Editorial

Desafío clave

La Argentina cerró 2017 con el déficit de la balanza comercial más grande de la historia, con el récord de 8.471 millones de dólares en rojo. Eso es historia aunque reciente, muy conocida, quedando ahora por delante el desafío de revertir esta situación pues de lo contrario no será posible revertir la situación de la economía, y consecuentemente, mejorar las condiciones sociales.

Las proyecciones que se presentan, al menos en este momento inicial del año, considerando lo ocurrido en el ejercicio anterior y las perspectivas existentes, que en el presente 2018 tales condiciones pueden llegar a profundizarse. Es decir, en pocas y claras palabras: la situación tendrá tendencia a empeorar, y por lo tanto, complicar todavía más todo este conjunto de factores que conforman la economía y que no logran amalgamarse. Sin dudas se trata de una amplia gama de factores, pero este de la balanza comercial, que es el saldo entre las exportaciones e importaciones, resulta clave pues constituye el único ingreso genuino de divisas. Y estamos tocando fondo.

El dato sensible de este primer mes del año, es que en enero el rojo comercial fue de 478 millones de dólares, mayor que los 356 millones de déficit que hubo en enero de 2017, como para tener en cuenta, pues se trata de un arranque muy complicado del año, y sin visualizarse posibilidades de cambios.

De todos modos, en general la mayoría de los analistas de temas económicas, al menos por el momento, no dramatizan en exceso la situación, coincidiendo en que existen riesgos en el corto plazo, pero que podrán irse superando, siempre y cuando se consiga el lógico incentivo y aumento de las exportaciones, en especial en algunos sectores clave que tienen favorables condiciones para alcanzar ese objetivo, como son el agro, los servicios y la minería. Aunque claro, no todo es tan lineal, pues también se alude con cierta insistencia en la necesidad de una estrategia bien clara y definida en el largo plazo, elemental para atraer inversiones en áreas que hoy se encuentran en situación muy débil, como por caso la industria automotriz y la energía, sincerándose en que no es suficiente subir las ventas de carne o biodiesel, sino que se debe incrementar y muy fuerte la producción del yacimiento de Vaca Muerta, abrir nuevos mercados para todo el sector de la agroindustria, y por sobre todo mejorar las condiciones del tipo de cambio.

La competitividad es otro de los problemas, muy marcado para algunos de esos analistas, ya que la Argentina sólo tiene penetración de venta de sus productores en sólo 6 de los 25 principales mercados importadores del mundo, pudiéndose citar algunos de ellos: Egipto, Turquía, Sudáfrica, México y varios países de Europa. Esa carencia de competitividad se puede resumir en los elevados costos de producción y de los insumos y la alta carga tributaria, aspectos que el gobierno comenzó a tratar de corregir, encontrándose con una muy enérgica oposición de parte de sectores relacionados con las organizaciones obreras, e incluso en algunos casos puntuales de áreas empresarias, que perderían privilegios y deberían ajustarse a condiciones de competencia mucho más exigentes.

Se reclama además, siempre con la mira apuntada al objetivo de incrementar las exportaciones, sea en su volumen como en su valor, el agregado que debe hacerse a las manufacturas de origen agropecuario, buscando de tal modo incorporar valor agregado a las materias primas. Es decir, vender alimentos en lugar de porotos de soja. Y también para el sector, se destaca la gran oportunidad que tienen las maquinarias agrícolas fabricadas en el país para ser vendidas en el resto del mundo, rubro que puede abrir un abanico de nuevos mercados.

Justamente, las estadísticas son contundentes en cuenta a la apertura de nuevos mercados, pues la lista de rojos comerciales incluye a Brasil con 8.555 millones de dólares, China 7.897, Estados Unidos 3.153, Alemania 2.630, México 1.435 y Francia 1.047 millones de dólares. En cambio tenemos superávit con Chile 1.767 millones, Vietnam 1.651, Argelia 1.456, India 1.252 y Egipto 1.227 millones de dólares. 

Autor: REDACCION

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