Editorial

El campo, otra vez combativo

Con un Gobierno nacional obligado a implementar un riguroso ajuste en el gasto público para reducir el déficit de sus cuentas tal como lo exige el FMI al igual que el invisible mercado, el campo argentino presiente de alguna manera que puede ser llamado a contribuir a la solución aunque no lo quiera. Es decir, el Ministerio de Economía no descarta en términos absolutos, más allá de las declaraciones de forma, modificar la política de retenciones agropecuarias en caso de no tener otro camino para achicar el rojo fiscal. Es que no sólo tiene que gastar menos sino recaudar más, y el campo con buenas campañas agrícolas puede convertirse, sin desearlo ni quererlo, en héroe para el Gobierno. 

Mientras la administración nacional no parece tener la creatividad y capacidad para acertar en las medidas que requiere el país, ni tampoco muestra voluntad ni rebeldía para hacer frente a los problemas de la economía tanto internos como externos, las entidades representativas de la producción primaria comenzaron a elevar el tono de sus planteos y a defender su rol desde 2015 hasta ahora. Si bien la sequía ha sido un factor indeseado pero influyente en la última campaña al explicar pérdidas millonarias para el sector agropecuario y en consecuencia para el país y el fisco, el campo apoyó el cambio en el 2015 y luego invirtió generosamente para retribuir a esa sociedad con el nuevo Gobierno, que por su parte instrumentó un plan de reducción gradual de las retenciones. 

De todos modos, el matrimonio por conveniencia que nació hace ya tres años transita por una crisis. El Gobierno no tiene plata y pretende, sin decirlo ni confesarlo, que los productores realicen aportes para ayudar a salir del encierro en el que parece estar el Presidente Mauricio Macri y todo su gabinete, que al igual que la Selección de fútbol en el Mundial se muestra incapaz de darle una alegría al pueblo albiceleste. 

Con el mar de fondo de un posible cambio en el esquema de las retenciones que todos los funcionarios nacionales se empeñan en ocultar y negar al mismo tiempo, la antigua mesa de enlace que integran las conducciones de las principales entidades agropecuarias que en un momento se consagró como la principal resistencia a un poderoso gobierno kirchnerista (con una oposición política tradicional muy debilitada por entonces) volverá hoy a la acción cuando se siente cara a cara con el Presidente. Busca un compromiso público de que no habrá medidas en torno a las retenciones en perjuicio de la actividad agropecuaria. Mostrará, a su favor, el fuerte respaldo de los productores con el país a partir de la inversión para la nueva campaña agrícola. 

No obstante, con la luna de miel entre Gobierno y campo como un recuerdo de otro tiempo, los dirigentes de las organizaciones rurales se han animado en las últimas semanas a alzar la voz en defensa de sus intereses. Uno de los más ásperos es el presidente de Confederaciones Rurales Argentinas, Dardo Chiesa, quien en la última semana repartió "palos" al ministro de Hacienda y Finanzas, Nicolás Dujovne, y también al subsecretario de Lechería, Alejandro 

En medio de los rumores sobre una eventual suspensión en la baja de las retenciones a las exportaciones de soja, algo que es rechazado por las exportadoras y los productores, sin disimular su enojo Chiesa cuestionó al ministro al sostener que "sería una buena señal que Dujovne traiga la plata de afuera en vez de hablar tanto del campo. Estamos en un avión donde el piloto no tiene matrícula". Fue un golpe directo a uno de los ministros encumbrados de Casa Rosada que en las últimas semanas, ante tantas derrotas en materia económica, concentró mayor poder por encima de otros funcionarios. 

El titular de la cartera de Hacienda y Finanzas había asegurado hace tres semanas que no tenía previsto al menos por ahora tocar el cronograma comprometido ante las entidades agropecuarias de reducir las retenciones a la soja de a medio punto porcentual por mes. Ese "al menos por ahora" que evita garantías hacia el futuro provocó la reacción del ruralista, que remarcó que el campo viene poniendo el hombro, cosa que otros sectores no están haciendo desde hace tiempo. 

Con las crisis, en este caso económica, financiera y cambiaria, los acuerdos pueden resquebrajarse. Un Macri cada vez más golpeado sin poder encontrar el rumbo para dejar atrás las turbulencias no está en condiciones de abrir un nuevo frente de conflicto, en este caso con el campo, quizás su aliado más importante en lo que va de su gestión. Hoy se sabrá si el matrimonio recupera la confianza, sigue en un clima de desconfianza o bien se rompe, este último un escenario improbable pero, al mismo tiempo, posible en tiempos revueltos, muy revueltos.  


Autor: REDACCION

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