En momentos de adversidad asoman aquellos gestos que invitan a la esperanza de que un mundo mejor es posible, o al menos una ciudad o una provincia. Se puede apreciar cuando la naturaleza se ensaña con una región, como las inundaciones que afectaron el norte santafesino dos años consecutivos, que se tradujo en una formidable corriente de solidaridad. Miles de familias de aquí cerca y de más lejos participaron de colectas para reunir desde alimentos hasta abrigo y elementos de limpieza para quienes sufrieron el ingreso del agua a sus viviendas, debieron mudarse temporalmente y perdieron casi todo.
Con el frío polar que congela gran parte del territorio argentino se registra una movilización popular solidaria de la misma magnitud. A partir de una iniciativa, que funciona como una chispa, se prende un movimiento humanitario de ayuda a los que menos tienen para soportar las bajas temperaturas, principalmente las personas que están en situación de calle, en gran medida por los efectos de una crisis bravísima que aumenta el costo de vida pero también el desempleo y los indicadores de pobreza e indigencia.
Entonces, en un escenario de precarización de la situación social y económica que expulsa a miles de argentinos del sistema, surgen propuestas solidarias como la del Club River, que abrió esta semana las puertas de su estadio Monumental en la Ciudad de Buenos Aires para proporcionar un lugar caliente a personas sin techo y para repartir frazadas o ropas de abrigo a aquellos que deseen volver a los lugares en donde pasan sus días, debido a que se pronosticó la noche más fría del año. Además del amparo que se ofreció, los que asistieron tuvieron acceso al Museo de River como un entretenimiento gratuito, en el marco de una iniciativa de la ONG Red Solidaria que encabeza Juan Carr en acuerdo con el club de Núñez, que también recibía donaciones de ropa de abrigo y frazadas de los habitantes que se acercaron al estadio.
Desde temprano, centenares de personas se acercaron al Monumental, con frazadas, abrigos y zapatos seleccionados por voluntarios para luego ser donados. Carr, un reconocido dirigente con gran prestigio social, explicó en un mensaje dirigido a todos que con las bajas temperaturas si veían gente durmiendo en la calle llamen al teléfono 108 en la Ciudad y al 911 en la Provincia de Buenos Aires para los casos relacionados al Conurbano bonaerense donde también se advierten situaciones difíciles. Lo que se necesita es que las personas no estén en la calle, hay que tratar de que la próxima muerte no se dé, precisó Carr en referencia a que la ola polar que enfría a la Argentina ya dejó cinco muertos en lo que va de este invierto. Un caso invita a la reflexión: un hombre de 52 años apenas cubierto por unos pocos cartones a solo 400 metros de la Casa Rosada fue uno de los que no aguantó las bajas temperaturas.
En este sentido, en Capital Federal se estima que hay alrededor de 1.146 sintechos, lo que genera un 5 por ciento más que el año pasado, según datos brindados por el Gobierno porteño. En medio de este panorama gris, varias ONG y militantes políticos distribuyen comida en distintos puntos de la ciudad.
Asimismo, el Gobierno de la Ciudad tiene un plan Prevención Frío que pone en marcha cuando las temperaturas están por debajo de los 5 grados. "Ayudemos a la gente en situación de calle. Sumate a las recorridas solidaria. Nada más frío que la indiferencia", señalan diferentes carteles emplazados en la Capital Federal.
La decisión de Red Solidaria y River inició, como un efecto dominó, una intensa ola de ganas de ayudar. Por eso numerosos clubes de la Ciudad de Buenos Aires se dejaron contagiar y anunciaron que abrirán las puertas de sus instalaciones mientras persistan el frío polar, no solo para dar cobijo sino también ofrecer un plato de comida caliente. O una institución ligada a la medicina que también quiere aportar su granito de arena en este contexto, por lo que instalará en un espacio público su colectivo equipado con una cocina para alimentar a las personas que tienen poco y nada para resistir los peores días del crudo invierno. Incluso invitarán a las personas que se acerquen a ingresar a la unidad que estará calefaccionada para que pasen la noche en sus confortables asientos.
Así, en un país donde la polarización en términos políticos parece invadir todos los órdenes con la grieta como principal herramienta que separa, aparecen esperanzadores brotes verdes para formar una gran cadena solidaria que va a contramano, que alienta a la unidad de la gente común para, en este caso, dar una mano a quien la necesita ante este gélido clima.