Editorial

Dos años de cepo

El cepo cambiario cumplió dos años, y los resultados no han podido ser peores. Su implementación fue para evitar el drenaje de divisas al exterior, aunque el objetivo resultó finalmente incumplido ya que durante estos dos años el Banco Central tuvo una resignación de reservas de 15.000 millones de dólares. Pero además, y algo tan o igualmente de grave, es que esta medida generó rápidamente un mercado paralelo que en este momento ha ubicado al dólar con una diferencia del 70% por sobre el oficial.

Esta compleja situación, que también incluyó el fracaso del blanqueo de capitales, hizo que ahora se sometiera a una fuerte presión a sectores empresarios para que traigan sus capitales del exterior para comprar bonos BAADE en dólares, todo dentro de un marco de notorias informalidades, lo cual finalmente no hace otra cosa que restarle seriedad, y con ello credibilidad, a esta clase de operaciones.

Dentro de todo este curioso escenario, resulta llamativo, cuando no extraño, escuchar a la presidenta del Banco Central, Mercedes Marcó del Pont, formular declaraciones de circunstancia tras la derrota electoral, en el sentido que todo este tiempo hubo una coherente política cambiaria, cuando en realidad fue todo lo contrario. Declaraciones que, por supuesto de ninguna manera ayudan a la pretensión de ir produciendo un reordenamiento en todo lo que hace al conjunto de la economía y la actividad financiera.

Según un informe del propio Central, en los últimos diez años se fugaron capitales por 90.000 millones de dólares, mientras que sólo en 2011 siguieron ese camino 20.000 millones, lo cual decidió la implementación del cepo cambiario, cuyo objetivo fue el de preservar las reservas y evitar tener que llegar a una devaluación. El resultado quedó desnudo y a la vista de todos, pues desde la vigencia del cepo se evaporaron 15.000 millones de dólares, dándose cuenta que sólo en los primeros 6 meses de este año para financiar el turismo se fueron de las reservas 4.576 millones de dólares, es decir, suma muy parecida a los 4.667 millones que se consumieron en ese mismo rubro durante todo el año pasado. Todo lo cual tiene un agravante, pues mientras los argentinos cada vez gastan más en el exterior, el turismo internacional cada vez viene menos a nuestro país, lo cual agranda la diferencia, y además, cuando deben liquidar aquí sus divisas recurren al mercado paralelo.

Pero esto no es todo, pues el cepo que acaba de cumplir dos años tuvo un impacto negativo en el comercio exterior a raíz de las restricciones para las importaciones que impactaron negativamente en muchas plantas de producción locales. E igual de negativo fue el resultado de la prohibición del giro de utilidades y dividendos al exterior por parte de empresas radicadas aquí y con centrales en el extranjero -aunque la medida fue flexibilizada para las mineras-, ya que eso provocó una fuerte caída del ingreso de capitales, sea en préstamos como en inversión directa. Es que nadie, salvo excepciones por alguna circunstancia determinada, resolvería destinar inversiones a un lugar del cual no se pueden retirar las utilidades, quedando el resultado negativo a la vista.

Una historia que parece nunca acabar, pues ante el fracaso de las medidas dispuestas para afrontar la escasez de dólares y la esperanza de poder conseguir préstamos en el exterior, llevaron al Gobierno Nacional a pagar indemnizaciones a empresas de los Estados Unidos que habían litigado contra nuestro país en el CIADI, cuyo verdadero objetivo era destrabar un crédito del Banco Mundial, apareciendo además en el horizonte tener que darle solución a la deuda con el Club de París y arreglar con los fondos buitre, para que la Argentina pueda volver al mercado del dinero en el campo internacional. Y aún así, los organismos internacionales pondrían trabas debido a los subsidios que se otorgan a las tarifas de luz, gas y transporte, ya que, según dicen, introducen artificialidad en el funcionamiento de la economía, lo cual es insostenible en el tiempo.

La perspectiva no es de ninguna manera favorable, salvo que se introduzcan algunas nuevas variantes que permitan ir corrigiendo muchas de estas situaciones que afectan el normal desenvolvimiento económico.

Autor: REDACCION

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