Editorial

Economía y clima

"Los científicos de los sistemas saben que Sandy y la sequía histórica que lo precedió son síntomas de una falla de diseño de un sistema económico, un sistema diseñado para circunstancias del pasado -planeta enorme, economía pequeña, recursos abundantes, desagües ilimitados- que ya no rigen-", es una de las definiciones que realiza en un interesante enfoque de un análisis sobre la relación que existe entre el sistema económico y sus gruesas falencias y el calentamiento global que viene afectando seriamente con alteraciones naturales que causan muy graves daños, el especialista en estos temas John Fullerton, quien es el fundador y a la vez presidente de la organización Capital Institute.

Sostiene el desarrollo de sus propias conclusiones sobre un artículo aparecido en Bloomberg Businessweek titulado "Es el calentamiento global, estúpido", parodiando aquella expresión que se hizo famosa durante la campaña electoral de Bill Clinton contra George Bush, nacido como "economía, estúpido" y luego se popularizó como "es la economía, estúpido" y comenzó a aplicarse en todas aquellas cuestiones consideradas esenciales, trasponiendo las fronteras estadounidenses. 

Como en estos días se ha conocido un nuevo informe del Banco Mundial haciendo aún más sonoras y estridentes las alarmas en cuanto a la magnitud del calentamiento global del planeta, pudiendo alcanzar límites realmente impensados durante el presente siglo, es que vuelven a aparecer todas estas advertencias y conclusiones, como en este caso de Fullerton, quien con mucha razón sin dudas le apunta a los errores de la economía el haber llegado a esta dramática situación, sin que se advierten al menos por ahora, señales ciertas respecto a buscarle una solución estable. La cual, en caso de darse, se ignora que efectos podría llegar a tener ahora, debido a lo avanzado del deterioro.

De acuerdo con las conclusiones del análisis, existen cinco desafíos elementales que se deben afrontar como la gran transformación a realizar durante el presente siglo XXI. Por ejemplo, establecer límites y monitorear parámetros vitales, para lo cual debe seguirse el modelo provisto por el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático, focalizando centralmente en áreas como la pérdida de biodiversidad, los ciclos de agua y nitrógeno, los contaminantes químicos y otros límites de ecosistemas críticos.

Regenerar los sumideros naturaleza de carbono, es otro de los puntos propuestos, instando que debe hacerse un esfuerzo de proporciones bélicas para alcanzar ese objetivo, regenerando océanos, praderas, selvas y turberas, cuyo deterioro permanente y sostenido pone en peligro el futuro de la humanidad. Las praderas, luego de los océanos, son el principal sumidero de carbono, por lo cual deben regenerarse 5.000 millones de hectáreas que se encuentran en constante proceso de desertificación.

Aprender de la naturaleza es otra de las propuestas, ciertamente muy simple, pero dotada de efectividad y que ha sido resignada en gran medida. Deben reimaginarse productos y servicios, modelos de negocios, sistemas de abastecimiento, como así también el sistema de comercio internacional, yendo a los principios del diseño holístico de la naturaleza, que conduce a la retracción.

El cuarto punto propone alcanzar una "economía de la suficiencia", que no exija un crecimiento exponencial de la producción material a partir de recursos escasos en un planeta cuya escala es inamovible, debiéndose caer en una conclusión poco menos que inevitable dentro de las reglas económicas, que es ciertamente "a lo que no tiene precio, no se le puede fijar precio". Deben respetarse a ultranza los límites y bordes que impone la economía, ya que intentar superarlos, como ha venido ocurriendo, es lo que lleva a estos excesos que han deteriorado las condiciones del medio ambiente. Tenemos los océanos contaminados, los pulmones verdes cada vez más acotados, y aún así, conociéndose las causas de origen, todo continúa sin cambios.

Y finalmente, la revaluación del sector financiero, ya que en un planeta que es objeto de estrés, la meta de los enormes retornos financieros sobre un stock de capital financiero hoy cuantioso constituye un principio de diseño con grandes fallas.

Se trata sin dudas, de una visión muy interesante respecto a la participación decisiva que tiene el sistema económico sobre la destrucción del medio ambiente.  

Autor: Redacción

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