Definitivamente el 2019 ha dejado un legado escaso en triunfos en lo que hace a la materia económica y productiva. Más bien todo lo contrario, hay una colección de fracasos alarmante que explica fácilmente nuestra realidad de hoy día, con una crisis que se prolonga más allá de cambios de gobiernos y que está, como casi todos, expectante de la inminente renegociación de la deuda entre el Gobierno nacional, el FMI y bonistas privados. De la calidad de los acuerdos que se alcancen -si es que finalmente se logran- dependerá el margen de maniobra del Gobierno y de todos los argentinos para poner proa hacia la recuperación del nivel de actividad, que permita aventurarse con crecer y de esa manera ingresar a una senda de desarrollo sostenido.
Nadie discute seriamente que el consumo es lo que hace que las economías se mantengan en constante actividad generando una gran diversidad de bienes y servicios. Una de las ideas más importantes para todo economista, es que los consumidores tengan los recursos suficientes para entrar al mercado y dinamizar este proceso, una situación que en la Argentina no se da desde hace tiempo. Y hay una explicación tan contundente como inapelable e incontrastable según datos del propio INDEC: en todo el año pasado, los salarios crecieron 40,9%, frente aun alza de los precios minoristas del 53,8%. En términos reales, eso implica que los empleados registrados del sector privado perdieron un 6,2% de su poder de compra y los del sector público, un 7,1%, mientras que para los trabajadores en negro la pérdida del poder adquisitivo llegó al 15,8%. La cosa empeora si a este análisis incorporamos el balance de 2018, cuando los salarios habían acumulado una suba del 29,7%, frente a una inflación del 47,6%, lo que también significó una pérdida de 17,9% en términos nominales.
Por eso no sorprende que el nivel del consumo durante 2019 forme parte de la colección de fracasos en asuntos económicos argentinos. Volvemos a los datos, bien fresquitos, del INDEC. El proceso recesivo y la devaluación también golpearon fuerte al consumo a lo largo de 2019 y así lo reflejaron los datos oficiales, ya que las ventas en supermercados se desplomaron 9,7% respecto del año anterior y en los shoppings cayeron 6,8%, en la misma comparación. En los autoservicios mayoristas la baja en el mismo período alcanzó al 8,4%, según informó el organismo. La caída en el consumo se dio en un marco de un aumento del 56% de los precios internos en los supermercados, del 55% en los autoservicios mayoristas y del 55% en centros de compras, por encima de la inflación del año anterior que fue del 53,8%.
Las ventas de electrodomésticos registraron durante el año pasado una fuerte caída del 9,7% contra el 2018, según informó el organismo. Si bien a precios corrientes -es decir incorporando el impacto de la inflación de precios- las ventas alcanzaron los 40.761 millones de pesos, un 58,4% más que en el cuarto trimestre del 2018, si se tienen en cuenta las cantidades se produjeron importantes caídas del 73,2% en GPS; del 14,4% en Mp3, 4% y 5% en ipod; del 38,5% en consolas de videojuegos; del 18,8% en cámaras digitales, del 23,3% en computadoras y notebook, del 27,3% en impresoras, en la comparación con el cuarto trimestre del 2018. En la misma comparación las ventas de cocinas y hornos eléctricos y microondas, bajaron un 7,1% y un 7,6% las de cocinas a gas, la de tablets e Ipad bajaron un 61,4%, un 6,4% en teléfonos celulares y del 36,0% en teléfonos fijos y del 20,2% en equipos de audio.
De acuerdo a Camilo Herrera, presidente de la firma Raddar Colombia especializada en el estudio del consumo de los hogares, la locomotora más fuerte de toda economía mundial es el consumo de las familias. A partir de este concepto es fácil entonces comprender la necesidad de mejorar la capacidad de compra de los salarios pero también de revertir la tendencia alcista del índice de desempleo. Es decir, se requiere que haya más trabajadores ocupados para que se vuelque más dinero al mercado y así la locomotora comience a marchar. Por caso, la distribución de la Tarjeta Alimentar que lleva adelante el Gobierno nacional moverá "la rueda del consumo" como apuntó el ministro de Desarrollo Social de la Nación, Daniel Arroyo.
Más allá de los esfuerzos por recomponer los ingresos de las familias, todavía queda un largo trecho por recorrer y no hay garantías en los resultados. Las estimaciones, al menos por ahora, no son favorables. De hecho, la OCDE pronosticó que la Argentina continuará en recesión durante este año con una caída del 2% en la actividad económica. La organización indicó que la Argentina será el único miembro del G20 que sufrirá una baja del PBI. Habrá que seguir teniendo paciencia.