Editorial

Crisis: responsables

Crisis: responsables

Aun cuando se produjeron numerosos desacuerdos entre sus miembros, finalmente la comisión investigadora encargada de establecer los orígenes y responsabilidades de la crisis financiera de 2008, llegaron a las conclusiones que fueron difundidas hace unos días. La principal y más destacada conclusión es sin duda que "la crisis se podría haber evitado", existiendo tres factores a los que se considera decisivos para el desenlace de una crisis que, si bien tuvo sus orígenes y principales consecuencias en los Estados Unidos, repercutió fuertemente en el resto del mundo, tal como ocurre con esta clase de situaciones desde que impera en el mundo la globalización.
EE.UU. tiene muchas deficiencias, es cierto, pero también tiene cosas destacables, y el llegar a la verdad -o al menos intentar su búsqueda- en cualquier situación que se presente, por más intereses o personas que se afecten, es una de ellas. En este caso, como responsable del origen de esta crisis que hizo tambalear al mundo, con potentes impactos negativos en las finanzas, ese país que es no sólo la mayor potencia mundial por su poderío militar sino también por ser -y por gran diferencia- la economía más poderosa y de mayor volumen, decidió buscar las causas que motivaron la explosión de tan dura crisis.
¿Cuáles fueron en definitiva los tres factores que desencadenaron la crisis y podrían haberse evitado?, pues "graves fallas en la regulación, groseras falencias en la dirección de las empresas, e imprudentes tomas de riesgos por parte de los bancos".
Una de las instituciones que quedó bajo el foco de la responsabilidad, en gran medida, fue la Reserva Federal, de modo especial durante la presidencia de Alan Greenspan en el lapso 1987-2006, como así también el sector de los reguladores financieros, quienes deben hacerse cargo de haber permitido ingresar al mercado productos con alto riesgo por su complejidad.
Es probable, consideran los entendidos, que el informe final hubiese sido aún mucho más drástico y contundente de haber existido un mayor nivel de coincidencia entre los miembros de la Comisión, ya que también allí prevalecieron diferencias de contenido político en la evaluación final, pues en tanto los representantes demócratas aprobaron el informe, los republicanos dieron un dictamen en disidencia.
Sobre Greenspan, quien fue una figura dominante durante dos décadas en las finanzas estadounidenses, y por lo tanto con amplia repercusión en todo el mundo, la Comisión sostuvo que "fue responsable de haber empujado a la desregulación a los mercados financieros a lo largo de todo su mandato y de no haber puesto término al desarrollo de los préstamos inmobiliarios tóxicos".
También de deslizan críticas y cuestionamientos tanto a republicanos como demócratas, pues sobre George Bush su mayor culpa estuvo en haber dejado ir a la quiebra a la firma Lehmann Brothers, en tanto que Bill Clinton es mencionado por su excesiva permisividad en cuanto a productos financieros dudosos y que fueron los que motorizaron la crisis, mientras que Tmothy Geithner, titular de la Reserva Federal a comienzos de la crisis y en este momento secretario del Tesoro, por no haber afrontado con seriedad las señales de socorro lanzadas por Lehmann y Citigroup.
Tampoco quedó exceptuada la Comisión de Valores, a quien se acusa de haber incumplido su misión cuando resolvió autorizar a los bancos a la reducción de sus encajes, por lo cual los mayores bancos de negocios disponían sólo de un dólar por cada 40 de capital para cubrir pérdidas, "lo cual significa que una baja del 3% del valor de sus activos podía hacer desaparecer la empresa", según se aclaró.
Los republicanos que se pronunciaron en disidencia, sostuvieron en su propio informe, que las conclusiones generales de la Comisión "hacen muy poco caso de los factores internacionales y no separa debidamente las causas de los efectos", extendiéndose además en consideraciones políticas posteriores a la crisis misma, como por ejemplo con críticas a las medidas dispuestas por el presidente Barack Obama, sosteniendo que la actual regulación bancaria "es desmesurada" y que además "tendrá consecuencias graves sobre crecimiento y creación de empleos".
Se advierte, de tal modo, que la intención de establecer responsabilidades existió y resultó contundente, aunque sin eximirse de cuestionamientos políticos.

Autor: Redacción

Estás navegando la versión AMP

Leé la nota completa en la web