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Día del Joyero y Relojero: ¿cuál es el origen de esta celebración?

Es usual pensar en regalar alguna cadenita, pulsera, dije o anillo para conmemorar un hecho importante; algún evento especial, cumpleaños, aniversario, graduación, comunión, entre otros festejos que siempre es lindo tener en la memoria. ¿Pero qué más lindo que tener un recuerdo para siempre? Un recuerdo en forma de joya que apenas ves se transforma en un viaje al pasado, un escape hacia esos momentos vividos. Luego de leer estas líneas, seguro vuelve algo de esto a la mente: el sello de amor con las alianzas en el dedo anular de los novios; una cadenita con el dije de la profesión que elegiste estudiar y que terminaste con éxito o una medalla que simboliza a cada hijo, por el Día de la Madre. Cuánto de esto también tiene alguna grabación detrás para hacer el regalo aún más particular. Fechas, nombres, deseos...
Son infinitas las posibilidades, sus formas y modos. Las joyas también simbolizan elegancia; Mirtha Legrand siempre luce en sus dedos anillos con piedras enormes y lujosas, o en el cuello alguna gema especial al salir al aire en la televisión.
No es menor destacar que aún se siguen utilizando los relojes, a pesar de que exista el celular y marque la hora. Es que verlo se hizo se costumbre, tanto que si lo olvidás, sentís su ausencia, algo falta. Con miles de variantes y colores, agujas chicas o grandes, mallas metálicas o de cuero, no hay innovación tecnológica que opaque a los clásicos, a los que siempre tenemos guardados en la mesita de luz. ¿Quién hubiera pensado, hace siglos atrás, que íbamos a tener la posibilidad de medir y tener el tiempo literalmente en nuestras manos?
Pero, ¿cuál es la historia detrás de la celebración del Día del Joyero y Relojero? El nacimiento de Cellini es el marco de este día. Él fue, inicialmente, discípulo de Miguel Ángel, con quien desarrolló sus habilidades como medallista, escultor, cincelador y joyero. Pero fue durante su trabajo para los Médicis, la famosa familia florentina que patrocinó a varios artistas notables. Gran parte de su trabajo lo reseñó en el "Tratado de orfebrería y escultura" que escribió poco antes de morir, en Florencia, en 1571.
Entre las obras más importantes de Cellini se pueden mencionar: El salero de oro y de esmalte que realizó para Francisco I de Francia (una pieza elaborada entre 1539 y 1543 que está en el Kunsthistorisches Museum, de Viena);
el relieve en bronce de la Ninfa de Fontainebleau (puede verse en el museo del Louvre, en París); el busto en bronce de Cosme I (Museo Bargello,  Florencia), entre otros.
Es de notar que la fabricación de joyas se remonta a tiempos muy antiguos, pero recién en la Edad Media esta actividad adquirió renombre. Por esa época se comenzó a llamar "orfebre" a la persona que desarrollaba esta actividad. El término que proviene del francés orfèvre (artífice), que, a su vez, deriva del latín auri (oro) y faber (arquitecto).
Los orfebres eran aquellos artistas cuyas creaciones estaban realizadas con metales preciosos como oro y plata, o sus aleaciones. Y, para no ser acusados de alquimistas creadores de piezas falsas, empezaron a montar talleres con grandes ventanales a la calle, así la gente podía ver lo que hacían.
Históricamente, tanto la joyería como la relojería han sido actividades mayoritariamente masculinas. Y, además, un oficio que se transmitía de generación en generación. Sin embargo, desde mediados del siglo XX a la fecha, el sector ha registrado una gran apertura: algunos joyeros siguen trabajando en solitario; otros, ya se han plegado al formato actual de trabajo en equipo en talleres industriales, en donde cada joyero realiza un trabajo diferente (unos diseñan, otros fabrican, otros sueldan y otros engarzan).
Si bien se han sumado nuevas tecnologías y materiales, los joyeros siguen haciendo lo mismo que hacían antes y después de Cellini: crear casi de la nada una pieza que parece muda, pero que habla de todo. Habla de arte, belleza y perfección, de una creatividad por encima de la lógica y de un esfuerzo increíble por buscar la novedad en cada una de sus piezas, para que sean únicas e irrepetibles. Las huellas de los joyeros están presentes siempre y es de un gran valor tenerlo en cuenta. 

Autor: REDACCION

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