Ante la presencia de Gendarmería en la city porteña, los operadores de las cuevas prefirieron en los últimos días concretar transacciones con clientes habituales y de modo telefónico con entregas a domicilio. Tal como sucede en una rotisería, los clientes llaman, hacen su pedido y lo reciben en los lugares que indiquen, mediante una moto o un auto, según la cantidad de dinero implicada en la operación.

Así, el circuito financiero informal de la city porteña busca esquivar posibles controles de Gendarmería y continuar con su normal actividad de un modo que, durante los últimos días, se volvió habitual, y que de paso brinda un servicio con "valor agregado" a la clientela.

Operadores señalaron que si algún cliente llama por teléfono en medio de un control, con una jerga específica se comunican entre las partes sin llamar demasiado la atención. "Tengo visitas", es una de las frases más conocidas en el mercado paralelo, para dar a entender que personal de Gendarmería se encuentra en la cueva.

El dólar también llamado "delivery" tiene un recargo que oscila entre un 5 ó 10 por ciento, lo cual variará de acuerdo a la cantidad de divisas en la transacción.