Editorial

Disparen contra Alberto

En los últimos días, el presidente Alberto Fernández fue el destinatario de una sucesión de ataques por parte de quienes están alineados, supuestamente, en una misma estructura política.

La carta que le envió Hebe de Bonafini, fue el detonante, pero no el único, entre tantos disparos de "fuego amigo", como bien lo definieron varios analistas.

La titular de Madres, tantas veces cuestionada por sus declaraciones, sostuvo en esa misiva que el hecho de reunirse con representantes de la oposición, es muy parecido a "acostarse con cocodrilos, porque en cualquier momento te pueden morfar".

Esa referencia estuvo destinada el encuentro que mantuvo el Presidente con dirigentes de otros espacios, en el marco de una reunión de la que también participaron, en representación del oficialismo, Sergio Massa y Máximo Kirchner.

Fernández, evidentemente, tuvo en cuenta esa advertencia, porque le contestó a Bonafini poco después de recibir una esquela que puso de manifiesto de qué manera piensa y actúa la veterana dirigente.

Hubo otros cuestionamientos al jefe de Estado, algunos conocidos y otros que no trascendieron, pero aquella reunión no pasó desapercibida para varios del segmento duro del partido gobernante.

El primer mandatario, sin embargo, no sólo tuvo detractores, sino que hubo quienes se alinearon con su postura dialoguista.

Quizás, sorprendió que lo hiciera con una declaración contundente el ministro Agustín Rossi, titular del área de Defensa y hombre del riñón de Cristina, al pedir en voz alta que es el momento de apoyar al Presidente.

Con esa manifestación, uno de los integrantes más emblemáticos del Gabinete, fijó una postura muy firme, en apoyo de Alberto, que fue blanco de varias municiones gruesas en un tiempo donde existen otras preocupaciones.

Otro que también se puso del lado del primer mandatario nacional es Sergio Berni, el ministro de Seguridad de la Provincia de Buenos Aires, que tuvo reiterados encontronazos con su par nacional, Sabina Frederic.

Los cortocircuitos entre ambos funcionarios, Frederic y Berni, alcanzaron picos de extrema tensión en más de una oportunidad, recordándose particularmente aquella aparición intempestiva de la cartera bonaerense en un operativo que estaba desarrollándose en el Puente de la Noria.

Mientras tanto, la vicepresidenta Cristina Kirchner, hasta el momento no tuvo un pronunciamiento sobre la conflictiva situación y sólo opina de cuestiones personales en su cuenta de Twitter.

De todos modos, es muy factible que haya reaccionado con una mueca poco agradable cuando escuchó que Alberto identificó como "mi amigo" al jefe del Gobierno porteño, Alberto Rodríguez Larreta, con quien el Presidente se sienta con frecuencia en Olivos -como ocurrió ayer- para evaluar la situación sanitaria.

Cuando las aguas pierden su calma y empiezan a agitarse, las relaciones se resquebrajan. Es inevitable que eso suceda, porque se generan divisiones que son preocupantes y que en la jerga se definen como una lucha entre halcones y palomas, que dejan heridos de los dos bandos.

La pandemia, claro está, atentó contra las políticas económicas de un Gobierno que sigue priorizando la salud, pero que a partir de los anuncios formulados ayer, también le otorga un lugar importante a la economía.

Es que después de la última cuarentena estricta, que justamente culminó este viernes, se otorgarán algunas facilidades a distintos sectores, en especial a los más castigados, para que intenten recuperarse.

Una tarea que no resultará sencilla, al margen de ciertas flexibilizaciones, toda vez que el consumo bajó de manera alarmante y de esa manera no sería muy prudente generar demasiadas expectativas.

Así lo reconocen los propios empresarios y comerciantes, que con un tremendo esfuerzo pudieron subsistir, pero que desde estas nuevas disposiciones saben que tendrán que seguir luchando contra la adversidad.

Muchos recibieron ayudas del Estado, que les permitieron sobrellevar una situación de una complejidad sin precedentes, que no sólo es patrimonio de Argentina, sino que se observa en todos los países del mundo, aún en los más poderosos.

En este tipo de dificultades, las internas suman una mayor dificultad a la hora de encontrar soluciones para encender las ilusiones. Se mencionó en tantas ocasiones que "de esta salimos entre todos", que en algún momento todos llegamos a pensar que el consenso era posible.

Fue un espejismo, porque las diferencias son cada vez más profundas. Se dan, lamentablemente, dentro de los mismos partidos, que se desangran en estas luchas internas. Mal podrían lograrse acuerdos entre quienes hoy siguen caminando por veredas opuestas.

No es una sensación, es una realidad que ya nadie puede discutir, ni mucho menos disimular.


Autor: REDACCION

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