La última semana antes de las elecciones generales eran insostenibles por la histeria colectiva que se advertía en el país para comprar dólares como si se aproximara una suerte del fin del mundo pero restringido a la Argentina. La fuga de reservas del Banco Central, las largas colas en entidades bancarias, financieras y cuevas reflejaban un nivel de incertidumbre enorme sobre lo que podía pasar el domingo y sus efectos para los días siguientes.
Que el Banco Central estaba obligado a replantear su estrategia tras las presidenciales no era ningún secreto. La incertidumbre y las crecientes tensiones en la plaza cambiaria aumentaban la presión a la demanda de dólares en un contexto de constante caída de reservas que limita el poder de fuego. El organismo que conduce Guido Sandleris evaluaba desde la semana pasada diferentes alternativas para hacer frente a las compras por cobertura en medio de fuertes expectativas de devaluación. La caída de las reservas también aportaban su cuota de dramatismo para que aumente la inquietud en los ahorristas, que durante toda la semana pasada gastaron buena parte de su tiempo en hacer largas filas en muchos bancos para tratar de comprar dólares antes de un eventual colapso.
Según datos oficiales, las reservas internacionales del Banco Central cayeron en lo que va de octubre ya bajaron casi 3.500 millones, en medio de una fuerte tensión cambiaria y financiera. Según la información oficial brindada por el organismo que conduce Guido Sandleris, los fondos atesorados en el Central se ubicaban el jueves pasado en 45.258 millones de dólares. El clima electoral recalentó la plaza y movilizó la demanda de billetes de grandes inversores pero también de pequeños ahorristas que salieron a buscar cobertura ante un peso al que pocos quieren.
En sólo dos días de la semana pasada, las reservas registraron una brusca caída de 1.333 millones de dólares y elevaron la pérdida de octubre a 3.445 millones. Según la información oficial, el mes pasado las reservas tuvieron una merma de 5.397 millones de dólares, en gran medida por la caída de los depósitos en moneda extranjera de las entidades. A ello se debe sumar las ventas del Banco Central en el mercado de cambios para abastecer la persistente demanda en medio de la incertidumbre vinculada con las elecciones.
En ese escenario, durante el fin de semana surgieron diferentes interrogantes respecto de qué decidiría hacer la autoridad monetaria para contener el temido estallido financiero post electoral. Una de las posibilidades apuntaban a que temporalmente se frene el envío de dólares a los bancos, por lo que no tendrían otra alternativa que utilizar sólo el stock disponible para abastecer la demanda de clientes. Una medida de este tipo llevaría a que en el corto plazo los ahorristas tengan dificultades para retirar los depósitos en moneda extranjera.
Otra de las alternativas que se evaluaban era profundizar el cepo cambiario que comenzó a regir a principios de septiembre, el cual hasta el domingo permitía la compra mensual de 10.000 dólares para minoristas. Las versiones iniciales sugerían que el monto podría bajar a 3.000 dólares en el mejor de los casos, mientras que las más pesimistas consideran que el número se puede llegar a reducir a cero. Otro escenario hipotético que estuvo en la mesa del fin de semana estaba dado en que la intranquilidad en el mercado podría llevar a que luego de las elecciones del domingo se decrete un feriado cambiario para lunes y martes con el fin de intentar enfriar la plaza financiera, si es que el resultado generaba un salto en la cotización del billete verde desde el domingo a la noche, tal como sucedió en las Primarias.
Se recuerda que mientras se conocían parcialmente los resultados de las PASO del 11 de agosto que daban como ganador al Frente de Todos, las sociedades de bolsa que operan las 24 horas ya ofrecían con una marcada suba a la moneda norteamericana.
Otro riesgo latente, según advirtieron algunos analistas, es el de caer en una hiperinflación, si no se puede frenar la suba del tipo de cambio en un contexto de insuficientes reservas, por lo que recomendaban directamente poner en marcha un nuevo sistema cambiario.
Más allá de este mundo de especulaciones que dominaron el fin de semana y en particular los especiales televisivos del domingo después del cierre de las votaciones, finalmente el Banco Central optó por reducir drásticamente el monto de dólares que se pueden comprar por mes, que pasó de de 10.000 a tan sólo 200. El primer día logró el efecto deseado por las autoridades monetarias ya que se registró una baja en la cotización del dólar, pero este hecho quizás no se deba tanto a la medida del Banco Central sino al inicio de la transición entre Mauricio Macri y Alberto Fernández retratada en una foto que funcionó como un bálsamo para los mercados. De este modo, la Argentina pasó del nerviosismo de la semana pasada a una necesaria distensión que marcó el lunes post elección.