BUENOS AIRES, 16 (especial de NA, por Leonardo
Coscia). - La disfagia es un trastorno de la deglución que tiene
una prevalencia de entre el 6% y el 9% en la población general,
pero no es una enfermedad, sino una secuela de muchas otras,
cirugías o tratamientos oncológicos con quimio y radioterapia en
la cabeza y en el cuello.
Quienes la padecen suelen manifestar que "les cuesta comer",
que tosen cuando lo hacen o bien que la comida "no les pasa" y
muchos, inclusive, llegan a atragantarse.
Esto, sin dudas, hace que el acto de alimentarse no sea algo
placentero.
"En mi caso el trastorno de la deglución se presentó mediante
la falta de aire no durmiendo o en reposo pero sí al caminar o
moverme luego de haber sido operado hace 1 año y 4 meses de un
cáncer de pulmón, y ya estar de alta. Aparentemente, el problema
surgió durante la intervención para la anestesia", comentó José
Izquierdo, paciente del Hospital Universitario Austral (HUA).
Rubén Castaño, jefe del servicio de Kinesiología del HUA,
explicó que "se le llama deglución al proceso complejo por el cual
el alimento pasa de la boca al estómago".
"Este involucra 3 etapas: la primera y voluntaria es la oral.
Las otras dos, que son involuntarias, son la fase faringe-laringe
y la esofágica", añadió Castaño.
Es un procedimiento complejo porque si bien es rápido, y una
vez que el paciente "decidió" tragar, desde la etapa 1 a la 3 sólo
pasa un segundo, lo cierto es que en él intervienen 30 músculos, 6
pares craneales, saliva para la producción del bolo y la
integridad de las estructuras anatómicas involucradas.
"Según su topografía, la disfagia puede clasificarse en
orofaríngea o superior (corresponde a la primera y segunda etapa
de la deglución) y disfagia esofágica o inferior que corresponde a
la tercera etapa. Las primeras representan el 80% del total",
comentó el especialista.
Ocurre que la segunda etapa de la deglución "se comparte" con
la vía respiratoria, razón por la cual cualquier falla o
deficiencia en este movimiento o en la acción muscular, puede
generar que el alimento pase al pulmón en forma de aspiración.
"Las disfagias provocan dos tipos de alteraciones: por un lado,
los trastornos de la eficacia que generan desnutrición y
deshidratación, y por el otro los trastornos de seguridad,
relacionados con las infecciones pulmonares y en algunos casos la
muerte", manifestó Castaño.
Entre las enfermedades que generan disfagia se cuentan el ACV,
la enfermedad de Parkinson, distintos tipos de distrofias, la
esclerosis múltiple, la diabetes y el cáncer de laringe.
No obstante, como postuló el kinesiólogo, "también pueden
desarrollarse una disfagia por cirugías de cabeza y cuello,
tratamientos con radioterapia en la cavidad oral y uso de
asistencia de un respirador por más de 48 horas, entre otras".
El abordaje de esta patología para su diagnóstico y tratamiento
debe ser interdisciplinario.