Editorial

Difícil profesión

Muy posiblemente, nunca con la fuerza de este tiempo, se ha profundizado tanto el concepto de la imprescindible presencia que significa el periodismo para el sustento democrático. Es que simboliza, como ninguna otra expresión del pensamiento, la voz del pueblo, de la gente, que puede plasmar de tal manera sus inquietudes, sus necesidades, sus preocupaciones, resultando en definitiva la síntesis de sus vivencias comunitarias, exponiendo como un compendio todo lo posiblemente ajustado a la realidad, del mundo en que vivimos.

Si bien fueron los jesuitas a fines del Siglo XVII los primeros en introducir la imprenta, el primer diario que hubo en el Río de la Plata fue manuscrito, con data originada en el año 1764, para recién en 1801 imprimirse, inauguralmente, un periódico llamado "El Telégrafo Mercantil, Rural, Político, Económico e Historiográfico del Río de la Plata" -de paso, vaya extensión del nombrecito, como para ser voceado por los canillitas-, siendo el mismo obra del coronel español Francisco Cabello y Mesa.

La prensa auténticamente nacional, constituyéndose en el vocero criollo por excelencia, nació junto al Primer Gobierno Patrio, unos días después del grito de libertad que se hizo trueno tras la Revolución de Mayo, siendo el nombre de esta primera publicación nacional "La Gazeta de Buenos Ayres", y su creado, uno de los apóstoles de la democracia argentina: Mariano Moreno.

Los ideales y fundamentos de la Gesta de Mayo fueron para el pensamiento esclarecido y profundo del secretario de la Primera Junta, los principios rectores de sus fundamentales y rápidas realizaciones. Entre ellas, la publicación de un periódico difusor de los objetivos revolucionarios. El decreto del gobierno patrio ratificó su inspiración corporizando el anhelo de una prensa nacional, libre, digna y orientadora..

De tal manera fue que el 7 de junio de 1810 apareció por primera vez "La Gazeta de Buenos Ayres", alentando desde sus páginas el auténtico espíritu de la Patria, teniendo como lema un pensamiento de Tácito: "Rara felicidad de los tiempos en los que se puede sentir la que se quiere y decir lo que se siente".

El Congreso Nacional de Periodismo, reunido en Córdoba en 1938, estableció el 7 de junio como "Día del Periodista", que se conmemora desde entonces, es decir, desde hace 74 años. Una fecha que estamos viviendo hoy, la cual celebra la libertad de ideas y de expresión, única forma posible de sustentar y concretar los ideales de una auténtica democracia.

Desde la inicial aparición de "La Gazeta" de Moreno han transcurrido 202 años, la edad de la Patria, acompañando y sosteniendo todo ese dificultoso tránsito, durante el cual hubo logros y tropiezos compartidos, aunque apareciendo siempre el periodismo y toda la prensa en su conjunto, comprometida con el presente y especialmente con el futuro, aunque sin olvidar el pasado. Toda una historia recorrida prácticamente al unísono, que permitió comprobar la infaltable necesidad de la prensa libre, como concepto esencial para consolidar el sistema democrático, única alternativa posible para desarrollar una gran nación.

En este tiempo justamente, el periodismo se encuentra en dificultades, sufriendo embates desde el gobierno, que van desde las encerronas económicas merced a la inequitativa distribución de la publicidad oficial, hasta otras metodologías de presión, conjuntamente con una ley de medios audiovisuales que se aplica de acuerdo con las conveniencias y necesidades, habiéndose dispuesto además el control estatal del papel de diario, un elemento fundamental para los medios gráficos.

No se acepta el disenso, sosteniéndose la proclama del pensamiento único, lo que hace muy complicada la convivencia, generando un escenario del que casi diariamente tenemos pruebas de sus deformaciones.

Un presidente que luce por sus actitudes de humildad y conexión con su pueblo, como el uruguayo Pepe Mujica -quien dejó atrás, sin rencores, sus épocas juveniles de lucha clandestina-, sostuvo clara y contundentemente que "la mejor ley de medios es la que no existe", significando que sobre la prensa, aunque equivocada, no deben existir controles. Otro tanto se escucha el sonar desde Brasil, otro de nuestros vecinos, donde su presidenta Dilma Rousseff, se mostró absolutamente convencida de sostener a ultranza todas las libertades de expresión.

Un claro ejemplo contrario de los vientos de restricción y censura que afronta el periodismo de Venezuela, Ecuador y Bolivia. La Argentina, se muestra en este tiempo, mucho más cercana a estas últimas, aunque sin llegar a los excesos allí cometidos. 

Autor: Redacción

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