Editorial

Deterioro de ingresos

Todo lo que se dice desde ámbitos del gobierno y del aparato de propaganda oficial respecto a la inclusión social, al aumento del poder adquisitivo del salario y a la sustancial mejora en cuanto a la distribución del ingreso en todos estos años, queda reducido a escombros con las propias estadísticas oficiales del INDEC, con algunos datos que son contundentes. Veamos, sobre un total de 16 millones de personas que trabajan, nada menos que 12 millones de ellas gana por debajo de 6.500 pesos mensuales, y bajando un poco más en la escala se advierte que del total de ocupados, lo haga en un empleo regular o en negro, la mitad percibe menos de 4.040 pesos mensuales.

No sólo estos datos contrastan claramente con el relato oficial respecto a la distribución más equitativa de los ingresos, sino que además, en cierta forma explican las razones por las cuales ha crecido tanto la conflictividad laboral y social, que tiene manifestaciones permanentes en todo sentido, sea en ámbitos específicos de cada actividad o bien en las calles y espacios abiertos, donde la movilidad se ha convertido en un problema de muy difícil resolución por el extremo de desborde alcanzado. Si a tal panorama se agrega el alto efecto negativo que provocaron la devaluación del peso y en forma constante la inflación que viene desde hace tiempo atrás pero ahora agravada por la aceleración alcanzado en este primer trimestre del año, con 7,2% acumulado en enero y febrero, y seguramente otro tanto en marzo, lo cual tuvo un altísimo impacto negativo en el poder adquisitivo. Por ejemplo, entre otros males que pueden mencionarse, ese nivel inflacionario ya consumió el 11,11% otorgado a los jubilados, quienes recién volverán a cobrar una nuevo ajuste de haberes en el mes de octubre próximo.

Toda esta perspectiva, tiene además una fuerte incidencia en las paritarias, haciéndose cada vez más difícil alcanzar acuerdos, dándose la clásica figura de la manta corta, mientras la inflación continúa devorando todo lo que encuentra a su paso, sin que se adviertan medidas conjuntas para enfrentarla.

Según los datos oficiales del INDEC, correspondientes al último trimestre de 2013, un 33,5% del total de los 16 millones de trabajadores se encuentra "en negro", por lo cual ganan menos, tienen muchísimas desventajas y sus empleos están siempre pendientes a la posibilidad de despido.

De todas maneras la desocupación continúa siendo relativamente baja con apenas 6,4% de las personas económicamente activas, aunque dentro de esa contabilización se cuentan los asistidos por planes y programas sociales. Claro, que quienes están incluidos dentro de esta franja, conformando el 25% del total -unos 4 millones de personas- tienen ingresos por debajo de 2.500 pesos mensuales, a quienes por lo reducido del monto y por tener que enfrentar una disputa con la inflación que pierden desde antes de iniciada, el deterioro social que experimentan es de fuerte impacto.

Un muy alto porcentaje del total de asalariados no llega a cubrir los costos de la canasta familiar, con lo cual queda expuesto otro aspecto que es ocultado en las estadísticas del INDEC, los niveles de pobreza e indigencia. Es que, según el organismo oficial y tomando como base las canastas cuyos índices eran manipulados, los niveles son bajísimos, parte del relato. Los que confrontan con las cifras que en igual sentido miden otros organismos privados, estableciendo la pobreza en un 30% de la población.

Una de las conclusiones más contundentes a las que se llega por los datos oficiales, es que la distribución de los ingresos continúa siendo muy desigual, y cierta recuperación que se había ido acumulando antes, ahora fue eliminada. Un dato clase es que los que menos ganan y ocupan las franjas más anchas de la base de la pirámide salarial, solo en el último año debieron resignar un 0,7% en favor del 10% de los que más ganan y se encuentran en la cúspide de la pirámide.

Esta es la realidad que se tiene, y más que eso con la que se debe convivir, donde lo más afectados son -como siempre en estas circunstancias- los que menos ganan y disponen de ingresos fijos. En ellos, la inflación provoca estragos. 

Autor: REDACCION

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