Aunque las matemáticas y los números son inalterables, cuando se habla de deuda externa, no es tan seguro que sea de esa manera, pues suelen hacer tantas manipulaciones y diversas formas de presentación, que una idéntica situación puede parecer totalmente diferente. Es que todo depende de quién lo haga y qué intereses defienda, pues en caso de ser simpatizantes del anterior gobierno kirchnerista, recurren a números bajos y la cantilena del desendeudamiento, mientras que en cambio del lado de enfrente se tiene una visión muy distinta, sosteniendo que lo único que se hizo fue trasladar el endeudamiento externo al sector interno, y de paso, acrecentarlo notablemente. De igual modo sucede cuando se analizan las acciones del actual gobierno en materia de deuda, pues aun cuando se admite de ambas partes el fuerte endeudamiento para financiar el gasto público, las cifras difieren desde los 100.000 millones de dólares dichos por la ex presidenta Cristina Kirchner hasta los 35.000 que afirman voceros oficiales, con una enorme diferencia en el medio.
Otro tanto sucede con la reciente toma de deuda a 100 años, fuertemente criticada por todo el arco opositor, sosteniendo que en 13 años el prestamista recuperará los 2.750 millones de dólares y luego tendrá 87 años más para seguir cobrando intereses anualmente. El gobierno en cambio -que volvió a demostrar un desacierto en sus comportamientos políticos- elogia esa toma de préstamo pues se dice que el país recuperó credibilidad, algo poco creíble considerando que se paga una tasa de interés que es el doble de la que paga nuestro vecino Bolivia, por ejemplo.
Lo cierto es que a fines de diciembre de 2016 la deuda argentina en pesos y moneda extranjera ascendía a 288.000 millones de dólares, no incluyendo las deudas de las provincias ni de las Lebac del Banco Central. Si retrocedemos a diciembre de 2015, un año atrás del dato mencionado antes, la deuda que había dejado el gobierno K era de 253.000 millones, con lo cual tenemos que, efectivamente y según datos oficiales, el endeudamiento en un solo año del gobierno macrista fue de 35.000 millones de la divisa estadounidense.
Si vamos un poco más atrás, hasta 2005, entonces tenemos que la deuda era de 154.000 millones de dólares, quedando bastante claro cuál fue el endeudamiento generado por el kirchnerismo hasta su salida en 2015, cercano a los 100.000 millones, aunque debe formularse una aclaración, ya que si bien lo adeudado aumentó considerablemente durante dicha gestión, en cambio fueron modificándose los acreedores, recortándose los del exterior -en la mayoría de los casos organismos financieros internacionales-, pero en cambio creciendo exponencialmente los internos, como por ejemplo el Banco Central, la ANSES, Banco Nación e incluso otros organismos a los que también se retiraron fondos para financiar el gasto público, dejando a cambio diversa documentación, que en otras épocas -y seguramente ahora se seguirá el mismo camino- fueron calificados de "pagadios".
Es por esas razones que la ANSES tiene seriamente comprometidas sus finanzas, pues el Fondo de Garantía ha venido siendo utilizado para toda clase de financiaciones, pero lo que parecía un recurso inagotable, consecuencia de estos desmanejos, hoy está al borde del abismo, poniendo en riesgo el sostenimiento del pago de haberes a los pasivos, que durante el gobierno anterior se incrementaron en unos 3 millones -incorporándose todos aquellos sin haber jubilatorio-, sin pago de aportes y profundizando la desfinanciación de las cajas.
Es por eso, que todo tiene que ver con todo, y por eso decimos que muchas veces en las matemáticas mezcladas por las cuestiones políticas no siempre dos más dos es cuatro, producto de la manipulación que se hace de todas estas cuestiones.
Un parámetro bastante aproximado a la realidad, al menos más difícil de maquillar, es tomar la referencia del PBI, recordándose que a fines de 2015, al momento de irse el kirchnerismo, la deuda era el 16,8% del producto total de la Argentina, y que ahora estaría en el orden del 21%, quedando fielmente plasmado en ese solo dato el fuerte endeudamiento producido por el macrismo, financiando el desmadrado gasto público.