Editorial

Economía que viene

La economía que viene es toda una incógnita, en especial por el cimbronazo que provocó la derrota electoral del gobierno nacional en las PASO, lo cual seguramente lo incentivará para adoptar algunas medidas, y con cierta urgencia, para ver si puede modificarse la actual situación, en especial por el deterioro generalizado que provoca la inflación, que amenaza licuar las mejoras salariales.

La economía viene con marcada desaceleración desde el año pasado, provocando fuerte impacto -además de la inflación ya mencionada- las restricciones al mercado cambiario, la sequía que perjudicó seriamente las cosechas y el agujero negro que constituye la energía, que de ser favorable en poco tiempo pasó a ser fuertemente deficitaria al punto que para este año se estima en 13.000 millones de dólares los que deberán disponerse para la compra de gas y combustibles.

Esa fuerte pendiente tuvo cierto recupero en el segundo trimestre de este año al comenzar a ingresar dólares por la venta de la cosecha, que tuvo una mejoría de 10 millones de toneladas de soja. Simultáneamente se buscaba captar los dólares a través del Banco Central, con toda una batería de medidas restrictivas sobre la divisa extranjera, se congelaban los precios, y aunque con dudoso resultado, entre febrero y mayo se consiguió un cierto alivio. De esa manera fue, que con estas disposiciones restrictivas se logró el objetivo de acomodar la situación salarial, con ajustes escalonados de hasta un promedio de 24%, que tal como van las cosas está siendo rápidamente absorbido por el efecto inflacionario.

Hasta mitad de año entonces la situación estuvo sostenida por la vigencia de estos convenios, el medio aguinaldo traccionando al consumo y cierto nivel de inversión que encontró refugio contra la inflación, que a falta de dólares para atesoramiento, se orientaron hacia automóviles, ladrillos y electrodomésticos como alternativa. Es por esa razón que la economía, aunque en forma despareja, transitó ese semestre inicial con un nivel superior a 2012, que estuvo rozando la recesión. Tal panorama, sumado al anuncio de la reducción de la carga de Ganancias a los trabajadores, la suba de salarios y el previsto aumento a los jubilados, hizo que surgiera cierto optimismo para ajustar cálculos de crecimiento en 3,5% para este año.

Un objetivo de máxima que, viendo el comportamiento de la economía en estos dos primeros meses del segundo semestre, y la incertidumbre sobre lo que acontecerá de aquí a las elecciones de octubre, y más aún en los dos meses finales del año cuando seguramente habrá que adoptar medidas restrictivas si es que se quiere detener el tobogán por el cual se desliza la actividad, será muy difícil de sostener. Ya han aparecido otras estimaciones mucho más modestas que ese 3,5%, debiéndose aguardar ahora hasta octubre y ver cómo se desarrollan los acontecimientos.

Los principales desafíos por delante son encabezados por la inflación, que es lo más inmediato a enfrentar, pues se trata de un problema que desparrama sus efectos negativos por sobre todo el conjunto de la economía. La carrera entre precios y salarios, que ya resulta imposible de ocultar, es una de las cosas que se deben resolver con carácter de urgencia, para evitar males mayores como los que se avecinan ante esas circunstancias.

La política energética que se ha venido llevando adelante en estos diez años provocó que de ser un país autoabastecido y exportador, ahora sea netamente importador, con la perspectiva de tener que destinar ese año 13.000 millones de dólares para sostener la provisión, lo cual significa la mitad de lo que ingresa por los derechos de exportación de la producción agropecuaria. Claro, que aun cuando las soluciones aquí no pueden tener efectos inmediatos, se impone resolverlas, aunque de todos modos será una pesadísima herencia que, junto a todo el entrecruzamiento de subsidios, recibirá el gobierno que asuma luego de 2015. En caso de ser continuidad del actual, con mayor razón deberán disponerse medidas que tiendan a ir disminuyendo estos efectos negativos y perniciosos para toda la economía.

Estas son las posibilidades, lo que en realidad vendrá, hay que aguardar como se desarrollan los hechos.

Autor: REDACCION

Estás navegando la versión AMP

Leé la nota completa en la web