Editorial

El Carnaval bien popular

A juzgar por el nivel de convocatoria que registra hasta el momento, es un acierto el Programa Verano 2015 que ofrece espectáculos musicales, obras de teatro y los ya tradicionales Carnavales rafaelinos, que figuran al tope de popularidad y que en esta oportunidad lograron cautivar a cerca de 15 mil personas, la semana pasada en un escenario montado en avenida Santa Fe. 

Es creciente la cantidad de rafaelinos ampliamente dispuestos a aprovechar las propuestas culturales que en su mayoría se realizan en espacios públicos a cielo abierto, desde el anfiteatro del Parque de Los Eucaliptos hasta el patio del Museo Histórico Municipal o el Pasaje peatonal Carcabuey. Están atentos a la agenda del programa y concurren para disfrutar y al mismo tiempo respaldar a los artistas, muchos de ellos de esta misma ciudad. En cierta medida, se advierte el mismo espíritu que reina en la ciudad cada vez que se levanta el telón del Festival anual del Teatro. 

Este fenómeno que se traduce en una masiva participación de la gente es un indicador real sobre una demanda que se consolida cada vez más en la misma proporción que crece la ciudad. Más allá del carácter gratuito de la oferta de shows que conforman la grilla del Programa Verano 2015, los rafaelinos no le dan la espalda sino que asisten y le dan un marco festivo a este proceso. 

Merecen una especial mención los Carnavales Rafaelinos, una fiesta popular que ya no dependerá de una gestión municipal sino que alcanzó un grado de madurez que permite independizarse y prolongarse en el tiempo, aunque claro está que corresponderá al Gobierno de turno en la Municipalidad liderar este proceso también participación en el que más de 500 rafaelinos danzan como integrantes de distintas comparsas. Y eso significa que se preparan durante el año para definir el motivo de la coreografía y los trajes que le imprimirán color a la fiesta del pueblo. En este sentido, con la organización del Municipio en octubre pasado se efectuaron talleres para bailarines, percusionistas y maquilladores de batucadas, murgas y comparsas, con la premisa de agregar valor a los espectáculos que desarrollan cuando salen a escena. 

La respuesta del público desde hace años a esta parte es enorme. Se reconoce el gran trabajo que despliegan en el "corsódromo" local las distintas comparsas, integradas por muchos adolescentes y chicos que encuentran una motivación saludable. Es una manifestación de la libertad y de la alegría.  

Desde la Municipalidad de Rafaela destacaron, una vez más, que las agrupaciones que participaron en los Carnavales trabajan y ensayan durante todo el año en diferentes sectores de la ciudad. Y que sus proyectos no sólo adquieren una gran relevancia artística y cultural sino también un fuerte componente social ya que brinda contención a niños, adolescentes y adultos. 

Los Carnavales Rafaelinos reunieron más de mil personas cuando fueron presentados en el Cine Belgrano y cerca de quince mil cuando se desarrollaron en la avenida Santa Fe. Al tratarse de una fiesta para la cual se trabaja todo el año y que "convoca a la familia, promueve la participación y el encuentro, los intercambios y los acuerdos, que fortalece el sentido de identidad barrial, refuerza los vínculos y la buena convivencia, e integra a grandes y chicos" bien podría realizarse dos veces en lugar de una. Es un gran esfuerzo, pero el respaldo del público de la ciudad es determinante. Y hasta se podría ampliar su influencia en el marco de una regionalización de la fiesta. 

Este año se dio un paso más con este evento que organiza la Secretaría de Cultura de la Municipalidad de Rafaela, ya que formó parte del programa "Carnaval Federal de la Alegría", que cuenta con el auspicio del Ministerio de Turismo de la Nación. 

En los estudios sobre esta fiesta universal se hace referencia a la etimología y origen de la palabra carnaval: proviene del término italiano "carnevale" y este a su vez del latín "carnem levare", cuyo significado es carnem (carne) y levare (quitar). Por tanto, es literalmente quitar la carne. Esta despedida transitoria de la "carne" como alimento se realizaba los días previos al Miércoles de Ceniza, fecha en la que comienza la cuaresma cristiana, el período de cuarenta días que se extiende hasta el Domingo de resurrección que se destina a la abstinencia, recogimiento y el ayuno, acompañado de oraciones, penitencia y espiritualidad religiosa. Y Rafaela demostró que la despedida es una verdadera fiesta que debe seguir creciendo con los mismos valores con los que resurgió. 

Autor: REDACCION

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