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El 33% de los adolescentes está angustiado por la incertidumbre generada por el Covid


El 33% de los adolescentes manifestó en Argentina sentirse angustiado, y el 25% dijo estar asustado, frente a la incertidumbre que genera el Covid-19, según un estudio dado a conocer esta semana por Unicef. Se trata de un adelanto del informe Estado anual de la Infancia 2021, que será difundido en noviembre próximo, y en el que además, se indica que al menos 1 de cada 7 niños se vio directamente afectado por los confinamientos en todo el mundo, mientras que más de 1.600 millones de niños sufrieron alguna pérdida en su educación.
Además, y tras la presentación del adelanto del informe "En mi mente: promover, proteger y cuidar la salud mental de la infancia", se señaló que el problema de los trastornos mentales en niños era grave antes de 2020, pero que el mismo se agravó con la crisis sanitaria y que los trastornos mentales entre los jóvenes suponen una pérdida para la economía de casi 390.000 millones de dólares al año.
Durante la presentación se hizo además un llamamiento al sector público y privado "al compromiso, la comunicación y la acción como elementos fundamentales de un enfoque integral para promover la buena salud mental de cada niño, proteger a los niños vulnerables y cuidar a los que se enfrentan a los mayores obstáculos".
El organismo de la ONU indicó en el informe que casi 46.000 adolescentes se suicidan cada año, y que es una de las cinco principales causas de muerte para este grupo de edad.
En 2019, 459 adolescentes murieron en Argentina a causa de suicidio, lo que representa el 15% del total de muertes adolescentes, pasando a ser la primera por causas externas en la adolescencia. Esto significa que 1,2 adolescentes mueren diariamente a causa de suicidio en el país y que un 14% de ellos son en niñas y niños de 10 a 14 años.
"Los últimos 18 meses han sido muy largos para todos nosotros, especialmente para los niños y las niñas. Debido a los confinamientos nacionales y a las restricciones de movimiento relacionadas con la pandemia, niños y niñas han perdido un tiempo valioso de sus vidas lejos de la familia, los amigos, las aulas y los lugares de recreo, que son muy importantes durante la infancia", dijo Henrietta Fore, Directora Ejecutiva de UNICEF. Y agregó: "Las consecuencias del Covid-19 tienen un gran alcance, pero son sólo la punta del iceberg. Incluso antes de la pandemia ya había demasiados niños abrumados por el peso de una serie de problemas de salud mental a los que no se les había prestado atención. Los gobiernos están invirtiendo muy poco para atender estas necesidades esenciales. No se está dando suficiente importancia a la relación entre la salud mental y las consecuencias que se producen más adelante en la vida".
Los resultados del adelanto del informe son producto de una encuesta internacional realizada por UNICEF y Gallup entre niños y adultos de 21 países.
Otro de los datos que surge es que un promedio de 1 de cada 5 jóvenes de entre 15 y 24 años encuestados dijo que a menudo se siente deprimido o tiene poco interés en realizar algún tipo de actividad.
Por otro lado, la reciente investigación concluye que los adolescentes se vieron mayormente afectados emocionalmente, especialmente ligado a la pérdida de proyectos, la disminución de sus posibilidades de participación y la construcción de vínculos sociales.
Y por último, una encuesta realizada en Argentina en relación al impacto de la pandemia entre adolescentes arrojó que el 72% sintió la necesidad de pedir algún tipo de apoyo en relación a su bienestar emocional.
Los trastornos en salud mental diagnosticados, como el trastorno por déficit de atención e hiperactividad, ansiedad, autismo, trastorno bipolar, trastorno de la conducta, depresión, trastornos alimentarios, discapacidad intelectual y esquizofrenia, pueden perjudicar considerablemente la salud, la educación, las condiciones de vida y la capacidad para obtener ingresos de los niños y los jóvenes.
"La salud mental forma una parte integral de la salud; no podemos permitirnos seguir considerándola de otra manera", dijo Fore. Y concluyó: "Hemos observado que, durante demasiado tiempo, tanto en los países ricos como en los pobres, no se han hecho los esfuerzos suficientes para comprender esta cuestión e invertir en ella, a pesar de que desempeña un papel fundamental para el potencial de todos los niños, niñas y adolescentes. Esto tiene que cambiar".
Además del impacto en la vida del niño a largo plazo, algo incalculable, también está el que sufre la propia sociedad. Las pérdidas económicas provocadas por los trastornos mentales que derivan en discapacidad o muerte entre los jóvenes se estiman en casi 390.000 millones de dólares al año (unos 335.000 millones de euros), según un análisis realizado por la Escuela de Economía y Ciencia Política de Londres, incluido en el mismo informe de Unicef.
En América Latina y el Caribe, la contribución perdida alcanza a casi 30.600 millones de dólares al año (26.389 millones de euros) según publicó el diario El País. “Durante demasiado tiempo se ha desatendido la salud mental de los niños y niñas de la región. Ahora, la covid-19 lo ha puesto en el centro de atención”, asegura Jean Gough, directora regional de Unicef para América Latina y el Caribe.
A su vez, el número de psiquiatras especializados en el tratamiento de niños y adolescentes es inferior al 0,1 por 100.000 en todos los países analizados por el informe, excepto en los de ingresos altos, donde la cifra es de 5,5 por 100.000. “Todavía es todo un reto que se hable de ello, cuando nos referimos a lugares en los que la seguridad alimentaria no está garantizada o la atención primaria es mínima... ¿cómo se va a identificar allí que ese niño o niña tenga un problema de salud mental? Y el problema queda oculto”, contextualiza Cristina Junquera, responsable de Incidencia Política de Unicef España.





Autor: REDACCION

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