Juventud divino tesoro, del poeta nicaragüense Rubén Darío, hace referencia a esa edad dorada en que uno puede vivir y disfrutar el presente sin preocuparse ni angustiarse demasiado por el futuro. En la Argentina inestable e indescifrable en el que proyectar y planificar se presenta como una misión imposible, bien podríamos que el dólar es el divino tesoro que tranquiliza a sus tenedores. La incertidumbre es moneda corriente en el país, pero aumenta hasta niveles alarmantes ante cada turno electoral porque la economía está atada con alambres oxidados. Como la intervención en el mercado de divisas que hace el Gobierno nacional provoca distorsiones, porque se busca planchar el valor del dólar para evitar que se disparen aún más los precios, se genera un olla a presión que puede estallar en cualquier momento.
Entonces, la devaluación es un fantasma que siempre está como amenaza, a veces más activa y otras algo adormecida. Cuando el peso se deprecia, entonces aquellos que optaron por comprar dólares sienten una tranquilidad reparadora mientras que quienes se quedaron con pesos perciben que solo tienen papel pintado.
Los datos de julio del Banco Central muestran que las ventas de dólares para ahorro treparon en julio un 65%, mientras que también creció la cantidad de personas que adquirieron la divisa. La fuerte suba en el sector minorista se dio en un mes en el que el dólar blue registró un salto de $12,50 en medio de mayores restricciones para operar que generaron ruidos en el mercado.
Durante el mes pasado, unos 690 mil ahorristas adquirieron billetes, lo cual significó un aumento de 247 mil frente a junio, cuando se cortó la racha de nueve meses en caída. Las elecciones, estúpido; surge como explicación de este interés por cambiar pesos por dólares de los argentinos inspirada en aquella ya célebre "la economía, estúpido" acuñada en los comicios presidenciales de Estados Unidos en 1992 que cimentó la campaña con la que Bill Clinton derrotó a George Bush.
Según el Banco Central, solo unos 25 mil vendieron dólares, precisó el informe de Evolución del Mercado de Cambios y Balance Cambiario de la autoridad monetaria. El estudio también indicó que las compras y ventas per cápita fueron de US$ 189 y US$ 218, respectivamente.
Las "Personas humanas" compraron de forma neta US$ 229 millones, básicamente para gastos efectuados con tarjetas por consumos con proveedores no residentes y atesoramiento. Dentro de ese total, unos US$ 125 millones fueron para ahorro, lo cual representó una suba de 65% respecto del mes previo y un descenso de 83% interanual.
En junio, unas 443 mil personas habían comprado billetes, lo que había representado un incremento de 139 mil frente a mayo y así había cortado con una seguidilla de caídas en la cantidad de operaciones registradas desde el año pasado, cuando se anunció el endurecimiento del cepo cambiario.
En agosto de 2020, el mes previo a la puesta en marcha de esas medidas, se había llegado a vender en neto unos U$S 920 millones, una cifra que bajó a U$S 803 millones en septiembre, cuando entró en vigencia de manera parcial el nuevo esquema cambiario.
Luego, la tendencia a la baja fue más fuerte con el correr del tiempo, dado que en noviembre se vendieron sólo U$S 320 millones para llegar en diciembre a U$S 311 entre atesoramiento y consumo con tarjetas. En diciembre de 2019 se había llegado a un récord, ya que unos 2.600.000 individuos habían adquirido dólares a través del mercado de cambios.
En este marco de volatilidad y de una sensación de nunca se sabe que puede pasar, la única certeza es que los controles cambiarios seguirán un rato largo.