La deuda pública llegó a los 201.009 millones de dólares al 30 de septiembre de 2013, de acuerdo a la más reciente información divulgada por la Secretaría de Finanzas del Ministerio de Economía de la nación. La suba del último período contabilizado, siempre según información oficial, fue de 14.000 millones de dólares en un año. Tenemos entonces, como primera reflexión, que el proclamado desendeudamiento no ha sido tal, sino que el monto ha seguido incrementándose, aunque con un cambio de perfil de los acreedores, pues antes eran organismos financieros internacionales en los cuales se tomaban los préstamos y ahora la mayor parte corresponde a organismos públicos.

Precisamente, del total referido de lo adeudado el 65%, es decir 121.685 millones de dólares, es a organismos como el Banco Central, el Fondo de Garantía de Sustentabilidad de la ANSES y el Banco Nación, pudiendo hacerse algunas especificaciones como el caso del BCRA que resignó buena parte de sus reservas al Tesoro nacional para el pago de vencimientos de deuda, además de adelantos transitorios para solventar el financiamiento del déficit fiscal. En cuanto a la ANSES, es decir el dinero de los jubilados, absorbió bonos de las AFJP, financió al Estado y además viene haciéndose cargo de otros gastos como el pago de la Asignación Universal por Hijo. Pero además, de la deuda actual el 26,9% es con acreedores públicos y sólo un 12,6% con organismos financieros. 

Sobre el reducido endeudamiento con entes internacionales, es debido a que en los últimos diez años la Argentina vio restringida la posibilidad de acceder a estos préstamos, justamente los que ahora está buscando por haberse quedado sin la posibilidad de recursos locales.

Pero lo más notable, es que como casi todo lo que ha venido diciendo el gobierno nacional en esta década, termina por desenmascararse, ya que desde 2005 a 2013 y siempre por el informe oficial, la deuda aumentó 75.000 millones de dólares, por los ajustes, intereses acumulados y financiamiento del déficit fiscal por parte del Central y la ANSES.

El total referido de 201.009 millones de la divisa estadounidense, incluye además la deuda con el Club de París, valuada en 6.000 millones pero que en este momento -justo cuando la Argentina está tratando de solucionar su pago mediante financiamiento para poder acceder nuevamente al mercado internacional del dinero- podría llegar a los 9.000 millones.

En cambio, en ese monto total no son considerados los fondos que no ingresaron a los canjes anteriores, que suman según detalle oficial a 11.700 millones, que nuestro país ha resuelto reconocer, por ahora al menos en parte. Pero además, siempre avanzando en el informe aludido, tampoco se tienen en cuenta en ese monto total de deuda los 18.000 millones que se deberán pagar por el cupón PBI, los 6.500 reconocidos a Repsol por la estatización del 51% de sus acciones en favor de YPF. 

De tal modo, de tenerse en cuenta todos estos otros fondos que no han sido estimados, la deuda pública total según los análisis que hacen especialistas  en el tema, estaría ascendiendo a 240.000 millones de dólares, es decir, un 60% del PBI. Es que de acuerdo a nuevos recálculos del PBI y el impacto de la devaluación reciente, el monto de la riqueza producida en un año en el país sería de 400.000 millones de dólares en este momento.

Según los artilugios que suelen utilizarse en esta clase de informes, tal como se hace con la balanza fiscal, lo que se trata de exhibir en mayor relieve es la llamada "deuda neta", de la cual se excluye el endeudamiento con los organismos públicos. Es decir, todos esos bonos, letras y otra clase de papeles emitidos por el Estado para dejar en lugar del dinero que toma del Banco Central, ANSES, Banco Nación e incluso el PAMI en menor medida, que con el paso del tiempo llegan a convertirse en verdaderos "pagadios", como ha ocurrido en casi todas las épocas anteriores. Es decir, demorando el levantamiento de estos préstamos, generalmente a varios años, o bien dejando que se hagan cargos los gobiernos que vendrán. Un calco de lo que ha venido ocurriendo en estas últimas décadas.