específico como Carlos Melconian, quien fue funcionario de la actual gestión en su tramo inicial, aunque no el actual ministro de Hacienda, Hernán Lacunza, quien trató de no dramatizar y dijo que se puede evitar el default. De todos modos, se impone gradualmente la idea de una renegociación, por ahora de los plazos de la deuda aunque nadie a esta altura se atreve a anticipar si habrá quita a los bonistas, tal como sugiere ya el FMI. En realidad, el actual gobierno no pagó vencimientos de intereses y capital en los últimos dos meses y echó mano de una herramienta que bautizó como reperfilamiento, que para los opositores no es más que un default encubierto.
¿De qué se habla cuando se hace referencia al endeudamiento? La deuda pública bruta de la Argentina terminará el año por encima de los 337.267 millones de dólares tras haber crecido un 40,1% a lo largo del gobierno de Mauricio Macri, de acuerdo a una información suministrada por el Ministerio de Hacienda de la Nación en la última semana. Se trata de un aumento en términos absolutos de 96.602 millones de dólares dado que si bien la administración Macri emitió por encima de ello, parte del dinero fue utilizado para repagar deuda emitida con anterioridad, una parte para cubrir el déficit fiscal heredado del kirchnerismo y otra parte para darle salida a los capitales que querían irse de la Argentina.
Según datos oficiales, la deuda pública bruta era de 192.294 millones de dólares en 2004; cayó a 154.270 en 2005; y desde entonces comenzó una escalada hasta más que duplicarse aquel stock en la actualidad. En 2006 la deuda pública subió a 165.111 millones de dólares y si bien se mantuvo en alza en los años subsiguientes fue cayendo su peso en comparación con el Producto Bruto Interno porque la economía se expandió.
Ese fenómeno hizo que la deuda que en 2004 representaba el 118% del PBI cayera en términos reales hasta representar 38,9% del Producto en 2011, al terminar el primer gobierno de Cristina Fernández de Kirchner. Durante ese primer mandato de la actual senadora y vicepresidenta electa, la deuda pública bruta se incrementó un 11,4%, equivalente a unos 20.284 millones de dólares mientras pasó de representar el 62,1% del PBI al 38,9% del PBI.
Como los mercados voluntarios estaban cerrados para el país por la situación de default que se arrastraba desde 2002 y los reclamos de los holdouts en los tribunales estadounidenses, el primer gobierno de Cristina Fernández de Kirchner se financió básicamente con deuda intra sector público y emisión monetaria.
Entre 2012 y 2015, el segundo mandato de la senadora, la deuda pública bruta se expandió 22% al saltar de 197.154 a 240.665 millones de dólares.
El economista liberal Ramiro Castiñeira explicó que la deuda aumentó durante el kirchnerismo por dos motivos: la renegociación de 2005/10 capitalizó casi todos los intereses; y con Cristina como presidenta, arrancó la emisión intra sector público, tomando dinero de la ANSeS y del Banco Central.
Durante los cuatro años de administración Macri, la emisión de deuda intra sector público continuó y también se emitió deuda en el mercado voluntario por un total de 96.602 millones de dólares, según datos hasta septiembre de este año. En este último período de gobierno, la deuda saltó de 240.665 millones de dólares a 337.267 millones de dólares, aunque ese nivel no es el definitivo para el lapso analizado.
Entre 2016 y 2019 la deuda pública bruta total pasó de representar el 52,6% del Producto Bruto Interno al 80,7%, según el ministerio de Hacienda. También en ese período, la deuda pasó de estar el 36,4% en moneda extranjera al 62%, una cuestión que hoy día se le recrimina con fuerza al propio Macri.
Ante el escenario previsible que se viene en torno al endeudamiento, acreedores individuales y privados de la Argentina comenzaron a organizarse en fondos comunes para prepararse de cara a lo que será la renegociación con el gobierno de Alberto Fernández.