La Palabra

El canto nació conmigo*

Sí, creo que sí. Igualmente fue un canto potenciado por las personas de mi familia. La que se dio cuenta en realidad creo que fue mi mamá y después enseguida me iban mandando a hacer actividades como tocar la guitarra, como ir al coro, todo eso iba saliendo. No recuerdo ser una niña cantora, sí recuerdo, con imágenes muy presentes, de la música compartida con mi tía que cuando venía me hacía cantar y me pedía que le cante. Sí recuerdo lo que significó tomar clases de guitarra para mí, con un profesor cantante, y sí recuerdo la vida del coro, que es una vida que se la recomiendo a todos los niños. Siempre  en San Nicolás.

Cuándo me di cuenta que la música era lo mío

Decidí dedicarme a la música el día que salí Revelación del Festival de Baradero en el año noventa y cinco. Llegué ahí por concurso a los dieciséis años, no muy consciente de lo que era. Por medio de mi madre llegó la inscripción al Festival de Baradero, que está a una hora de mi casa, y recuerdo perfectamente que mi mamá me lo trajo y me dijo del concurso. De la magia del coro nació que teníamos músicos, teníamos una súper banda. Y con ese Festival, fue el inicio porque en verdad fue muy fácil. Concursé tres veces y en la tercera gané, y en la cuarta subí al escenario dos veces y fui Revelación. Ahí es cuando conozco a Rosendo y Ofelia. Tengo un maravilloso recuerdo, estos días me llamó Ofelia Leiva -que volvió a cantar- desde Corrientes, para decirme que le había contado toda mi historia a un periodista correntino que no sabía de mi existencia.

A partir de ahí había elegido qué hacer…

Eso fue en febrero, había terminado la secundaria, y la decisión era que quería seguir cantando. Y tuve la condición de estudiar, me mandaron a estudiar a Buenos Aires. Transcurrí un año en Buenos Aires, y con Rosendo y Ofelia me voy a Cosquín.

Cómo me recibe Buenos Aires al llegar sola y muy joven 

Me recibe como a cualquier universitario de pueblo. Uno llega, con un montón de expectativas, muerto de miedo. Me inscribí en la Universidad de Buenos Aires para Comunicación Social, cosa que no terminé para nada. Y después fui a Cosquín, y con esa posibilidad de que Julio Márbiz cuando me escuchó cantar me dio un espacio en el Festival y permitió que pueda subir a ese escenario. Y fui Revelación de ese Festival pero no por concurso, sino por la votación del público con el aplauso. La decisión en el momento por la actitud de las personas. Para mí fue impresionante y fue el inicio de toda esta historia de la que ya pasaron casi veintitrés años.

Decidir que iba a ser autora y compositora

Es que no son cosas que se deciden. Estas cosas empiezan a aparecer. Y apareció en el noventa y ocho, por supuesto con el primer amor. Allí fue que empecé a escribir, empecé a meter temas míos dentro del repertorio de a poquito. Y en el dos mil es cuando Tamara Castro elige mi tema “Justo ahora” para grabarlo. Y eso me abre una puerta muy grande para potenciar mi presencia que quizás en ese momento no sirvió demasiado porque al año siguiente me fui a vivir a España por un fracaso muy grande con la discográfica -o sea por la crisis social, por la crisis económica- pero más que nada por una crisis personal artística de no encontrar absolutamente nada y un productor que desaparece, una compañía que se empieza a echar para atrás.

Propuestas de mi carrera profesional con el canto

Las etapas de mi vida artística fueron cambiando y siguen cambiando constantemente. De hecho son ciclos de entre dos y tres años siempre. Pero es el proceso del crecimiento, del cambio constante, nunca tuve una línea estable y tampoco pertenezco ni tengo una raíz tan poderosa como por ejemplo ser santiagueña, que es algo que al santiagueño lo mantiene siempre en ese lugar. Nací en una ciudad que es un híbrido que ni siquiera se puede decir que es litoraleña, y después viví en Buenos Aires, y después viví en Europa diez años, y así. Y además me va llevando la vida con las personas que me van acompañando en el camino. Mi primer disco es completamente litoraleño porque en ese momento me sumergí en la música del litoral, en la vida de Rosendo y Ofelia, era muy chica, me pasó eso. Después de ahí viene el disco que saqué en España en dos mil tres y es donde me largo a escribir sola, y el disco fue producido por músicos de California, por lo tanto el disco tiene un sonido diferente al anterior. En dos mil siete paso a un sonido completamente minimalista porque salía por España a cantar con una guitarra y una percusión de un bombo. El disco es tal cual, que es “Merece lo que sueñas”. Y después de ahí llega el disco del trío de Lucho González y Leo Sujatovich que pareciera que es de catálogo y grabamos para una gira Europea, donde hay guitarra, piano, y soy la cantante del trío. De ahí, pasa toda esa historia y aparece el disco que para mí es el más fuerte que tengo que es “Raíces arrancadas”, y es el primero de mi vuelta al país que produce Lucho González, y por ejemplo el perfil es latinoamericano. Tiene una canción de cada país. Y después llega Peteco Carabajal, que me genera toda una transformación, porque “Espejo de amor” es un disco homenaje que también es de catálogo. Todo sobre Peteco y con la apertura de mi nueva sociedad con él para escribir canciones. Ahora tengo dos propuestas: una que es inamovible aunque no sé qué fecha tiene que es el disco con Peteco con nuestra obra juntos -música de él y mis letras- que es un sueño que tenemos. Esas canciones se merecen un disco. Antes de eso está mi nuevo material que viene a ser tres años después de Peteco. Ahora mismo estoy lista para sacar un disco plenamente mío con temas míos.

*El texto pertenece a la entrevista realizada por Raúl Vigini a Anabella Zoch    

Estás navegando la versión AMP

Leé la nota completa en la web