Solemos considerar al tiempo como
una variable inelástica que solo nos otorga la oportunidad de
aprovecharlo o darlo por perdido de forma irrecuperable, sin
embargo tiene otra condición que nos permite ponerlo a favor de la
sustentabilidad; la sincronía.
DIMENSIONES AISLADAS
Considerar una única dimensión para intervenir en el mundo pone
a las restantes en nuestra contra, a veces con tanto impacto y
evidencia que podría considerarse una suerte de venganza natural.
El caso de China es evidente por la decisión de acelerar su
desarrollo industrial tanto como sea posible para colocar al país
en situación de liderazgo de los mercados con un foco cerrado que
no dejó espacio para consideraciones accesorias.
La aceleración intensa y sostenida que alcanzó requirió más
energía de la disponible por lo que se hizo necesario tomar
recursos de donde fuera posible; así es como en varios puntos del
país se reacondicionaron y pusieron a pleno centrales eléctricas
alimentadas con carbón.
De un lado de los cables la más alta tecnología para lograr el
objetivo de liderazgo, del otro lado de los cables una tecnología
tan antigua como descartada por depender de recursos no renovables
cercanos a la extinción y -en especial- por ser altamente
contaminante y perjudicial para la salud.
Si obtenemos el liderazgo que buscamos dispondremos de recursos
para corregir todas las consecuencias de nuestra carrera
vertiginosa hacia el objetivo fijado, podría ser una síntesis del
criterio aplicado.
Cada cosa a su debido tiempo priorizando lo importante porque
es cierto que sin riqueza el país tampoco tiene chances de
resolver los daños y las consecuencias de la contaminación siendo
claro que tener menos contaminación por ser pobre no es un mérito.
LIBRES DE CULPA
Estamos acostumbrados a ser responsables, o siempre estará
quien nos haga responsables por nuestros hechos, por lo que el
modelo incorporado es la aceptación de las consecuencias que
generamos con nuestros hechos y la oportuna compensación con la
pretensión de que sea equilibrada y nos deje conformes a todos los
involucrados.
Dañamos y compensamos para quedar libres de culpa y cargo.
Nos enriquecemos y donamos una parte de nuestra fortuna para
quedar libres de culpa.
Actuamos y avanzamos tanto como seamos capaces de lograr para,
en el momento que sea oportuno o en aquél en que nos lo exijan,
incorporemos en el balance los perjuicios generados para ofertar
lo necesario y obtener nuestra redención.
Lo que estamos haciendo es poniendo al tiempo en un único plano
donde su linealidad solo nos permite obtener valor a cambio del de
otros logrando que ambos retrocedamos.
¿Qué alternativa nos queda?
PONER EL TIEMPO
A FAVOR
El tiempo tiene una dimensión poco explorada que es la
sincronía; si evaluamos nuestros planes de forma sustentable
podremos evitar daños perjudiciales no solo en nuestra economía
sino también en la comunidad de la que formamos parte y en el
medioambiente.
En vez de poner en fila nuestros actos y a continuación las
consecuencias para evaluar de qué forma repararlas ponemos en
simultáneo nuestros actos con la prevención que nos evitará
encontrar secuelas negativas.
Dejamos de ganar a costa de otros para hacerlo al mismo tiempo
en que los enriquecemos con un resultado de valor para todos;
pasamos de ganar para luego ayudar a ganar al tiempo que mejoramos
el espacio en donde ganamos y la riqueza abarcadora nos facilita
el resultado.
Si pensamos, y actuamos, en sincronía con el resto de la
comunidad ponemos el tiempo de nuestro lado y los resultados de
valor nos abarcan.