Editorial

Economía de Brasil

El mundo, y en especial nuestros vecinos, suelen dar algunas señales que deben ser tenidas en cuenta, ya que está visto que hoy no existen ninguna clase de blindajes, ni cosa que se le parezca, pues absolutamente todos los países se encuentran expuestos a tener que afrontar consecuencias que, muchas veces, se encuentran alejadas de su propio nivel de decisión. En este caso concreto nos estamos refiriendo a nuestro vecino Brasil, que es además el gran motorizador del Mercosur y de nuestra economía -aún cuando tengamos un déficit superior a los 4.000 millones de dólares en el comercio bilateral-, ocupando el séptimo lugar en las economías del mundo.

Vale en este caso tener en cuenta aquello de "cuando veas a tu vecino afeitar, pon las barbas en remojo". Es que Brasil no es en este caso uno más, ya que tiene muchísimo que ver con nuestra actividad económica, existiendo una fuerte relación. Por eso llama la atención el hecho que por primera vez desde el mes de marzo de 2009 -en más de dos años y medio- ocasión aquella en que la crisis de ese momento golpeó muy fuerte a los brasileños, vuelva a experimentar una contracción en su economía.

De tal manera lo certifican datos difundidos por el propio Banco Central de Brasil, dando cuenta que entre julio y septiembre la actividad registró una caída de 0,32%, constituyendo una consecuencia de las medidas adoptadas por la presidenta Dilma Rousseff con el objetivo de reducir el consumo y bajar la inflación, aún cuando la misma es allí de apenas 6 puntos, pero de todas maneras se adoptaron previsiones en ese sentido, ya que cuando el nivel inflacionario se avecina a los dos dígitos, la situación se vuelve mucho peor que los efectos de las medidas para procurar una solución. Una disyuntiva que ofrece diversidad de argumentaciones, y sobre la cual no existe una verdad excluyente, ya que aquí en la Argentina por ejemplo, se hizo hasta hace poco exactamente lo contrario, incentivando el consumo para evitar un enfriamiento de la economía, aunque soportando una inflación que aunque con oscilaciones se ha mantenido en alrededor los 25 puntos.

De todas maneras, nada es definitivo ni estable en las actuales condiciones, ya que para evitar una tendencia afianzada hacia la contracción, tras unos meses de vigencia de las medidas iniciales, Brasil resolvió interrumpir las mismas para volver hacia el crecimiento de su economía. Aunque obtuvo situaciones favorables desde otros sectores, como los inversores por ejemplo, para quienes los títulos de la deuda brasileña son mucho más confiables, mientras que Standard & Poor´s mejoró la calificación de Brasil, justificando que esa decisión responde "a las políticas más prudentes" de la actual administración brasileña, por "haber apretado el país su política fiscal por medio de cortes presupuestarios y contención de gastos", lo cual posibilitará elevar el superávit fiscal a 3,15 puntos del PBI.

Si bien ya Rousseff dispuso una reversión de aquél freno que adoptó en el mes de julio, los especialistas advierten que de no producirse una recuperación muy fuerte del consumo en estos tres últimos meses de 2011, el crecimiento no alcanzará la estimación del gobierno de 3,5 puntos del PBI, que de todos modos quedará bastante lejos de los 7 puntos que Brasil había alcanzado en 2010.

En Brasil se han generado algunos temores de volver a tener que afrontar "una nueva década perdida", aludiéndose al ciclo 1980-1989, cuando se produjo un fuerte estancamiento de la economía lo cual significó un retroceso de magnitud al que luego costó dejar atrás. El planteo, que obligó a desactivar las medidas de enfriamiento, llevaron a instalar el criterio de conseguir una mezcla de crecimiento constante pero sin descuidar la solidez fiscal, que es justamente lo que ahora se está tratando de amalgamar.

El mundo, y especialmente la región, observa con mucha atención lo que ocurre con su economía, ya que su participación tiene directa influencia en las de muchos otros países. En tanto el propio Banco Central brasileño admite que las turbulencias que se viven en el mundo se sienten en toda América del Sur, por lo cual se deben tomar todas las previsiones posibles para que las consecuencias sean lo menos perjudiciales posible.

Autor: Redacción

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