BUENOS AIRES, 30 (NA). - En su encuentro con la Unión
de los Superiores Generales, el Papa Francisco les anunció ayer que
el año 2015 estará dedicado a la vida consagrada.
La Unión de Superiores Generales ha celebrado su LXXXII
asamblea en el Salesianum de Roma, del 27 al 29 de noviembre y las
reflexiones, basadas en tres experiencias personales, se han
centrado en el papel de los Superiores a la luz del magisterio y
del ejemplo del Papa Francisco.
El pontífice en persona, decidió encontrarse con los superiores
durante tres horas y no solamente en una breve audiencia como
habían solicitado.
No hubo ningún discurso preparado con antelación: se trató de
un largo coloquio fraternal y cordial, con preguntas y respuestas,
consignó el Servicio Informativo del Vaticano.
Antes de saludar a los 120 Superiores Generales presentes, el
Santo Padre anunció que el 2015 será un año dedicado a la vida
consagrada.
Saliendo del aula, dijo: "Gracias, por lo que hacen y por su
espíritu de fe y de servicio. Gracias por su testimonio y también
por las humillaciones por las que tienen que pasar".
Según informó un comunicado de la Unión de Superiores
Generales, la primera tanda de preguntas estuvo dedicada a la
identidad y la misión de la vida consagrada.
Todos los cristianos deben ser coherentes con su fe, sostuvo el
Papa, pero los religiosos están llamados a seguir al Señor de una
manera especial: "Son hombres y mujeres que pueden despertar al
mundo. La vida consagrada es profecía".
"Dios nos pide que dejemos el nido que nos arropa y que
salgamos a los confines del mundo evitando la tentación de
someterlos. Esta es la forma más eficaz de imitar al Señor", precisó.
Preguntado por la situación de las vocaciones, el Papa señaló
que hay Iglesias jóvenes que están dando nuevos frutos.
El diálogo intercultural debe impulsar la entrada en el
gobierno de los institutos religiosos de personas de diferentes
culturas que expresan diferentes formas de vivir el carisma,
reflexionaron los Superiores.
Francisco insistió en la formación que, en su opinión, se basa
en cuatro pilares fundamentales: espiritual, intelectual,
comunitario y apostólico.
Les dijo que es imprescindible evitar cualquier forma de
hipocresía y de clericalismo a través de un diálogo franco y
abierto sobre todos los aspectos de la vida.
La "formación es una tarea artesanal, no una labor de policía",
subrayó y destacó que su objetivo es "formar religiosos que tengan
un corazón tierno y no ácido como el vinagre. Todos somos
pecadores, pero no corruptos. Hay que aceptar a los pecadores, no
a los corruptos".
Se plantearon también algunas cuestiones sobre las relaciones
entre los religiosos y las Iglesias particulares en las que están
insertados.
El Papa afirmó que sabía por experiencia los problemas que se
plantean: "Nosotros, los obispos, tenemos que entender que las
personas consagradas no representan sólo una ayuda material, sino
que son dones que enriquecen las diócesis".