Por José Pepe Marquínez
En nuestra zona con motivo de la llegada de pobladores hacia la década de 1880, fue menester en los centros urbanos dotarlos de herramientas para cubrir necesidades básicas. Un problema que se planteó fue definir el destino final de los cadáveres. Es por ello que las poblaciones con mayor cantidad de habitantes fueron receptando los mismos. Existieron centros urbanos que para darles cristiana sepultura debían recorrer varios kilómetros, así por ejemplo Aurelia, Susana y Rafaela acudían al Cementerio de Pilar.
Más adelante en Rafaela Antonio Podio y su esposa Teresa Podio de Podio cedieron un terreno para habilitar un cementerio provisorio (5 de febrero de 1897).
Lo llamativo de la necrópolis de Rafaela y la zona de colonización, especialmente piamontesa, es la existencia de panteones monumentales; lo que constituía una demostración de nivel social y poderío económico de cada familia.
El 20 de octubre de 1900 el presidente de la Comisión de Fomento, Luis Tettamanti, informaba acerca de la finalización de la capilla, la que fue bendecida el 1 de noviembre del mismo año.
En Ataliva la Comisión de Fomento formuló en 1906 una solicitud de habilitación al Departamento de Ingenieros, quien luego aceptó la ubicación y plano del cementerio (lote de 80 metros de frente por 100 metros de fondo).
El paisaje rural con motivo de los emplazamientos de las distintas necrópolis fue cambiando.
Los cementerios se instalaron en las esquinas de los cuadrados y tenían una superficie aproximada de una hectárea.
Me voy a referir a la población de Providencia la cual, al igual que San Jorge, tiene la particularidad de contar con dos cementerios: el Viejo y Nuevo.
El más antiguo data de 1850, 32 años antes que la población. Fue uno de los primeros cementerios católicos de la zona.
La mencionada necrópolis acogió no solo a la población de Providencia sino que lo hicieron pueblos aledaños.
Cuando se operó el traslado del Viejo Cementerio al actual, la desocupación no fue total por lo cual el primitivo aún hoy continúa recibiendo visitantes. Se encuentra a 3 kilómetros al sudeste del casco céntrico y el terreno en el cual se erigió el mismo fue donado por Don Bautista Tivano.
Se advierte las características arquitectónicas de las sepulturas del siglo XIX: cruces y rejas realizadas en hierro forjado ornamentadas por ángeles, corazones y placas.
El sitio es visitado y recorrido por turistas y personas quienes disfrutan de este espacio cultural.
La comuna de Providencia ha declarado a este lugar Patrimonio Histórico Comunal (ordenanza 618/2022).
La Provincia de Santa Fe mediante decreto 0173 del 8 de febrero de 2023 estableció: “declárese sepulcro histórico provincial de interés arqueológico y arquitectónico al Cementerio Viejo de la localidad de Providencia, Departamento Las Colonias”.
Ahora paso a referirme a los cementerios judíos. Las costumbres en estos es la presencia de algunas piedras y pocas flores sobre las lápidas: la piedra representa la vida eterna y la flor carece de ella. Para ingresar al lugar se debe tener la cabeza cubierta.
Según la tradición hebrea, los fallecidos deben ser sepultados lo antes posible bajo tierra y colocados en cajones de madera blanda con agujeros, para que el cuerpo entre en contacto con la tierra.
Comienzo con el de Moisés Ville, que al igual que todos los cementerios judíos, tienen sus tumbas orientadas hacia el este, en dirección a Jerusalén.
Entre los árboles hay un monolito que termina en la estrella de David en homenaje a los sesenta chicos que en 1889 murieron en la Estación Palacios como consecuencia de una epidemia de tifus.
En algunas tumbas podemos encontrar figuras de origen alemán, lo que significa que allí se encuentran los restos de judíos de ese origen que debieron huir de la guerra.
El cementerio judío de Palacios fue fundado en 1889. Se encuentra situado a diez cuadras de la estación de trenes. Al entrar existe un letrero que dice: “Entre con la cabeza cubierta. Respete la tradición”. Se ha colocado una placa con el listado de los muertos por el atentado de la AMIA (octavo aniversario).
En un rincón de la necrópolis se observa un puñado de tumbas donde sepultan a las almas impuras: suicidios, asesinatos, etcétera.
Las tumbas fueron colocadas de atrás para adelante, es decir desde el fondo hacia el frente, disposición contraria a lo que señala la lógica.
En Monigotes, población ubicada un poco más al norte de Palacios, existe otro Cementerio Israelita. La historia nos dice que hacia 1880 varias familias hebreas provenientes de Paris llegaron a la zona financiados por la Alianza Israelita Universal; como coincidía con la llegada del ferrocarril se lo tomó como fecha fundacional del pueblo.
Caso curioso lo constituyen los Cementerios Judíos de Resistencia (Chaco) ya que en uno de ellos de Carlos Gardel 850 funciona el Sefardí, el cual abarca aquel grupo oriundo de España o que sin serlo aceptan las prácticas de ese país especiales para el rezo. Este espacio fue expulsado de España en 1492 durante el reinado de los Reyes Católicos. El otro el de los judíos Asquenazíes lo constituyen aquellos grupos oriundos de la Europa Central-Oriental (Hungría, Polonia, Ucrania, Chequia, Moldavia, Eslovaquia…) cuyo asentamiento se encuentra en Avenida Marconi 895. Fueron perseguidos durante el nazismo y de allí su peregrinar.
Continuará…