Editorial

Dinero de jubilados

El dinero de los jubilados siempre ha tenido un magnetismo muy grande para los gobiernos de todos los signos y colores, como así también para los estafadores que se cuelan dentro de la gigantesca organización -tanto en la ANSeS como en el PAMI- para cometer desfalcos de todo tipo y color, apelando a una imaginación que ojalá fuera para otros fines, despojando a los pasivos de sumas que se cansan de tener ceros a la derecha. Sea por una u otra alternativa, los recursos están cada vez más escasos, generándose siempre una preocupación extra a los jubilados, además de la que tienen la mayoría de ellos por sus bajos ingresos. Conviene recordar que el 74% de los pasivos cobra el haber mínimo de 7.246 pesos, unos 245 pesos por día. No es difícil sacar conclusiones.

En respaldo de lo que decimos, no es difícil formalizar un rápido repaso sobre algunas de las situaciones producidas durante la docena de años kirchneristas, cuando además de ingresarse indiscriminadamente y con aportes que eran descontados de los mismos haberes recibidos -aunque no en todos los casos- cerca de 2,5 millones de jubilados, se sacaban recursos para construir viviendas, comprar computadoras, pagar la asignación universal por hijos, ayudar a Scioli para pagar el aguinaldo de su provincia, asistir a una fábrica de automotores, o para el financiamiento de gastos generales del Estado, por supuesto entre otros, ya que la sucesión de estos verdaderos saqueos fue muchísimo más amplia.

Aunque en menor medida, con el actual gobierno nacional la cuestión no ha cambiado demasiado, pues también los recursos de los jubilados son tomados para muchas otras cosas que no son pagar haberes de pasivos. Eso sí, tanto antes como ahora se dejan en depósito letras, títulos o bonos, que poco a poco van agotando el Fondo de Sustentabilidad, el que queda con esa pila de papeletas que se conocen como "pagadios".

Pero lo que realmente preocupa, en especial a toda la clase pasiva, es este plan que tiene el gobierno para la reforma previsional, como parte de una serie de reformas que también incluyen las áreas laboral, financiera y tributaria. Es verdad que algo se debe hacer, y en eso hay coincidencia generalizada pues con el actual sistema organizativo de la Argentina, se marcha directo hacia el abismo, y cada vez con mayor aceleración. Pero en el caso de los jubilados, que fueron favorecidos por este gobierno por la reparación histórica, el cambio previsional que se intenta llevar adelante, entre algunos aspectos positivos y casi inevitables, tiene algunos otros muy negativos.

Está dentro de lo positivo el poner un techo más modesto a las jubilaciones privilegiadas, como algunas del Poder Judicial de 360.000 pesos mensuales, evitar las jubilaciones anticipadas a las que han accedido personas de menos de 50 años de edad, y también poner límites a las provincias, que han hecho uso y abuso del sistema.

En cambio lo malo es el intento de cambiar el índice del aumento anual que tienen los haberes jubilatorios, ya que el gobierno propone modificar la fórmula de movilidad, tal como ahora se vienen recibiendo los ajustes en marzo y septiembre de acuerdo con la evolución de la recaudación y movilidad salarial. El proyecto establece aumentar mensualmente de acuerdo con la inflación, lo cual le significaría a la ANSeS ahorrar unos 100.000 millones de pesos anuales, es decir, dinero que va a los bolsillos de la clase pasiva.

Con la fórmula polinómica en vigencia, las subas de haberes están atadas a la evolución de la economía, que el mismo gobierno dice que estará en crecimiento durante 2018. De esa manera los jubilados este año recibieron 28,3% de aumento, seis puntos por sobre la inflación, recuperando sus ingresos. De aprobarse el ajuste mensual según la inflación, el gobierno dice que será positivo para los jubilados pues recibirán ajuste todos los meses, una verdad disimulada, ya que lo cierto es que al llegar a fin de año sólo estarán igualados con la inflación. Con el sistema actual y la actividad económica en situación favorable se estaría por sobre el nivel inflacionario. Así de simple.


 

Autor: REDACCION

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