Sociales

Descubrimiento: visión indígena

La palabra descubrimiento tiene por lo menos dos acepciones antagónicas: la del descubridor y la del descubierto. Si la historia la relata el primero, obviamente acentuará su punto de vista y hablará de los hallazgos, las resistencias, las conquistas, las sumisiones. Si la relata el segundo, mostrará la otra cara de la moneda.

Ambas visiones tienden a excluirse mutuamente, como un modo natural de realzar la perspectiva propia. Los historiadores hispanos se caracterizaron en general por ofrecer una visión del descubrimiento americano como la gran epopeya del renacimiento español. Lo negativo de la conquista -atenuada por una visión excesivamente optimista- aparecen más como indeseables puntos negros que como un verdadero fenómeno de intensa repercusión social en los aborígenes. En la vereda opuesta, los historiadores antiespañoles pusieron en penumbra los méritos de España, para acentuar sus enormes manchas. Estamos hablando de la "leyenda blanca" y de la "leyenda negra".

Sin hacer el juego a esta última, creo que los cristianos debemos tomar distancia para lograr una visión real. Nosotros, efectivamente, estuvimos presentes (o ausentes) en todo lo que hubo de bueno y de malo en los tiempos de la conquista. Hemos sido protagonistas de un fenómeno continental de vastas proporciones, no sólo en lo geográfico sino también en la intensidad de su participación.

Es bueno, pues, que, sin desconocer ni disminuir lo positivo, hagamos un esfuerzo para escuchar la otra campana, que sonó menos triunfal que a los oídos españoles: la de los aborígenes, la de quienes por ser tales (ab-orígenes: desde los orígenes) estuvieron viviendo muchos siglos antes de que llegaran los españoles, portugueses, ingleses, franceses y otros pueblos conquistadores. Dice al respecto el padre Gustavo Gutiérrez:

"Es necesario tener el coraje de leer los hechos desde el reverso de la historia. En esto se juega nuestro sentido de la verdad. En efecto, sólo la honestidad histórica nos liberará de los prejuicios, las interpretaciones estrechas, la ignorancia, los ocultamientos interesados que hacen de nuestro pasado una hipoteca que nos aprisiona, en lugar de convertirlo en un impulso a la creatividad”.

Autor: Redacción

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