Editorial

Doble cobertura previsional

En momentos de crisis es necesario adoptar medidas para sobrellevar la adversidad, aunque como muchos gurúes recomiendan también asoman las oportunidades de efectuar cambios con mayor o menor profundidad. Los casos en materia de salud son ideales para dar cuenta de estos escenarios. Es decir si una persona sedentaria que no mantiene una alimentación equilibrada, tiene soprepeso y además fuma sufre un infarto, entonces los médicos le exigirán que modifique sus hábitos de cuidado personal para superar la descompensación y además avanzar hacia un estado de bienestar y salud plena. 

Con la Argentina, el paciente en este caso, acontece algo similar. No puede continuar viviendo como lo ha hecho hasta ahora porque lo más probable es que si logra recuperarse y no cambia, en pocos años padezca otro episodio traumático en su salud como país. De ahí la necesidad de que todos los espacios políticos, más allá de populistas y liberales, logren consensos básicos en torno a políticas de estado que se sostengan contra viento y marea en beneficio del conjunto de la población. A veces curarse implica un proceso doloroso, como lo es la crisis socioeconómica que soportan los argentinos en estos días y que amenaza con extenderse bastante más.  

¿Pero es esta crisis una oportunidad de cambio saludable? El tiempo dirá. Se insiste en que el Gobierno llamó al diálogo demasiado tarde cuando tiene el agua al cuello, pero también es cierto en que más vale tarde que nunca. Es lo que hay para empezar y bienvenido sea, aunque tanto nos cuesta ayudar al adversario en términos políticos, puesto que cuando al otro que está en el gobierno le va mal, crecen las chances de que al resto le vaya bien al menos en el plano electoral. 

En un reciente reporte del Instituto Argentino para el Desarrollo Social (Idesa), se destaca que el gobierno elaboró una lista de 10 puntos para ser consensuados entre la mayoría de las fuerzas políticas. Se trata de un decálogo de principios institucionales que en un país serio resultarían una obviedad ponerlos a consideración. Que el motivo de debate sea el

equilibrio fiscal, la independencia del Banco Central, promover las exportaciones, el respeto por los contratos, la legislación laboral moderna, la reducción de la presión impositiva, un sistema previsional sostenible y equitativo, el federalismo sin tratos discrecionales, las estadísticas transparentes y el cumplimiento de las deudas pone de manifiesto el nivel extremo de precariedad y degradación que sufre la política en Argentina.

En el caso de Idesa se detiene en el análisis del sistema previsional puesto que el gasto en este concepto supera el 10% del PBI, un nivel por encima de la mayoría de otros países, incluso aquellos que tienen una demografía más envejecida. La consecuencia de este desequilibrio es que el sistema previsional se convirtió en el principal factor desestabilizador de las finanzas nacionales y de las provincias que no transfirieron sus sistemas a la ANSES.

Además del envejecimiento, otros factores afectan la sostenibilidad y la equidad consigna el informe. En este sentido, menciona la expansión de la doble cobertura previsional, puesto que según el Boletín de la Seguridad Social en el primer semestre del 2018 se observa que el total de jubilados y pensionados nacionales está en el orden de los 5,7 millones y en sólo el primer semestre del 2018 crecieron en 3 mil los nuevos beneficiarios; que los jubilados y pensionados con solo un beneficio cayeron en -2 mil personas y que los jubilados y pensionados con doble beneficio crecieron en 5 mil personas.

De acuerdo al estudio de la consultora, estos datos muestran la relevancia de desagregar el crecimiento de la población cubierta según el tipo de beneficio. Por un lado operan las jubilaciones a las que se accede por llegar a la edad de retiro y cumplir con los años de servicios. Por otro lado están las pensiones que se generan cuando fallece la pareja de un jubilado. Estas pensiones en la mayoría de los casos duplican la cobertura ya que frecuentemente la pareja sobreviviente tiene su propia jubilación, sea porque aportó o porque accedió a ella a través de una moratoria. Lo que se está observando es que mientras las personas con solo un beneficio se reducen, las personas con dos beneficios aumentan.

Así las cosas, el impacto más visible de las moratorias (jubilaciones sin aportes) fue que universalizó el acceso a la jubilación. Menos visible, pero no menos importante, es que las moratorias ahora traen aparejada la gradual masificación de la doble cobertura. 

Por último, plantea que el tema de la doble cobertura debe ser abordado en una doble perspectiva. Como se viene haciendo en otros países, hay que revisar a futuro las reglas de pensión para evitar la superposición de beneficios. Más complejo y delicado son los casos de personas que ya obtuvieron el derecho a cobrar dos beneficios. Para este segmento, que representa más del 20% de los jubilados y pensionados actuales, se podría evaluar regímenes de movilidad diferentes. 



Autor: REDACCION

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