La credibilidad de las estadísticas argentinas sigue bajo sospecha a pesar de que el año pasado se implementara, a través del INDEC, un nuevo Indice de Precios al Consumidor Nacional Urbano en el marco de un proceso al que adhirieron las provincias y fue supervisado por el FMI, organismo que había exigido un giro en la forma de medir la inflación ante las certezas de que se manipulaban los datos.
Sin embargo, y a pesar de esta modificación que inicialmente fue bienvenida, la sensación de que no se cuenta la verdad goza de buena salud entre muchos argentinos. Informar una inflación anual del 23,9% en tanto un promedio de las mediciones de consultoras privadas reflejan aumentos de precios promedio del 38,5 para el 2014 es una invitación a dudar, a desconfiar y a cuestionar. Hay una estrategia orientada al ocultamiento de las cifras oficiales adversas para el gobierno.
Es lo que sucede con el proceso inflacionario. Y también con los registros de la pobreza y la indigencia. ¿Por qué el Gobierno dejó de brindar información oficial al respecto a fines de octubre de 2013? En el último documento divulgado, admitió que en la primera mitad del año 2013 el 3,7% de los hogares y el 4,7% de las personas de los aglomerados urbanos eran pobres. Y que la indigencia afectaba al 1,5% de los hogares y al 1,4% de las personas.
Desde otra perspectiva, la consultora FIEL estimó que en el segundo trimestre de 2013 el 14% de las personas estaba bajo la línea de la pobreza y el 4,1% calificaba como indigente. Por su parte, la Universidad Católica Argentina (UCA), que construye estadística mediante su Barómetro Social, consideró que en el cuarto trimestre del año pasado el 3% de los hogares y más del 5% de las personas eran indigentes, mientras que la pobreza afectaba al 17% de los hogares y a una cuarta parte de las personas.
Diversos analistas coinciden en afirmar que a causa de una alta inflación y el estancamiento del mercado laboral, la pobreza y la indigencia se incrementaron en los últimos años.
Ahora, la falta de información oficial sobre las condiciones sociales en la que viven los argentinos llegó a la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), que esta semana advirtió que la reducción de la pobreza y la indigencia en América Latina se "estancó" durante 2014, en un contexto de "desaceleración económica", al tiempo que lamentó no contar con datos oficiales actualizados de la Argentina desde 2013.
De acuerdo a la CEPAL, en Latinoamérica 167 millones de personas se encontraban en situación de pobreza en 2014, esto es 5 millones más que en 2012, de las cuales 71 millones sufrían una situación extrema o habían caído en la indigencia. "La pobreza afectó en 2014 a 28% de la población de América Latina, lo que revela que su proceso de reducción se ha estancado en ese nivel desde 2012, mientras que en ese mismo período la indigencia aumentó de 11,3% a 12%, todo en un contexto de desaceleración económica", sostiene el estudio.
El informe, presentado en Santiago de Chile, denunció que la Argentina "no colaboró" con datos oficiales actualizados para analizar el comportamiento de la pobreza en el continente, una actitud que también adoptaron Bolivia, Guatemala, Honduras, México y Nicaragua.
La pobreza en la región se produce en medio de la desaceleración económica de América Latina, afectada por la caída de las exportaciones principalmente a China, sumado a la modesta expansión que se prevé en el crecimiento económico para 2014, de 2,2%. "La recuperación de la crisis financiera internacional no parece haber sido aprovechada suficientemente para el fortalecimiento de políticas de protección social que disminuyan la vulnerabilidad frente a los ciclos económicos", dijo Alicia Bárcena, secretaria ejecutiva de la CEPAL, al hacer una evaluación de los resultados del trabajo.
De esta forma, el Gobierno adopta una posición contradictoria que lo ha caracterizado en gran parte de su gestión, es decir elige destacar las estadísticas positivas del turismo nacional en el verano 2015, y esconder aquello inconveniente para sus intereses como sería revelar un creciente deterioro de la calidad de vida de los argentinos. La reciente muerte por desnutrición de dos niños en Chaco y Salta revitalizan el debate en torno a la década ganada y la veracidad de los avances incluidos en el relato oficial.