Los ingredientes son el repertorio digamos… cómo elegí los ritmos para musicalizar las letras
Fue muy fácil, porque nosotros tenemos una variedad de ritmos en el norte donde se pasa de la zamba, al carnavalito, la chacarera, el gato, la cueca, el bailecito, que son muy identificables en nuestro lugar, y por ende la parte instrumental también. Ha sido importante el acompañamiento que he tenido en este disco tanto con los instrumentos autóctonos como las invitadas de mi provincia: Paola Arias para cantar conmigo en un tema y Mariana Cayón con su maravillosa participación así que se ha nutrido este nuevo material no solo de la comida, del paisaje, del sabor, del color, de los aromas, sino también de la participación tan dulce de unas voces puestas en ese repertorio y la parte instrumental.
En Cafayate viviendo la experiencia de compartir el momento con otros músicos
Fui contratada por el Museo de la vid y el vino que recomiendo como uno de los lugares preciosos de Cafayate para que lo visiten. Y en las vacaciones de invierno generalmente su directora nos invita a participar, así que siempre voy y hago un taller de gastronomía con la participación de la gente que amasa o estira, o come porque hice un sofrito de quinoa para acompañar los pancitos que hicimos con ellos. Eso fue un día, y otro día estuvo invitada Mariana Cayón con Hugo Bistolfi que ustedes recordarán es uno de los músicos que integraba Rata Blanca como tecladista haciendo un espectáculo maravilloso. Es decir que propuestas artísticas hay muchísimas, pero como éstas, buenas, pocas y meritoria y espero que la podamos ver en otros lugares.
La experiencia de llevar adelante una actividad docente
Es otra de las tareas que me gusta hacer. Un poco lo pensé porque podría salir beneficiada en lo personal. Porque pasando los cincuenta años empezamos a sufrir dolencias, y dije, la memoria es uno de los temas que debemos trabajar todos los seres humanos, entonces hago cantoterapia para la gente mayor. ¿Qué quiero decir con esto? Que no vamos a sacar cantantes ni líricos, ni tenores, sino que vamos a participar con el canto, de momentos que nos den placer. A través de las canciones respiramos, hacemos elongación, buscamos el análisis de la canción, toda la descripción de lo que dice la letra para buscar mejores estados de ánimo del ser humano, y la memoria sobre todo para que la letra nos ayude a cantar sin papel. Que nos acordemos de las posturas frente a un auditorio, porque los que estamos ahí, aunque seamos tres ya nos están mirando y nos gusta que lo que se haga sea cada vez más lindo así que es una tarea hermosa que estoy haciendo desde hace algunos años y creo que voy a seguir haciendo.
La anécdota
Como decía Armando Tejada Gómez, en su libro Canto Popular de las Comidas, la comida regional es el único elemento folklórico vivo, pues nadie puede preparar plato alguno partiendo de los habituales recetarios de cocina, sino por la tradición oral y la práctica diaria. Es entonces que fue necesario recordar vivencias de mis antepasados, aquellos que vivieron en el Valle Calchaquí, para poder recuperar parte de ese patrimonio, traer datos, comentarios, ilustraciones, costumbres, culturas alimentarias e historias alimenticias que distingue la región salteña; norte de nuestro país. Como salteña suelo frecuentar aquellos lugares donde pasé parte de mi vida, la casa en el querido pueblo de San Carlos, en el Valle Calchaquí, para seguir adquiriendo saberes y sabores de la cultura provinciana. Recorro la provincia de punta a punta, paseando por esos pueblos o parajes, que invitan a probar productos y comidas muy variadas como quínoa, maíz, papas, zapallos, ají, yacones, achochas, panes, charquis, quesillos con miel de caña o cayote, mazamorras, gaznates, colaciones dulces, chancaca, empanadillas, por mencionar algunas exquisiteces. Ya que menciono la Mazamorra, me gustaría contarles lo que presenté en el Festival de Cosquin del año 2005, cuando di a conocer mi pequeño libro “Canto con Sabor” a la comida criolla. Prepare una mazamorra para los periodistas nacionales que se dieron cita en el festival. Los preparativos fueron en una casa que nos prestaron. Pusimos en remojo el maíz blanco partido con bastante agua y al otro día lo hervimos en grandes ollas. Fue una sorpresa para los concurrentes en la Sala de Prensa ubicada al costado del escenario mayor. No quedo nada, lo devoraron y especialmente para mí fue muy grato servir un plato típico de nuestra cocina criolla y el libro que mereció los mejores elogios.
Para hacer Mazamorra se necesita
½ kg. Maíz blanco partido. Agua cantidad necesaria. Con o sin azúcar a gusto. También pueden hacerla con leche. Servir con canela.
Siempre es bueno hacer una receta, hablar del valor patrimonial que tiene la comida nuestra o… cantarle a las comidas criollas. En breve estaré presentando el nuevo disco musical sobre los productos y comidas típicas de los salteños, que se pudo terminar gracias a un subsidio del Ministerio de Turismo y Cultura de Salta.
*El texto pertenece a la entrevista realizada por Raúl Vigini a Adelina Villanueva