En la Argentina de los últimos meses no hubo demasiados cambios para el común de los ciudadanos, la crisis económica continúa sólida según los distintos indicadores que se consulten (producción industrial, consumo, inflación, etc). Si bien en términos institucionales, la democracia volvió a renacer con el fin de una gestión de gobierno y la asunción de un nuevo Presidente, lo cierto es que en la vida diaria, las cosas siguen como hasta noviembre. Está claro que al menos hubo una saludable renovación en el plano de las expectativas, puesto que en el segundo semestre del año el 'modo electoral' marcó los tiempos del país en medio de una sensación de 'ciclo cumplido'.
El inicio de un gobierno diferente generó una moderada esperanza de que las cosas mejoren con el correr de los meses, pero es evidente que no hay soluciones mágicas ni automáticas. El debate en torno a la deuda pública, considerada impagable en el actual estado de la economía, mantiene paralizados a los agentes económicos que frenan cualquier inversión hasta tanto no se defina la suerte de esa negociación con los acreedores, ya sea el Fondo Monetario Internacional o los bonistas privados, que por ahora no ceden ni un centímetro en sus pretensiones.
En este escenario, los primeros datos de la economía 2020 no son alentadores más allá de las ilusiones de un año mejor para los argentinos a partir de un cambio de gobierno y también, de modelo económico. El consumo comenzó el año con tendencia negativa en medio de una menor cantidad de unidades por compra, aunque hay algunas categorías que mostraron variaciones positivas, según un informe privado.
El análisis dado a conocer por la consultora Focus Market aclaró que aún no se puede "confirmar" que haya una tendencia de recuperación. En la primera semana de febrero, el consumo experimentó una caída de 7%, y en la segunda profundizó esa variación al nivel del 11%. El año empieza con una contracción del consumo del 7,4%, subrayó el informe y recordó que ello se da luego de un año con caídas de doble dígito. De todos modos, con tono algo más optimista, destacó que se perciben algunas señales de los consumos e inclusive algunas categorías que muestran variaciones positivas.
Además, el informe refleja que el movimiento de precios interanual de la canasta de consumo de productos empaquetados es del 54,4%, lo cual está alineado al IPC nacional - anual, que fue del 53,8%, apuntó a la vez que resaltó que las bebidas continúan siendo la familia que menos incrementos de precios tuvo con un 44,7%, impulsado por las que no tienen alcohol, que aumentaron un 40%. Este comportamiento de precios de las bebidas gaseosas se explica en que también cayó el consumo, puesto que ante la caída de sus ingresos y poder adquisitivo, las familias recortan productos de la canasta familiar. Por tanto, si cae el consumo la política de precios de las empresas es aumentar lo menos posible para evitar la estampida de los consumidores.
Mientras que los lácteos en general son los que han mostrado un peor desempeño en este inicio de año, contribuyendo con una caída de 33% en las variaciones ponderadas del canal, enfatizó el relevamiento de Focus Market. El indicador de unidades por ticket del primer mes del año fue de 4,14 unidades por acto de compra y continúa con la tendencia de disminución reflejada desde hace 24 meses, afirmó y aseguró que ello habla de compras más chicas. En contrapartida, la tendencia del incremento del ticket promedio continúa acelerándose mes a mes y ha dejado muy lejos los $129 de enero de 2018, pasando por los $183 de enero de 2019 y llegando a $268 en cada acto de compra en el mismo mes de 2020, concluye el informe.
Al consumo no lo ayudó, como en otros años, el financiamiento que se fue por encima de las nubes. En la semana que pasó se limitaron al 55% la tasa anual efectiva que pueden cobrar los bancos para las tarjetas de crédito. Evidentemente el sector financiero tuvo su gran primavera durante los últimos años, aunque a un precio muy alto para el resto de la economía argentina.
La continuidad de la crisis económica de los últimos años tiene desde esta semana números concretos: la actividad cayó 3,5% durante el gobierno de Cambiemos, entre 2015 y 2019. Así, la gestión de Mauricio Macri concluyó con tres de cuatro años bajo contracción y con un nivel 3,5% menor al que recibió en diciembre de 2015. Peor aún, si se tiene en cuenta que el pico de actividad en la era de Cambiemos fue en noviembre de 2017, la destrucción de la producción en los últimos dos años fue del 7%.