Editorial

Crisis energética

A pesar de lo que reitera una y otra vez el Gobierno a través de una de sus principales espadas, el ministro de Planificación Federal, Julio De Vido, Argentina atraviesa desde hace años una importante crisis energética. A tal punto es real el problema que ni siquiera las estadísticas del INDEC lo desmienten.

El superávit comercial de junio fue de “apenas” 1.019 millones de dólares. El “apenas” tiene que ver con que en el mismo mes de 2010 había sido de 1.309 millones, un 22% superior.

En la reducción del superávit tuvo mucho que ver el crecimiento de las importaciones, que alcanzaron los 6.904 millones, un 37% más que hace un año, y que le recortaron distancia a las exportaciones, que reportaron ingresos por 7.922 millones de dólares, aumentando sólo 24% más que en junio del año pasado. En el caso de las ventas externas, el salto es más consecuencia de un aumento en los precios (23%) que de los volúmenes vendidos (2%). Para las importaciones es al revés: las cantidades subieron 24, y los precios, 10 por ciento.

De esta manera, por tercer mes consecutivo el intercambio comercial tuvo un resultado negativo, debido al récord de importaciones, fundamentalmente de combustibles y lubricantes. La balanza comercial arrojó en el primer semestre del año un superávit de 5.786 millones de dólares, cifra que significó una fuerte caída del 21 por ciento respecto del mismo período del 2010. Y eso se produjo fundamentalmente por el constante aumento en el volumen de las importaciones, dentro de las cuales se destacaron en forma especial los combustibles. Según datos del INDEC, entre las compras al exterior sobresalieron "el incremento de Combustibles y Lubricantes, Bienes de Capital, Bienes Intermedios y Piezas y accesorios para bienes de capital".

Lo que desequilibró la balanza fueron, en concreto, medidas que se toman para atenuar los efectos de la crisis energética: las compras de gasoil y fueloil para hacer funcionar las centrales eléctricas ante la falta de gas, y de gas natural licuado, insumo que llega a los barcos de Bahía Blanca y Escobar para ser regasificado y que se emplea porque la oferta local no es suficiente.

Continuaron en importancia, de acuerdo con el informe del INDEC, las importaciones de bienes de capital como tractores de carretera para semirremolques, computadoras portátiles, grupos electrógenos de energía eólica, máquinas de sondeo rotativas y chasis con motor y cabina para transporte de mercancías. Entre los bienes intermedios, lo más adquirido fueron fosfato monoamónico y diamónico, alúmina calcinada, minerales de hierro y urea con contenido de nitrógeno. Entre las piezas y accesorios para bienes de capital, neumáticos de caucho, cajas de cambio para autos, partes y accesorios de carrocerías para transporte de personas, y partes para aparatos receptores de radiotelefonía y televisión. Y entre bienes de consumo, videojuegos para TV, herbicidas, medicamentos, calzado con suela y motocicletas.

Del otro lado, lo que más se exportó fueron las manufacturas de origen industrial, que subieron 34%, seguidos por las manufacturas de origen agropecuario (+31%) y productos primarios (+16%), en ambos casos sólo por precios: mientras las cantidades cayeron 3% y 18%, respectivamente, los precios subieron 35% y 42%, respectivamente.

En este marco, el ministro De Vido aseguró días atrás que "no falta ni va a faltar combustible", y volvió a culpar a las "campañas mediáticas que generan sensación de escasez" de naftas y gasoil. "Gran parte de las reservas de combustible del país, en vez de estar en los tanques de las estaciones, están en los tanques de los autos nuestros", razonó el funcionario K. El particular relato de De Vido se produjo al mismo tiempo que la petrolera YPF anunciaba que, en medio de la marcada escasez de combustibles, aportará más de 1.100 millones de litros adicionales de naftas a partir de 2012.

Así, mientras las importaciones crecen a un ritmo poco aconsejable, las industrias tienen problemas para mantener sus niveles de producción a causa de los cortes de gas, y en las estaciones de servicio escasean las naftas y el gasoil, el Gobierno continúa con su tarea de negar o relativizar la situación. Aunque la crisis energética es tan real que el accionar oficial termina siendo, paradójicamente, un innecesario gasto de energía.

Autor: Redacción

Estás navegando la versión AMP

Leé la nota completa en la web