Hábitat

El arquitecto viajero: Apple Store Milán, Italia

Autoproclamado fiel seguidor de Foster, el Arq. Henzenn, no pierde oportunidad en sus viajes de disfrutar de cada una de las obras de este genio de la arquitectura mundial. Y en esta oportunidad su agudizado ojo nos comparte las construcciones de los Apple Store, las singulares tiendas de la marca numero uno de equipos electrónicos.

Estas tiendas están alrededor de todo el mundo, son más de 300 sucursales, y tienen como concepto ser un packaging a gran escala, a través de ella y del uso del cristal como material estrella, se plasma modernidad, elegancia y ligereza del producto en los espacios de venta de Apple.

Apple ha apostado desde sus inicios por situar sus tiendas en grandes espacios como estrategia de imagen de marca, el gran hándicap al que se enfrentaron en el inicio es que no tenían producto para llenar esas tiendas, apenas dos sobremesas y dos portátiles porque todavía no había salido ni el iPod. Esto les dio libertad para crear algo diferente al no tener que enfrentar el problema de cualquier retailer, más producto que espacio. Tomaron ideas del teatro y de los hoteles y decidieron llenar la tienda, no de productos, sino de experiencias.

 

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Sin embargo, Daniel Henzenn quiere rescatar de estas obras, no solo su belleza e impacto, sino que su relación con el espacio público. Particularmente la tienda de Milán está ubicada debajo de la Plaza Liberty,  junto a una de las calles más transitada de la ciudad italiana, Corso Vittorio Emanuele. La gente habita este espacio casi sin darse cuenta por su imperceptible relación con el entorno. “La construcción de la tienda no marcó una división entre la plaza y el local comercial, al contrario, está tan bien incorporada que solo te das cuenta que estas en las inmediaciones de una tienda comercial por el logo característico de la marca”, explica Henzen sorprendido por esta convivencia tan significativa para la dinámica de las ciudades.

La tienda se define por una espectacular cascada que rodea la entrada y forma el telón de fondo de un gran anfiteatro al aire libre. El área comercial está completamente oculta al público, accesible al pasar entre dos grandes cuerpos de agua en cascada. Al descender, los visitantes se encuentran con una gama de iniciativas creativas que incluyen sesiones gratuitas por hora en fotografía, cine, creación de música y diseño. Abierto las 24 horas, la piazza acoge eventos especiales durante todo el año.


Esta clase de intervenciones conllevan un fuerte aporte urbano, posibilitando a la ciudad el uso de espacios que quizás de otra manera solo hubiesen sido para algunos. La posibilidad de pensar el espacio público misturado con el privado, con una demarcación casi imperceptible, le da al ciudadano otra apropiación de la ciudad, mayor libertad en la circulación y al mismo tiempo mayor vida y dinamismo al espacio. Es un ganar – ganar cuando está bien pensado y desarrollado. ¿En nuestra ciudad nos damos la posibilidad de pensar en intervenciones de esta naturaleza?


 

 

 

 

Autor: CAPSF

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