Editorial

Doble lectura de la emisión

En lo que pretendió ser un autoelogio a la promocionada política de desendeudamiento del Gobierno nacional, al comenzar su último discurso ante la Asamblea Legislativa en el que año que se despedirá de la Presidencia, Cristina Kirchner citó un tuit del periodista Joseph Coterrill, corresponsal del Financial Times en Nueva York. En ese pequeño mensaje, publicado en la red social el 27 de febrero, el comunicador destacó que "la Argentina lo logró, porque bonos de la deuda reestructurada cotizaban por encima de la par". Sin embargo, la interpretación del mensaje por parte de la jefa de Estado fue equivocado, ya que mientras ella avanzaba con su discurso ante los legisladores, el propio Cotterill agradeció la mención pero al mismo tiempo aclaró que el valor de los bonos sube en tanto y en cuanto se reduce la permanencia de Cristina en el cargo. 

Ahora el Gobierno nacional vuelve a hacer una lectura extremadamente optimista sobre la reciente colocación de deuda en el mercado nacional, una operación por la que pretendió hacerse de 500 millones de dólares aunque finalmente tomó 1.415 millones de esa moneda mediante los Bonar 24 (vencen en el 2024) a una tasa de 8,956 por ciento. "Antes decían que no nos prestaban, ahora dicen que nos prestan caro, están cansados de correr el arco", sostuvo el ministro de Economía, Axel Kicillof, al celebrar el resultado. "Lo cierto es que hay demanda de bonos argentinos y de créditos para la argentina en moneda extranjera. Es un mito que no hay financiación para la argentina", agregó buscando minimizar las críticas. 

Sin embargo, los detractores recordaron que el éxito de la colocación no obedece a la confianza que genera este Gobierno en el mercado financiero local sino a las expectativas enmarcadas en un inminente cambio de Gobierno a partir del 10 de diciembre, cuando concluye el mandato de Cristina Kirchner. 

Hay que recordar que el Gobierno decidió realizar esta colocación apuntando a la plaza doméstica para evitar que la emisión quede alcanzada por la cláusula pari passu que motivó el fallo del juez neoyorkino, Thomas Griesa, a favor de los holdouts. El Bonar 24 es un título en dólares con legislación nacional que paga una tasa de interés de fija de 8,75 por ciento anual con amortizaciones semestrales. Su primera emisión fue especial y tenía como destino cancelar las obligaciones a la española Repsol que derivaron de la estatización de YPF.

De esta forma, la lectura a efectuar por la demanda del Bonar puede ser positiva para el Gobierno, tal como consignó Kicillof. O negativa, es decir los inversores compran el bono por su alto rendimiento -en el mundo las tasas son más bajas en tiempos donde hay mayor liquidez- y confiados de que el kirchnerismo finalizará su ciclo en diciembre próximo. 

En su último informe, el Banco Ciudad consideró que "el Gobierno continúa con su estrategia tendiente a estabilizar la economía a corto plazo, a costa de ahondar los desequilibrios macroeconómicos pre-existentes y dejar una pesada herencia para el año 2016", en la que se podría incluir el Bonar, cuya recaudación se gastará ahora pero la devolución del dinero se efectivizará durante las próximas administraciones. 

"Los datos recientes muestran que el Banco Central está logrando sostener una precaria y transitoria estabilidad cambiaria que, hasta el momento, permitió moderar la inflación y detener la caída del nivel de actividad. La contracara de este inestable equilibrio es un deterioro de los fundamentos de la economía, con reservas internacionales que, netas de préstamos a corto plazo, restricciones comerciales y pagos de deuda congelados, siguen en baja, y un déficit fiscal creciente que, sin acceso a los mercados internacionales de deuda, es acompañado por una emisión monetaria superior a la de 2014", advierte el reporte.

En tal sentido, alertó que más pesos y menos dólares, en un contexto de acelerada apreciación del tipo de cambio real, obviamente tornarán más dificultosa después de diciembre una eliminación de las restricciones cambiarias que apunte a liberar las potencialidades que aún presenta la economía argentina, o en caso de insistirse con la actual estrategia de represión financiera, el año próximo indefectiblemente volvería a incrementarse la brecha cambiaria, cayéndose otra vez en un escenario estanflacionario. Por último, el informe señala que "sin correcciones de fondo, el principal objetivo de la actual estrategia económica es que el oficialismo llegue fortalecido a los comicios de octubre". 

La realidad parece devolver siempre dos imágenes o al menos dos formas de verla. En estos días Kicillof negó la existencia del cepo cambiario. ¿Qué pasa si hacemos la prueba de comprar libremente dólares hoy mismo con pesos con origen justificado? Hay restricciones, se venden sólo una determinada cantidad. ¿Eso no es cepo? 

Autor: REDACCION

Estás navegando la versión AMP

Leé la nota completa en la web