Suplemento Economía

Dudas sobre el nivel de recuperación de Brasil

Por Nicolás Tereschuk


El Gobierno brasileño espera que el clima de cierto "pesimismo"

económico en el vecino país comience a revertirse, aunque recién

cuando se inicie el segundo semestre, en el marco del dilema entre

más crecimiento o más inflación sobre la que se mueve la gestión

de Dilma Rousseff.

Esta semana, un cable de la agencia internacional Reuters citó

a una fuente gubernamental para afirmar que hasta junio la

economía no crecerá con fuerza y que la inflación continuará

"elevada".

Esa situación, se evaluó en la pieza periodística llevó en

Brasil a una anticipación del debate electoral de 2014.

La gestión del Partido de los Trabajadores espera revertir ese

cuadro de bajo crecimiento a partir de julio, cuando el Gobierno

dé fuerte impulso a obras de infraestructura -muchas requeridas

por los próximos mega eventos como el Mundial que se organizará-,

entre ellas autopistas y aeropuertos.

Las estimaciones privadas hablan de un crecimiento del PIB

brasileño del 3 por ciento apra este año, aunque las más

pesimistas marcan un 2,8, cuando en algún momento el consenso se

ubicaba en 3,5.

La inflación anual, en tanto, acumula un 6,6 por ciento, dos

puntos por encima del "techo" del 4,5 que había previsto el Gobierno.

En ese contexto, esta semana trascendió a través de la prensa

un almuerzo entre Dilma, Lula Da Silva y el ministro de Educación,

Aloizio Mercadante, en el que se analizaron las estrategias y

políticas de alianzas del oficialismo brasileño de cara a las

próximas elecciones.

A nivel económico, salió hace pocos días por cadena nacional a

afirmar que "nunca" bajará los brazos contra la inflación,

mientras sectores de la oposición se centran en las subas de

precios para atacar al Gobierno.

"Es más que obvio que el gobierno no va a descuidar nunca el

control de la inflación, esta es una lucha constante, inmutable,

permanente, no abandonaremos jamás los pilares de nuestra política

económica", aseveró la jefa de Estado.

Esa decisión se concretó con el aumento de las tasas de interés

concretado el mes pasado, pese a que el gobierno había prometido

evitar ese tipo de medidas que caen mal en sectores concretos de

la economía porque hace que se deriven fondos a la especulación

financiera en lugar de a la inversión productiva.

Roberto Frenkel, un economista que integró el equipo económico

de Raúl Alfonsín explicaba de manera concisa la situación del

vecino país en declaraciones recientes al sitio de internet del

diario español El País.

"Brasil Está en el intríngulis entre crecimiento e inflación.

El crecimiento de Brasil es muy bajo, cayó mucho respecto de 2010

y no puede crecer más. No hay suficiente inversión porque ha

perdido competitividad. El atraso cambiario cobra peaje y uno no

puede ver cuándo termina de cobrarlo", evaluó.

Por su parte, la mandataria brasileña convocó esta semana a

mantener el nivel de empleo pero a reducir los costos del trabajo

para aumentar la competitividad, aunque sin tampoco eliminar lo

que denomino "conquistas sociales".

"Brasil tiene que tener una meta colectiva, un compromiso con

la competitividad. Tenemos que tener ese compromiso sabiendo que

no es necesario dejar de lado las conquistas sociales ni mucho

menos la estabilidad económica que conquistamos a duras penas en

este país", aseguró.

Advirtió que su gobierno no está pensando en "reducir el

empleo" pero que están tienen la obligación de "reducir el costo

del trabajo".

En el marco de esa fina cornisa, de esas disyuntivas es que

avanza Brasil, un socio comercial y político clave de la

Argentina, lo que revela a su vez las dificultades que atraviesa

la región en un contexto global muy cambiante.  (Especial para NA)

Autor: Redacción

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